Código X 77

8-. Venganza

10:21 pm 2 de Enero 2013 Valencia, Venezuela (Presente)


—Así que tengo un clon malvado —murmuré con incredulidad—. ¡De pinga! Esto no pasa todos los días.

—Olvidé decirte algo —se aclaró la garganta—. Necesita tu cuerpo para detener el proceso de descomposición, y si lo consigue, créeme que todos estaremos jodidos.

—Primero tendrá que matarme —sonreí.

—No le costaría demasiado. Tiene muchísima más fuerza que tú, y se sabe todas tus técnicas, habilidades y debilidades.

—¿Y qué se supone que haga? —se me borró la sonrisa de la cara.

—Puedo entrenarte, pero te advierto que no será nada fácil.

—No cuesta nada intentarlo.

—Bien, bien, como quieras —bostezó—. Empezamos mañana.

 

12:03 pm 3 de Enero 2013 Valencia, Venezuela


Desperté somnoliento y con la boca seca; aquella información me había hecho pensar toda la noche, y apenas había dormido unas horas. Después de todo, descubrir que tienes un clon malvado, por muy genial que sea en las películas, no es lo mismo en la vida real.

Calmé la sed con un vaso de agua, y me fui asomando habitación por habitación para ver quién estaba despierto. Cuando llegué a la de Vanessa, me di cuenta de que, lejos de estar dormida como mis demás compañeros, cepillaba su largo cabello rubio sentada en la cama. Sin embargo, al verme, dejó lo que hacía, esbozó una pequeña sonrisa, se puso de pie y caminamos en silencio hacia el balcón.

—¿Qué tal tu noche? —pregunté para romper el silencio que reinaba entre nosotros.

—No muy bien —se cubrió la boca para bostezar—. ¿La tuya qué tal?

—Pésimo, descubrir que tengo un clon no es muy normal que digamos, y saber que tarde o temprano tendré que enfrentarme a mí mismo se siente raro.

—Ni me lo digas, ya tengo bastante con mi propio carácter —se echó a reír.

No pude reprimir una sonrisa, y mientras que Vanessa reía, me fijé en lo atractiva que era. Antes no había podido apreciarlo mucho, pero ahora era imposible no hacerlo.

—Vaya, tienes una linda sonrisa —mi mirada se posó en sus labios.

—¿Ah sí? Entonces supongo que te gustaría verla de cerca —insinuó, acercándose a mí.

Todo marchaba a la perfección, pero como siempre estará el tipo que, viendo que te va bien con la chica te interrumpe por pura maldad; apareció Fran.

—¡Freider, tienes que ver esto! —exclamó, corriendo en mi dirección con algo en la mano.

—¿Qué cosa? —respiré hondo para no estrangularlo—. ¿Qué tienes allí?

—Ten —me extendió un periódico.

El encabezado rezaba: "Casos de canibalismo aumentan drásticamente en África y comienzan a manifestarse en Europa''

24 de diciembre del 2012: "Los polémicos casos de canibalismo que nos sorprendieron hace horas, han aumentado drásticamente en todo el continente africano. La Organización Mundial de la Salud ha determinado que esto es debido a un virus sin identificar, el cual provoca comportamientos extremadamente agresivos en su portador. Según los científicos, este se contagiaría fácilmente mediante fluidos como saliva, semen, sangre, entre otros. De ser así, esto significaría que un simple contacto físico con alguien infectado basta para contagiarse.

A su vez, Moscú (Rusia) es, por los momentos, el único lugar de Europa en el que se han tenido reportes de este extraño patógeno; por lo que el primer mandatario, Vladimir Putin, ha declarado estado de cuarentena en la capital para evitar el contagio a más zonas del país.

Los científicos rusos y de otras partes del mundo, continúan luchando por encontrar un antídoto contra el virus que, hasta los momentos, permanece sin nombre''.

También pude observar reportes de unos cuantos desaparecidos, quiénes en su mayor parte eran de Caracas; entre ellos algunas mujeres, chicos de mi edad, e incluso niños pequeños. Por un momento, me imaginé el dolor que debieron sentir sus padres, hermanos y parejas al ver que aquella persona que amaban nunca volvía a casa. Observé las fotos con detenimiento, y para no seguir divagando, pasé la página.

La siguiente hoja era de la sección deportiva y tenía los resultados de partidos nacionales e internacionales. Sin embargo, ya no tenía ningún sentido leer eso, así que lo pasé por alto.

Examiné todo el periódico en relativa tranquilidad, hasta que sentí una presencia a mis espaldas; me giré en seguida, y noté que JDM había entrado hacía unos segundos.

—¿Ya descansaste? —se colocó a mi lado.

—Sí, ya estoy mejor —asentí.

—Me alegra escuchar eso; y por cierto, no lo tomes a mal, pero tu novia es muy linda.




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