Close to you

Capítulo XXXXVII: El fin

La observo con seriedad, estoy segura que si las miradas mataran, ella ya estaría quemándose en el mismísimo infierno. Luisa se encontraba hablando con una chica del salón, la única que no la juzgaba por lo que me había hecho; la verdad estoy casi segura que se quiere hacer la víctima, que mal por ella porque ahora nadie le cree, maldita mustia ahora va la mía.

Grupo Amiguitos

Tiare: Amigos está hecho.

Jocelyn: Espero excelentes resultados. Manda las fotos

Dentro del chat, Tiare adjunto unas fotos besándose con un chico moreno y de ojos verdes, eran fotos perfectas y bastante comprometedoras.

Andy: Te debo una, amiga.

Tiare: No me debes nada. La verdad es que besa bien rico.

Jocelyn: Buen trabajo, perrita. Ahora mismo las mando a mi contacto, que se prepare esa hija de la chingada.

Sonrió llena de satisfacción, les contare rápido, la pobre de Luisa estaba quedando con un chico, desde mi punto de vista era un chico más del montón, pero parecía que lo quería.

Había convencido a Xiomara de decirme todo el chisme, porque era la única que sabia todo el chisme, mi amiga dudo en contarme, pero una parte de mi piensa que se siente culpable porque ella hablo sobre mi relación con Ernesto con esa vieja.

El caso es que mañana habrá fotos de mi amiga Tiare con el chico este besándose y haciendo… otras cosas, no es lo que piensan, nada de desnudos porque si no cancelan el periódico.

Se que no es la gran venganza, pero Luisa se ha quedado sin amigos, tiene mala fama y ahora no tendrá novio, todo esto aunado con su baja autoestima pues… estoy segura que será otro gran golpe.

Y no pueden saber la satisfacción que tendré.

–¿Por qué esa sonrisa? – inquiere Dante cuando vamos de regreso a casa.

–Nada– respondo con simpleza. Tomo su mano y recargo mi cabeza en su brazo.

–Aja, fingiré que te creo pequeña diablilla– utiliza el nuevo mote para mí.

Le he contado todo el plan a Dante, de ahí el mote de diablilla, tengo que admitir que a Dante no le molesta mi nueva faceta y eso me agrada; me gusta que me acepte tal y como soy.

–Mañana saldrán unas fotos en el periódico escolar y en redes sociales– le comento finalmente.

–¿de qué son las fotos?

–De Tiare besándose con un tal Cristian– levanto mi mirada y veo a Dante observándome con detenimiento y con el ceño fruncido, decido sonreírle con inocencia.

–¿El supuesto novio de Luisa no se llama Cristian? – inquiere y levanta su ceja oscura, mi sonrisa no se mueve y finalmente niega con la cabeza– Sin comentarios.

–¿te molesta?

–Te apoyare en todo, Andrea– afirma apretando mi mano– La venganza no es buena pero no me puedo imaginar cómo te sientes después de saber lo que te hizo. Aunque lo que si te digo es que debes tener un límite, no quiero que termines mal porque la venganza no es buena y tú no eres así.

–Eres un sol.

–Lo sé, nena, lo sé.

 

Veo las imágenes con una pequeña sonrisa, mi amiga sale muy bien la verdad, el tipo no me interesa ni un poco. Satisfecha me alejo del muro de anuncios y voy a mi salón.

El semestre esta por terminar, de hecho, la siguiente semana son finales y me siento confiada de que me ira super bien, como siempre porque siempre me esfuerzo en cada clase.

Para tristeza de mucho yo no me tengo que acostar con maestros o hacerme la víctima para que me pasen.

Entro a mi salón con tranquilidad, aunque soy detenida por Luisa la cual esta furiosa, sus manos están hechas puños, se ve más desaliñada de lo normal y estoy a punto de temblar como una cobarde pero no lo permito, al contrario, me río en su carota.

–¿se te ofrece algo? – pregunto con amabilidad.

–¡Eres una bastarda! – dijo rechinando los dientes.

Obviamente su grito histérico llamo la atención de todos nuestros compañeros, por suerte aun no llegaba Ernesto, tenia clase con él y lo que menos quiero es que nos vea así. Digo esto porque qué vergüenza ver a dos mujeres peleándose.

–Si, supongo que así se nos denominaba antes a las personas que no tenemos padre– le digo con simpleza– Aunque ya no es muy común.

–¡No te hagas pendeja! – exclama tomándome de las solapas de mi saco. – ¡Esa perra es amiga tuya!

Si, hoy llevo un saco rosa junto con un pantalón del mismo color y unos lindos tacones bajos, es porque tengo que exponer en la siguiente clase.

–Disculpa, pero no sé de qué me hablas– Tomo sus manos con firmeza y las alejo de mi recién estrenado saco. –Si me permites quiero ir a mi asiento.

La miro con tranquilidad, aunque por dentro quiero darle una fuerte bofetada, pero me repito mil veces que yo no soy así y que pelearse con alguien a golpes es de personas…. Prefiero guárdame mi comentario.

Le doy la espalda a Luisa y solo siento como me jala del brazo, soy obligada a darme media vuelta y nos vemos la jeta una vez más.

–¡Vas a pagar lo que me has hecho! ¡Maldita estúpida! – y lo siguiente que siento es un tirón fuerte en mi cabello.

Cariño te has metido con mi gran inversión de este semestre.




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