—Así que Adriana—Le dijo Ethan a Scarlett mientras se sentaban en una banca cerca del lugar donde descansaba su madre. Aún estaban en el cementerio, después de aquel abrazo habían permanecido en silencio un largo rato hasta que Scarlett pensó que era una buena idea tomar asiento.
—Sí, estaba muy preocupada por ti.
—Siempre está preocupada por todo el mundo, necesita relajarse, vivir su vida adolescente.
—Es normal que se preocupe, eres su hermano, y que desaparezcas por semanas no la ayuda a relajarse—Le reprendió Scarlett.
—Voy a llamarla más tarde—Cedió el joven—¿Te contó lo que sucedió? —Preguntó con la mirada perdida en algún punto lejano.
—Sí, me dijo que fue cáncer—Respondió la joven con delicadeza.
—De estómago—Confirmó el Ethan casi en un susurro.
Scarlett tomó un respiro profundo y entrelazo su mano con la del joven, el pecoso se sorprendió al sentir el tacto de su suave piel, pero le gustaba saber que ella estaba ahí, para él.
—¿Porque pasas por esto solo?
El joven pensó por unos segundos que responder, no sabía porque, pero no soportaba escuchar a nadie hablando sobre su madre, y pasar días como esos con alguien significaba escuchar cientos de comentarios sobre la persona que solía ser aquella mujer de sonrisa radiante.
—Es más fácil—Dijo sin más.
—Yo solía pensar los mismo—El joven la miró atento a lo que estaba por decir—Cuando mi papá nos abandonó me cerré por completo, no quería hablar con nadie ni que me hicieran enfrentar el hecho de que ya no estaba—Hizo una pausa y centró sus ojos en los de Ethan—Pero luego me di cuenta de que mi hermana estaba sufriendo de la misma forma que yo, y que ella me entendía —Dijo a la vez que acunaba el rostro del joven con su mano libre—No estás solo Ethan.
Él cerró los ojos ante el tacto, aquellas cuatro palabras llegaron a sus oídos como un bote salvavidas y el susurro de su voz acariciaba suavemente cada una de sus heridas, aliviando el dolor. Ethan presionó su rostro contra la mano de la joven, quería sentirla, sentir su calor y la paz que le transmitía.
—¿En dónde estuviste todo este tiempo? —Preguntó el joven que aún mantenía los ojos cerrados.
—Estuve aquí todo este tiempo ¿Recuerdas? —Le respondió la joven—Observándote—Ambos rieron ante aquel comentario que aludía al continuo acoso realizado por Scarlett—Que tus oscuros ojos no supieran verme es otro tema.
Ethan finalmente abrió sus ojos y se clavaron en los de Scarlett, estaban demasiado cerca, ambos podían sentir sus respiraciones. El joven estiró su mano y la acercó al rostro de la pelirroja presionando suavemente el dedo pulgar sobre sus labios, la respiración de ambos se aceleró y de repente se dieron cuenta de lo mucho que llevaban esperando por aquel momento. Scarlett sentía su corazón latir rápidamente y Ethan no se le quedaba atrás, no podía creer todo lo que esta chica pelirroja lo hacia sentir. El joven retiró su mano y la posiciono en el cuello de la pecosa, atrayéndola más hacía él, se detuvo un momento para mirarla a los ojos y la joven respondió cerrando, finalmente, el espacio que los separaba.
Aquel beso fue suave y dulce, pero no se comparaba con nada que ninguno de los dos hubiera sentido antes. Scarlett posiciono sus manos en el cuello del joven, acercándolo más a ella y profundizando el beso. Sus labios se movían en una sintonía perfecta, como si se conocieran de una vida pasada. Una corriente eléctrica recorría el cuerpo de ambos, no escuchaban más que los latidos de su corazón. El mundo había desaparecido y con el las preocupaciones, no había miedo, no había angustia, solo paz y seguridad.
La falta de aire los obligó a separarse y una sonrisa se formó en los labios de ambos, no podían creer todo lo que acababan de sentir. Ethan le dio otro pequeño beso que hubiera llegado a más de no ser la llamada entrante en el teléfono de Scarlett, se separaron y la joven contestó su celular algo distraída.
—¿Dónde estás? Ya casi es hora de cenar—Dijo su hermana al otro lado de la línea.
—Llegó en un rato.
—¿En un rato? Te necesito aquí ya
—De acuerdo—Cedió la pelirroja—No te alteres
—No me altero—Gruño su hermana—Deberías estar aquí.
—Bien, voy de camino—Su hermana había estado algo agresiva últimamente debido al embarazo así que no era muy buena idea llevarle la contraria.
—¿Tienes que irte? —Dijo Ethan haciendo un puchero en cuanto la joven cortó la llamada.
Scarlett sonrió tontamente ante la actitud del joven y le dio un pequeño beso para luego decirle que tenía que ir a cenar con su familia, pero no quería alejarse él, así que decidió llevarlo con ella.
—¿Quieres acompañarme?
—¿Llevarte a tu casa? —Le pregunto el joven algo confundido.
—Sí, y quedarte a cenar—Aclaró.
Ethan sonrió ante aquella idea, le agradaba porque así no tendría que alejarse de la pecosa, pero le resultaba un poco incómodo pensar en pasar una cena del día de la madre con la familia de la joven.
—Va a estar bien—Lo incentivó Scarlett con una sonrisa—Mi familia es inofensiva
—¿No le molesta a tu mamá?
—No seas tonto, ella te recuerda con mucho cariño
—¿Le estuviste hablando a tu mamá sobre mí? —Preguntó divertido.
—¿Le estuviste hablando a tu hermana sobre mí? —Contraatacó Scarlett
—Touche pecosa, touche —Dijo mientras se ponía de pie y entrelazaba sus dedos con los de la joven mientras caminaban hacía el vehículo.
Cuando llegaron a la casa Scarlett abrió la puerta e incentivo a Ethan a entrar, ella pudo notar que se encontraba un poco nervioso, pero no sabía si era por conocer a su familia o porque se sentía incómodo celebrando en día de la madre de aquella manera.
El joven le dedicó una sonrisa y entró tras ella, la sala se encontraba vacía, pero se escuchaban voces provenientes de la cocina.
—¿Mamá?