Como whatsappear un te quiero

DÍA 14

BIANCA:
Ya han pasado siete días desde el accidente de Ciro, y todavía seguimos sin señales de una recuperación. Es increíble como en ocasiones una semana se puede hacer eterna. Eterna porque estás esperando que se produzca un milagro, que quizás nunca llegue a suceder.
No he dejado de ir a visitarlo ni un solo día. Cada minuto que paso a su lado es para sostener su mano, al tiempo que leo e voz alta sus libros favoritos. Tampoco he dejado de escribirle, de enviarle whatsapps, pues aguardo con ansias comtemplar el doble tick azul que me indique que el milagro se produció.
Ahora mismo me encuentro escribiendo un nuevo mensaje, uno de tantos cientos que ya he enviado. Me encuentro sentada en un banco del retiro, el mismo en donde esperé a que mi admirador apareciese. Observo a las parejas felices pasar agarrados de la mano, y me imagino la mano de Ciro sobre la mia. Unas manos entrelazadas como señal de nuestro amor.

-Bianca: ¿Te puedes imaginar en donde me encuentro ahora?. Me encuentro en donde una de mis peores pesadillas se hizo realidad. Estoy sentada a la sombra en el Parque del Retiro, sola, viendo a las parejas pasar. Deseando con todas mis fuerzas que en el futuro nosotros seamos una de esas parejas. Quiero que tu mano me devuelva mi agarre con fuerza;no quiero ser yo la única que sienta nuestro agarre. No te puedes ni imaginar la de veces que he soñado con tenerte a mi lado una vez más. Incluso te estoy leyendo Harry Potter. ¡Maldita sea Ciro! ¿Por que nos tuvo que pasar esto? ¿ Por que la vida juega así con nosotros?¿Por que esta no hace más que quebrantar mi corazón en mil pedazos?Dios, he derramado ya tantas lágrimas que mis iris  están enrojecidos. Ya no tengo más lágrimas, pues ahora mis ojos ya se encuentran secos.
Nunca le he dicho esto a nadie antes, pero creo que es necesario que lo sepas. Tú fuiste el que me salvó la vida después de la muerte de mi padre. Cuando lo perdí sentí que mi mundo se derrumbaba, pues mi burbuja de felicidad en la que vivía estalló de golpe. Después de ese día lo único que quería hacer era desaparecer para siempre. Quería que el dolor se fuese, pues ya no lo soportaba. La gente siempre me preguntaba ¿Como estás?, ¿Como llevas lo de tú padre?,¿Quieres hablarlo?, ¿Si quieres te recomiendo un psicólogo?... y luego estuviste tu. No me hiciste ninguna pregunta, ni me forzaste a hablar; solo me abrazaste muy fuerte y me dejaste llorar sobre tu hombro. Una vez que terminé de llorar conseguiste lo que nadie había logrado. Me hiciste reir, con una de tus bromas. Me dijiste literalmente "¿Quieres que vayamos de caza Bella para saciar tu sed, para hacer desaparecer el tono rojo de tus ojos?". Fue una frase tonta, pero aún así conseguiste hacerme sonreir. Tienes que despertarte Ciro, porque añoro tus estúpidas bromas.

Le doy a enviar al mensaje al mismo tiempo que me levanto para coger el metro que me lleva al hospital. Hospital en el cual recibo la noticia que menos esperada.

CIRO:
He perdido la cuenta ya del tiempo que llevo encerrado en esta habitación. Una habitación que poco a poco se ha ido llenando de luz, gracias a las fisuras que se han ido formando. Fisuras que me han transmitido una voz suave, dulce y cálida. Quiero salir de esta, a pesar de que ahora ya hay luz. Deseo volver a ver su rostro, sus ojos, escuchar su voz. Tengo que terminar lo que empecé. Debo decirle ese Te quiero, que tanto tiempo he ocultado.
Delante mio aparece una puerta, una puerta de vibrantes colores: el verde de la esperanza; el amarillo de la alegría; el azul de la comprensión y el rojo del amor. Me siento atraída por esta, y veo en ella una forma de escape a esta horrible prisión. Me voy acercando poco a poco,y cuando estoy justo en frente de esta el temor me invade. Me bloqueo completamente sin saber que hacer. Estoy asustado ante lo que puede aparecer ante mis ojos, pero al final su voz me llena de la valentía que necesitaba. "Necesito que despiertes Ciro. Te añoro tanto" Esas son las palabras que hacen que cruce la puerta.
Me encuentro en una habitación de hospital. Estoy tumbado en una de sus camas, con una pierna escayolada. Mi cabeza late fuertemente, al tiempo que mis ojos tratan de acostumbrarse a la luz de nuevo. Todo lo sucedido me viene a la cabeza de repente, haciendo que lance al aire un grito de frustración. Grito que alarma a una de las enfermeras que entra corriendo a mi habitación. Ambos nos miramos a los ojos, y pocos segundos después sale corriendo por la puerta. El Bip de un móvil me hace mirar a la mesilla que se encuentra a mi lado. Se trata del mio. Es increible que haya sobrevivido a pesar de todo. Lo agarro, y contemplo los últimos mensajes. Son de Bianca. Todos son de ella. Sabía que la voz que escuchaba en mi prisión me era reconocida. Una voz tan angelical solo podía venir de ella.

-Ciro: Tu sí que me has dado la vida Bianca-Le doy a enviar el mensaje en el momento justo en que entran mis padres. Ahora Bianca ya sabía que yo era su admirador y que siempre  tendría a alguien a su lado. Sin embargo lo mejor es que ambos sentimos lo mismo. Este sentimiento tan puro es lo que ha hecho que sigamos con vida.



#43341 en Novela romántica
#28530 en Otros
#9103 en Relatos cortos

En el texto hay: romance joven, drama y romance, amor ciego

Editado: 24.11.2018

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.