Cómo conquistar a un escritor [y no morir en el intento]

Capítulo 1

Eli, no te olvides de que tienes que venir a mi oficina hoy. Se escuchaba al otro lado del auricular.

Suspiré cansada.

¿Tiene que ser hoy? ¡Estoy en exámenes finales del semestre!

Quería llegar a mi casa para descansar. Estar en el segundo semestre de la universidad y en plenos exámenes finales era agotador. Bueno, si te la pasabas vagando como yo y esperabas solo un día antes para aprenderte todo lo que habías pasado por alto durante cuatro meses. Está bien, no era que fuera una alumna modelo, pero... por lo menos, tenía la vaga idea de que en pocas horas podría hacer milagros si era que llegaba a mi casa antes de las cuatro de la tarde.

¡No puede esperar más! dijo fastidiada mi editora. A las cuatro y media tengo que salir de la oficina, hoy pedí permiso. Y necesito hablar contigo cuanto antes, no podemos seguir dilatando esta situación.

¿Estás en plena labor de parto? pregunté poniendo una cara traviesa.

¿Cómo? ¡¿De qué hablas?!

Hice un esfuerzo por aguantar la risa. Me la imaginaba frunciendo el ceño, en su típico gesto de vieja cascarrabias.

Como hablas de dilatar, y la última vez que te vi estabas subida de peso, yo me imaginé que...

¿Dije que iba a hacer un esfuerzo por no reír? ¡Está bien! Pero, al momento que escuché su voz alterada diciéndome ‹‹Elizabeth Lund, ¿quieres dejar tus bromas de mal gusto para después››, no pude evitar soltar una gran carcajada.

Valeria era mi editora desde hacía casi tres años. Fue la responsable de hacerme una propuesta para publicar mi fanfic "Because of you", un fanfic sobre One Direction que publiqué en Wattpad cuando tenía quince años, que hablaba sobre una chica que era pretendida por los cinco chicos de la banda, hijos del esposo rico de su madre, cuando se mudaba a una mansión de este. Entonces, no imaginaba la repercusión tan grande que iba a tener.

En poco tiempo, aquel se hizo viral, llegando a tener picos de popularidad que hasta ahora se veían reflejados, teniendo cincuenta millones de visitas a la fecha. Tuve giras para firmar libros, eventos literarios en donde debía presentar mi novela, un montón de fans diciéndome que me amaban por escribirlo y que era su escritora favorita, etc. ¡Jamás pensé que mi vida daría un vuelco por un simple fanfic que reflejaba mis sueños de la fanática de entonces...! Y digo entonces, porque al desintegrarse la banda, mis sueños de adolescente se fueron con ella...

A ella le debía mucho. En aquella época yo vivía en provincia, pero mi sueño era vivir en Lima, para estudiar y hacerme de una carrera de escritora, con oportunidades que estaba segura de que en mi pueblo no iba a encontrar. Como atender a todas las actividades de mi editorial requerían de que me trasladara continuamente a la capital, decidí pedirles a mis padres mudarme para mi último año de secundaria.

Ellos en su momento se negaron. Dejar ir a su hija de quince años sola, a expensas de lo que podría pasarle en la gran ciudad, sin ningún pariente que la cuidara, era obvio que no les iba a hacer ninguna gracia. Pero, cuando le conté llorando a Valeria de su negativa, ella encontró una salida.

Gracias a que mi mudanza a la capital iba a repercutir a que la editorial ya no gastase más en los pagos de mis viajes y hospedaje para mis actividades, Valeria me hizo una propuesta: estaría bajo su cuidado, en su departamento de soltera.

Al principio, a mis padres no les agradó la idea. Pero, mi editora les prometió que cuidaría de mí, que no se preocuparan, ya que era una mujer muy madura. A su vez que, en efecto, estudiar en la capital y relacionarme con diversos escritores que vivían aquí, podría abrirme un abanico de oportunidades en mi sueño de convertirme en una gran escritora, las cuales en mi pueblo no iba a encontrar.

Cuando parecía que, por fin, los estaba convenciendo, mi padre, muy tradicional él, siguió negándose, alegando que no tendría dinero para mis gastos diarios que conllevarían mi estadía en la capital. En ese instante, Valeria contraatacó: les informó que las ventas de mi libro iban tan bien, que el pago mensual que recibía por las regalías de estos alcanzaba más que suficiente para mi manutención.

Y así, con mi padre que, aunque había aceptado, no parecía muy convencido todavía, me la había pasado viviendo con ella durante los dos últimos años, hasta hacía pocos meses atrás, antes de que ella conociera a Pedro, su novio actual.

El flechazo entre ambos había sido instantáneo, mágico, de esos que solo se veían en las películas de Hollywood, tan irreales que, si no fuera porque había sido testigo más de una vez de sus "preacostones" -como le llamaba yo a sus besuqueos y caricias impropias, con lenguazo y manoseo incluido en el gran sofá de su sala, sí, dignos de una cuasi película porno-, nadie me creería. Y la entrada en escena de Pedro en la vida de Valeria había cambiado las cosas para nosotras, para bien y para mal.



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En el texto hay: humor, diferencia de edades, amor

Editado: 05.10.2018

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