Complicado

Capitulo 6: Me libré

—Te lo advertí, tú te lo buscaste

—No puedes hacerme nada —agregue despreocupada—una palabra mía y...

—¿No puedo? —rio con amargura—No hay nada que yo no pueda—aseguró mientras me sujeto del brazo acercándome hacia él—. Te dije que me las pagarías y lo vas a hacer

—¿Según quien? —interrogué con incredulidad—. ¿Según tu? —reí por su actitud, a estas alturas debería haber aprendido que jamás podrá conmigo—. Eso ya me los has dicho muchas veces y...

—¡Cállate! —me ordenó—. ¡Cállate! ¡A ti lo único que te salva es ese bolígrafo! ¡Nada más!

—Eso no es cierto, con o sin eso puedo líbrame fácilmente de ti. —Me zafe de su agarre, pero él volvió a agarrarme, esta vez más fuerte, no mentiré, me estaba doliendo, pero no le daré el gusto que lo sepa—. Y sabes bien que yo si cumplo lo que prometo, en cambio tú —trate de apartarlo de mi, pero fue en vano, rayos, ¿Por que tiene que ser más fuerte que yo? Odiosa biología—. Gritas que me arrepentiré, que mi vida se volverá un infierno por tu culpa, como si eso fuera posible

—Te lo demostraré, ahora no hay nadie, estas a mi merced. —Me acorralo contra la pared.

Ahora solo se me venía a la mente una forma de librarme, pero a mi no me gustaba ganar de ese modo, usar la fuerza bruta nunca fue mi estilo, pero si no tenía otra alternativa tampoco me podía poner exigente. Me acerque, acumule toda la fuerza que tenía en mi rodilla derecha para que dejará de estar tan apegado a mi, solo hay una cosa que me disgusta más que me alcen la voz y es que irrumpan en mi espacio personal.

—Lo lamentar... —no pudo terminar de decir la palabra pues ya se encontraba en el piso gimiendo de dolor.

—Te dije que no te convenía meterte conmigo —hable poniéndome en cuclillas para verlo mejor—. Mira nada más como quedaste

—Maldita, mil veces maldita-hablaba entrecortado mientras mi rostro se contraía, ese rodillazo le había golpeado demasiado fuerte

Viva por mí

—Esto solo lo hice para probarte que yo con o sin mi bolígrafo consigo siempre lo que quiero, deberías aprenderlo de una buena vez. —Me levanté y me alejé, me daba igual si quedaba allí tirado, es su culpa, yo se lo advertí.

Cuando llegue al salón, tarde por supuesto, la maestra me dejo entrar sin mayor alboroto. Después de unos 10 minutos la castaña se me acerco con una rostro tímido y avergonzado.

—Perdón por irme, no te enojes conmigo, por favor, soy una miedosa y no me pude quedar... estaba muerta de miedo... lo siento... lo siento... no te hizo nada ¿verdad? —preguntó afligida mirando cada parte de mi rostros como si buscara un moretón—. Menos mal...—suspiro—. No me lo habría perdonado nunca si por mi culpa te pudiera haber pasado algo, yo quise avisarle a un maestro pero... tuve miedo de solo enfadarlo más... Fabián es malo... no lo hagas enojar... perdón... yo...

Yo me le quede mirando sorprendida, al principio pensé que solo era tímida, pero al parecer tiene serios problemas de baja autoestima y complejo de inferioridad.

—Tranquila —hable para callarla—. No estoy molesta contigo, pude sola con él así que...

—¿A qué te refieres con eso? —me preguntó Catalina—. ¿Qué le hiciste? —se podía apreciar la fascinación en sus ojos

—Dejen los cuchicheos —ordenó la profesora—. Paterson, yo no la deje entrar a mi clase para que este distrayendo a Collins y a Agostini, si es así más vale que salga de mi clase inmediatamente

Yo estuve a punto de defenderme cuando la pelinegra intervino.

—Disculpe profesora, pero ella no tiene la culpa, yo le estaba pasando mis apuntes para que no se atrasará —mintió la pelinegra

—¿Es cierto eso Collins? —se dirigió a la castaña

—Si profesora —respondió con una voz demasiado dulce y sumisa—. Es cierto.

—Bueno —hablo la profesora volviendo a su escritorio—. Pero procuren hacerlo en silencio —ordenó sin usar un tono tan duro como lo fue conmigo

—¿Y...? ¿Qué le hiciste? Adi me contó que...

—Baja la voz por favor —pidió la castaña—. La profesora...

—Ay Adi te preocupas demasiado-rodo los ojos-cuéntame ¿Que...

Por más que trate de no contarles nada, no lo logré, Catalina es muy insistente, tras relatarle lo sucedido no paso mucho tiempo para que la campana sonase y me abarrotará nuevamente con sin fin de preguntas. Por otro lado Adelaida optaba por un apostura más callada y con temor de decirme algo, aunque ya me puedo imaginar que tipo de cosas me diría, las cuales no estaba de humor de escuchar, a ninguna de las dos la verdad, pero eso parecía no importarle para nada a la pelinegra. Pero aunque era irritante, eso no era lo que ahora me estaba inquietando sino que varios de los alumnos y alumnos se me quedarán mirando, no era una persona que se sintiera cómoda teniendo toda la atención del mundo.

—¿Por qué todos...

—¿Por qué te están mirando? Es obvio, ayer humillaste a Lincy y Fabián, Lincy querrá cobrárselas, seguro a estas alturas ya habrá puesto a todo el colegio en contra tuya si es que Fabián no lo ha hecho

—Debes tener cuidado —intervino la castaña—. A nosotras nos agradas, pero a los demás...

—¿Qué es lo peor que me pueden hacer? ¿Insultarme?

—No conoces a Lincy, ella puede lograr que te expulsen o humillarte públicamente, eso sin...

—Eso solo funciona si demuestras miedo, yo no le tengo miedo, solo es una chica más como nosotras, no podrá...

—¡Cuida tus palabras estúpida! —bramó una voz estridente acompañada de tres siluetas más por detrás—. ¡Yo no soy igual a ustedes! ¡Ubícate! —chilló acercándose según ella para intimidarme

—¿Me hablas a mi? —pregunté como si no le hubiera prestado atención

—¡Obvio que te hablo a ti! ¿Acaso vez a otra estúpida en este lugar?

—Si —respondí sonriente—. A ustedes cuatro. —Las señale con burla.

De inmediato pude apreciar como sus rostros se pusieron rojos del coraje, jamás me cansaré de esto.



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En el texto hay: amor odio, despedidas, problemas y amor

Editado: 30.09.2024

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