Como un muñeco de nieve

Una noche nevada

Era invierno, los copos de nieve caían lentamente con tanta calma en una noche fría donde solo se escuchaban los maullidos de algún gato callejero.

En aquel edificio…

 -LARGATE¡¡ NO QUIERO SABER NADA DE TI, NO ESPERES QUE ACEPTE ESA UMILLACION DE TI¡¡¡¡¡… -Unos gritos de repente se escucharon de aquel edificio, de la ventana se veía la luz encendida y de repente un portazo se escuchó.

-Salí a toda prisa, solo sentía como mis mejillas se humedecían poco a poco y cada vez más y más húmedas,  era aterrador, me sentía tan miserable…

Corrí y corrí como si no existiera nada a mi alrededor, como si fuera la única persona en este mundo del cual quería escapar, seguía corriendo sin descanso, tantas calles que al final no supe dónde estaba, seguía molesto, no podía soportar el desprecio que mi padre en aquel momento me mostro, en sus ojos solo veía la vergüenza que sentía, el desprecio y odio que sentía por mí, de alguna manera su desprecio me dolía tanto que quería en ese momento desaparecer de todo y ser ese hijo que el tanto deseo….Me maldije tanto que no sabía que más hacer…

Ya cansado de tanto correr me detuve, sudando y aun con lágrimas en los ojos, sin aliento por tanto correr, me sostuve poniendo las manos en la rodilla, pero ellas no respondían, así que  caí al suelo de rodillas, aun sentía como de mis ojos brotaban lágrimas, se sentía como la fría brisa tocaba mis mejillas.

Me puse a pensar por qué tenía que ser así, porque tenía que vivir de esa manera, porque no era aceptado por mi padre a quien quería tanto.

-Él siempre me apoyo desde que mama falleció, porque ahora no lo hace, que fue lo que hice mal, porque no me apoya como siempre lo ha hecho, ¿porque??

Pasado un rato, ya más tranquilo vi a mi alrededor y me di cuenta de que no sabía dónde estaba, era obscuro, solitario, los árboles se movían con el compás del sonido del viento, solo se vea en una esquina una lámpara (de esos que siempre están en los parques) a su lado una banqueta algo vieja y maltratada.

Me levante de donde me encontraba, me acerque a ella y decidí sentarme y pensar un poco, no me había percatado de ese rechinido de algún columpio viejo y oxidado, pero no le tome tanta importancia, observe por unos segundo mi alrededor, se veía como los copos de nieve caían con mucha calma como si estuvieran disfrutando el movimiento del viento el cual las movía como si estuviesen bailando, cayendo al suelo, cubriéndolo con su hermoso color blanco, tan blanco que me hacía sentir calmado, el ver como vestían las copas de los árboles que se encontraban a mi alrededor. Acache la mirada, solo observando el suelo, pensando en cosas no muy claras, que cada ves de volvían más confusas dejando mi mente en blanco como si eso fuera lo que realmente quisiera desde un principio. ..

Ya era de noche, vi mi reloj ya eran casi la 1 de la madrugada, sin darme cuenta me pase pensando en tantas cosas que no vi pasar el tiempo.

De repente, a lo lejos se escuchaba como unas pisadas se hacían cada vez más y más fuertes, el columpio que anteriormente hacia un ruido ya no se escuchaba, solo se escuchaban esos pasos que cada vez más se acercaban, en frente mío solo veo una silueta toda negra que se hacía cada vez más y más grande, entonces…

El se detuvo frente a mí, yo que tenía la cabeza casi cacha la enderece y mire al frente, sin darme cuenta, mis ojos lo  miraron fijamente, quede deslumbrado, su rostro destacaba tanto, una piel tan blanca haciendo juego con aquella noche nevada, sus labios también pálidos sin color alguno, a penas y se veía, sus ojos eran como dos zafiros que deslumbraban tanto hasta el punto de lastimar mis vista, su sonrisa era tan bella que me hacía perderme más y más en ella, de sus ojos emergía un destello haciendo referencia al hermoso ser que se encontraba frente de mi…

-soy Alex…

De repente… escuche su voz, no sé cómo explicar el cómo me sentí en ese momento, unas horas antes estaba devastado pero ya no, era todo lo contrario a como me sentía antes, era como si fuera un sueño, como…era un sentimiento tan extraño, algo confuso pero lindo.

-Soy Alex mucho gusto.

Su mano se extendió dirigiéndose a mi…y yo aun sin palabras y deslumbrado por tan repentina aparición…

Eh... o perdón… soy Ian, mucho gusto.

Estreche su mano, era tan cálida, no quería soltarle, si tan solo nos quedáramos así un poco más… pero no.

¿No te había visto por estos lugares, eres nuevo aquí cierto?- interrumpió mi pensar.

 -eh, ah eh si, apenas he llegado, una semana. E estado aquí una semana. -¿puedo?- dijo el, señalando con la mano el lugar vacío en la banqueta justo a mi lado.




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