—Eso debería decirlo yo —le contesto lo suficientemente para que él oyera—. ¿Así que ahora eres su niñera? —preguntó mirándome con una sonrisa.
¿Por qué sonríe?
—Algo así —respondí desviando la mirada y dirigiéndome hasta la azabache y la castaña—, deberían ser menos asustadizas, ya ven, no me paso...
—¿Podemos hablar? —preguntó con un tonito impaciente.
—¿Conmigo? —pregunté sin mirarlo, francamente no quería perder mi tiempo con él.
—Si —respondió
Me volteé para verlo mejor, por alguna razón parecía un tanto nostálgico y afectado.
—Hay algo... —miro hacia la puerta como si quisiera percatarse de algo—, que tienes que saber —volvió la mirada en mí.
—¿Sobre que? —lo miré con desconfianza mientras mi mente analizaba sobre que supuestas cosas querría hablarme.
—Preferiría que fuera en privado —pidió mirando a las dos gallina asustadizas que estaban atrás mío.
—No veo... —volteé mi vista para verlas, pero ambas prácticamente corrieron hacia la puerta y desaparecieron tras ella como si fuera su salvación—. Por lo visto a algunas les cuesta pensar por si mismas... —susurré con decepción mientras movía mi cabeza de derecha a izquierda.
—Mejor así. —Arqueé mi ceja ante ese comentario, el cual retumbo en mis oídos como una molestia incesante que necesitaba callar.
—¿Qué quisiste decir con eso? ¿Te parece bien que cedan ante cualquier...
—Feminista —susurró mientras se piñizcaba el puente de la nariz—. Disculpa, solo era una forma de decirlo.
—¿Una forma de decirlo? ¿Qué quieres decir exac...
—No quiero pelear —me interrumpió—. Fue una metida de pata, algo que dije sin pensar, podemos dejarlo así, hay algo que realmente necesito decirte... —Parecía un tanto apurado, como si tuviera algún temor de que alguien lo descubriera hablando de esto—. Es sobre Fabián, yo... —su tono era entrecortado—, prometí no decirlo pero... —bajo su vista mientras colocaba una mano sobre su nuca—. Hay algo que debes saber de él.
—¿Yo...? ¿Por...
—Por lo que escuche, su padre te...
—Sí ¿Y eso...
—Creo que deberías ser menos... —trató de buscar una palabra—, dura con él
—¿Disculpa? ¿Quieres que ceda con él? —me indigne—. Ni siquiera sabes lo...
—Conozco a Fabián, sé de su... —levanto la vista con una agría sonrisa—, complicado temperamento.
—¿Complicado? Explosivo diría yo, además no deberías preocuparte por Fabián, según vi él te amenazo y eso...
—Es su manera de comunicarse —lo excusó con una mirada adolorida.
—Pues debería cambiarla —protesté.
—Tú no sabes porque es así.
—Y supongo que tú quieres contarme.
—Debo hacerlo. —Miro a la puerta y luego volvía su vista al suelo, comenzó a hacer eso repetidas veces.
—Fabián te esta pagando ¿no es así? Sí, él...
—No, claro que no —hablo rápidamente—. Si él se entera que te lo dije, créeme... no será agradable de ver
—Nada de lo que hace es agradable de ver —murmuré—. Pero... ¿Entonces por qué lo haces? —pregunté cruzando mis brazos mientras escrudiñaba su expresión corporal.
—Porque es lo mejor para Fabián, aunque él no lo acepté ya es hora de que deje toda esa irá que tiene en su interior y...
—En eso tienes razón, él todo lo quiere resolver a golpes
—Sí, pero no es su culpa, él...
—Él debe aprender a comportarse, alguien debe ponerle limites antes que...
—Sí, sí, lo sé, por eso te debo contar esto, tú... al parecer a ti si te obedece, a regañadientes pero lo hace y ese es el punto
Eso tambien lo dijo su padre, será que es verdad...
—¿Por qué te preocupas por él? Se nota que no son amigos
—Yo lo considero un amigo, pero Fabián hace tiempo que dejo de verme de ese modo, ahora me trata como si yo si fuera su enemigo o algo peor—un sentimiento sombrío se apodero de su mirada, tristeza
—¿Qué hiciste para...
—Tratar de ayudarlo, ese fue mi error —habló cabizbajo—. Es que... después de la muerte de su madre él cambio, cambio mucho, se volvió más frívolo, más colérico, más abusivo
¿Su madre murió? Entonces esta molesto por eso...
—Básicamente lo que es ahora —vacile, él asintió.
—Éramos amigos en ese entonces —comentó con melancolía—, pero... una vez no estuve de acuerdo con él, empezamos a gritarnos, nos desesperamos, la situación se salió de control, desde ahí... —comenzó a balbucear, tardo un momento en volver a concentrarse en el punto—. Sé que lo tienes amenazado con algo pero... ¿Con qué...? —preguntó mirándome directamente a los ojos, se notaba muy abatido.
—¡Ni siquiera pienses en decírselo! —bramó Fabián acercándose totalmente airado con un aire de intimidación.
¿Acaso es lo único que sabe hacer? Enojarse, enojarse y enojarse... no sé cansa...
—¿Desde cuando hago lo que dices? —pregunté con burla.
—Esto no tiene nada que ver contigo —espetó—. Mantente al margen. —Me miró fijamente.
¿Realmente esperaba que lo obedeciera? ¿Después de todo aún esperaba que yo lo obedeciera...?
Sino me sacara tanto de quicio hasta me hubiera puesto a reír.
—Estas demasiado acostumbrado a que todos cumplan con lo que demandas —hablé con altives mientras me dirigía a la puerta del salón, no quería seguir en medio de ellos.
—No puedes dejarme hablando solo —vociferó.
—Que pena, ya lo hice —dije una vez fuera del aula.
¿Quién se cree? Veo que es alguien muy engreído, pero ¿Hasta donde puede llegar su altanería?
Fabián:
Aún seguía en el aula, refunfuñando por como se comportaba.
¿Por que mi padre tuvo que darle ese poder sobre mi? No soy un puto niño al que ella pueda manejar a su antojo, yo soy Fabián Brown, no un estúpido que obedece las tontas ordenes de una idiota
—Fabián no es lo que... —esa estúpida voz otra vez.