Con amor, Hayley.

Enero 8 de 2017

8 de enero, 2017

Querido Tao:

Para mí, todo esto empezó la mañana de un sábado de septiembre de 2013, cuando recibí aquel detalle.

En aquel año a mi hermana Maya y a varias de sus amigas se les ocurrió organizar una fiesta para celebrar el día del amor y la amistad y jugar al amigo secreto con todos los jóvenes de la escuela. De acuerdo a lo que me contó mi hermana, la idea del juego consistía que cada chico compraría un regalo para una mujer y cada chica compraría un regalo para hombre, y luego en la fiesta se escribirían los nombres de cada participante y se depositarían en bolsas separadas según su género, así se aseguraban de que los chicos entregaran regalos a chicas y viceversa. También tenían planeado realizar juegos que acercaran a los chicos y los ayudaran a encontrar pareja, esto antes de hacer que escogieran al azar en la bolsa a quienes entregarían su regalo. La idea me gustó, mi hermana y sus amigas todos los años hacían fiestas en esta fecha y jugaban a hacer de cupidos, pero era la primera vez que jugaban de esa forma, ya que usualmente se repartían los nombres al azar de todos los participantes antes de la fiesta y en base a ellos, todos compraban los regalos que luego se repartían en la fiesta, pero este año el toque de misterio le ponía un añadido a la fiesta.

De modo que cuando Mila y Sara me dieron la invitación para poder entrar a la fiesta, no dudé en asistir. Sin embargo, cuando el día de la fiesta llegó no tenía ganas de ir, simplemente se me habían pasado las ganas, pues ya hasta tenía listo mi regalo, un bonito reloj de cuero y resistente al agua. El caso es que me bañe y me coloqué mi pijama como clara señal de que no iba a salir a ninguna parte, Maya al verme frunció el ceño y se fue molesta con su novio Jonah a su cuarto a terminar de empacar sus regalos, para llegar juntos a la fiesta que tendría lugar en casa de su amiga Tamy. Cuando estuvieron listos, Maya me pidió tomarle una foto con Jonah y este al verme sin cambiar me dijo:

Hayley, ¿Qué haces en pijama? ¿Por qué no estas lista para ir a la fiesta?

Porque no pienso ir.

Conteste y luego de pensarlo unos segundos complementé.

− La verdad es que no me quiero quedar sentada mientras todos bailan y se divierten con sus parejas.

− Vamos, no seas aguafiestas, llama a tus amigas y ve con ellas, le diré a Mila y a Sara que les den invitaciones, aún tenemos un par.

Esta vez, fue mi hermana la que me animo a ir, sin lograr convencerme.

− Es que ya no estoy de ánimos, Maya. A lo mejor en tu próxima fiesta.

Como no era extraña mi actitud, pues muchas veces he tenido la misma reacción ante una de las muchas fiestas que ella y sus amigas organizaban y a las que solo era invitada porque le caigo bien a todas, a Maya a Jonah les dio igual y se fueron mientras yo me asomaba por la puerta y curioseaba la calle para ver quienes iban en camino como mi hermana, quienes ya habían llegado y quiénes no, pues la fiesta se podía ver al final de la calle.

Resultó que en ese momento te vi, me decidí por ir en pijama a la tienda de alimentos por unas chucherías y te vi comprando en la tienda de regalos de la señora D, que está justo en frente de la tienda. Ahí te encontrabas ausente de mi mirada curiosa, tenías puesto una camisa manga larga de color azul noche, escogiendo el regalo, parecías no decidirte entre la variedad de peluches y tarjetas, me causo un poco de gracia así que hablé desde la distancia sabiendo que no escucharías.

─ Espero que escojas el perro Tao, es y no será igual al de los demás chicos.

Luego, compre mis chucherías y me pasé toda la noche viéndome la maratón de la saga de Crepúsculo mientras las comía, me encantaban esas películas tanto o más que los libros, cuando acabó la última subí a mi habitación y simplemente me fui a dormir, a esa hora de la noche mi hermana aún no había regresado.

Al día siguiente, cuando me dirigí a la cocina para desayunar, mamá y mi Maya me miraron con una sonrisa cómplice en la cara. Me extrañe, era la primera vez que las veía comportarse de ese modo conmigo, no sabía qué estaba sucediendo, pero definitivamente había un motivo para sus miradas sugestivas, sin embargo yo solo tenía algo en mente esa mañana, igual que cada mañana posterior a una fiesta organizada por Maya; extraer todos los chismes y detalles de los sucedido mientras hurgaba en sus regalos, pero algo llamó mi atención.

─ ¿Por qué hay tres bolsas de regalo?

Le pregunté a Maya metiendo mis manos en uno de ellos. Mi hermana negó con la cabeza y después de mirar a mi mamá con la misma cara de antes, respondió:




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