Cohibición

02- Dos amores

[En México ya es de madrugada, lo editare en unas horas]

 

—¡Anneliese, despierta joder! 

Mis ojos se abrieron un poco, no demasiado, aún me daba vueltas la cabeza y lo único que se me ocurrió preguntar fue: 

— Alexandro me va a regañar, ¿Dónde está? 

Me levanté aún tallando mi rostro, no entendí porque Julie estaba frente a mí obligándome a cubrirme con una sábana, no estaba desnuda, solo...

Comencé a llorar, con un grito Alexander sacó a todos de la habitación. 

— No ocurrió nada, ponte el vestido —Alexander ordenó y asentí mientras Julie me ayudaba a ponérmelo, me cambió sus tenis por mis zapatillas y me levanté. 

No me dolía nada, estaba perfecta, pero el mareo obligó a mi hermano a sujetarme, salimos de aquella casa con ayuda de Bryant, Julie se fue no recuerdo cuándo, pero sé que agradecí hacia un árbol. 

Alexander me puso el pijama, me lavo los dientes y me sujetó el cabello, dijo unas cuantas cosas antes de desaparecer de la habitación. 

Pasaron minutos casi eternos cuando papá entró con un cinturón a mi habitación, el miedo que sentí era inmenso, lo único que se me ocurrió decir fue: 

— ¡Alexander! 

Pero él no me ayudó, sentí el ardor cada que me pegaba, caí torpemente al suelo entre gritos y dolor, seguía llamándole pero él no venía. 

— ¡Maldita inútil! 

El puñetazo en mi mejilla me debilitó, no quise levantarme, no quise ni respirar, solo guarde silencio mientras lloraba. 

Al par de minutos después Alexander entró con una bolsa de la farmacia, al verme sobre el suelo pensó que solo era parte de mi borrachera, pero al acercarse me levanto rápido poniéndome sobre la cama. 

— Quédate —suplique cuando salió de la habitación, escuché mucho ruido antes de quedarme dormida sin querer. 

Al despertar bajé de la cama casi al suelo, me tambaleó un poco pero logré llegar hasta el lavabo, comencé a lavar mis dientes pero mientras lo hacía una arcada de vómito surgió dejándome contra el suelo del escusado. 

— Ya no quiero más —susurre mientras lloraba en el suelo, mire entrar a Alexander sin playera, me abrió la boca y metió sus dedos obligándome a vomitar más, cuando me detuve lo mire y este volvió a meterme los dedos obligándome a regresar a la perdición. 

Me volví a lavar los dientes, tiré de la palanca, me ayudó a caminar hasta la cama y me dió algo de comer mientras él seguía en su trabajo de universidad. 

Nunca note que lleva más de dos horas haciéndolo, mientras yo dormía él me cuidaba y hacía su trabajo, en ese momento quise lanzarme contra la ventana pero preferí detenerme al mirar su mejilla amoratada, aún más que antes. 

— ¿Le pegaste a papá? 

— Ponte a comer 

— Pero no tengo hambre 

— Entonces duerme 

Dijo sin mirarme, noté que los trazos no marcaban con las anotaciones, el necesitaba descansar por lo tanto tire de su silla pero al hacerlo su mano me detuvo de la cintura con un apretón amistoso. 

— Aún así de golpeado te ves lindo —dije sonriendo nerviosa 

— Te ves linda después de todo —dijo y sonreí aún más. 

Su mano bajó a mis piernas hasta abrirlas y sentarme en su regazo, era una nueva sensación para mí, jamás alguien me había sentado sobre él. 

También note que llevaba mi pijama, supongo que él me la puso mientras dormía, lo abrace del cuello y lo mire fijamente. 

— Julie se sacó la lotería 

— ¿Por qué? 

Me dolía decirlo, me quemaba por dentro 

— Porque te tiene 

— tu igual me tienes 

— pero no como yo quisiera, en cambio ella puede hacer y deshacer contigo lo que quiera, yo me conformo con mirarte. 

— Anny 

— Guarda silencio Alexander, me duele más el rechazo que el silencio. 

— Quiero que no llores más, verte sonreír, bailar, ser feliz, pero no puedo complacerte con lo que me pides 

— Pero tú también lo deseas tanto como yo —finalize y su silencio me dió energía al verlo tragar duro y mirar mis labios—. Solo es uno 

No tardó en que sus labios hicieran contacto con los míos, como me lo imaginé, suaves y delicados, el beso era lento entre mordidas, sin querer solté un suave gemido que lo obligó a detenerse mientras ocultó su rostro en mi pecho. 

Me acerque hasta su oído y susurre un gracias, me levante marchándome de la habitación, me di una ducha comenzando a cambiarme, peine mi cabello y rocíe perfume, salí ya preparada y note como Alexander apenas y se pone la playera, me quedó mirando un poco hasta que el me mira y me hace una señal para que me acerque a él. 

Camino hasta detenerse, con su pulgar levanta mi barbilla y deja un suave beso en mis labios, tan delicado como bello, sonreí y baje los escalones ya que papá no estaba, prepare el desayuno con rapidez, hice una merienda para él y en un papel le escribí algo lindo metiéndolo en su merienda. El bajo guardando todo, comenzó a desayunar para emprender camino a mi bachillerato, siempre me sostenía la mano, eso era de ley ante mis ojos, pero todo eso se derrumbaba cuando la rubia linda corría hasta sus brazos. 

— Bonito, pero que guapo 

Los ojos de Alexander brillaron con delicadeza, me sentí pequeña ante todos, él me miró y la bajó de sus brazos. 

— Ahora te alcanzo, me despediré de Anny 

— Está bien, adiós Anny y suerte hoy —dijo y asentí para no hablar 

El aclarar de garganta a mi lado me hizo mirarlo, tenía la ceja alzada, el timbre sonó y todos comenzaron a desaparecer. 

— ¿Celosa, mi amor? 

— Nop, debo irme 

El asintió y me abrazo 

— Te quiero pequeña 

— También te quiero —finalice dándome la vuelta para caminar, al entrar escuché mi nombre me un chillido, apenas pude mirar al frente cuando Claudia se me abalanzó derrumbandome contra el suelo. 

— ¡¡Anny!! 

— Me aplastas —susurre comprimida 




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