Hailee
—Hailee, cariño, ¿está todo bien? —La voz de mamá se cuela a través de la grieta en la puerta, pero la ignoro, al igual que las tres veces anteriores que ha venido a verme.
Después de escuchar el argumento de Jason y Cameron, hui de la casa de Asher y me escondí en mi habitación. Todo lo que creía saber era mentira. Mi mamá y Kent no se habían conocido después de que él y la mamá de Jason se separaron, para nada. Mi madre era la otra mujer. Y todo este tiempo, Jason lo sabía.
Lo sabía y nunca había dicho una palabra.
No era de extrañar que odiara a mi madre, o a mí, por ese hecho. Siempre he sido tan crítica sobre él y los Raiders. Marcada por mis propias experiencias de crecer sin un padre debido al fútbol americano. Gary Broker había sido una estrella en ascenso en la NCAA. No tenía tiempo de criar un bebé, de jugar a la familia feliz con la chica que accidentalmente embarazó. Tenía mejores cosas que hacer con su tiempo, el ciclo interminable de chicas, fiestas y atención, y todo lo que tenía era un par de fotos granuladas de él y ni un solo buen recuerdo. Incluso después de que yo naciera, él no quería tener nada que ver conmigo. Hubo un puñado de reuniones incómodas cuando era niña, pero no pasaron de mi séptimo cumpleaños cuando finalmente maduró y se estableció con su otra familia, la que realmente le importó una mierda.
Mi madre había pasado años metiéndome ideas en la cabeza, diciéndome que no se podía confiar en tipos como él. Atletas. Deportistas. Chicos que estaban más centrados en sus carreras que en conseguir una buena chica. Pero todo fue una mentira. Porque nos habíamos mudado a Rixon y ella había logrado oler a Kent Ford. Héroe de fútbol americano local y leyenda en ascenso, si no hubiera sido por su accidente que terminó su carrera.
Dios, fui tan ingenua.
Todo este tiempo, había odiado a Jason cuando mamá no solo lo había traicionado a él, ella también me había traicionado a mí.
—Hailee —su voz me saca de mis pensamientos—. Voy a entrar, nena. Ella aparece alrededor de la puerta, dándome una sonrisa preocupada.
—Has estado aquí horas arriba; te perdiste la cena.
—No tengo ganas de comer en este momento.
—¿Pasó algo ... con Jason? —Sus labios se fruncen como si fuera una conclusión perdida—.
Está actuando más gruñón de lo habitual.
Por supuesto que supondría que es por él. Porque durante años se había mantenido al margen mientras nos atacábamos, y nunca había intentado arreglar el desastre.
El desastre que ella había creado.
—¿Alguna vez ibas a decirme? —Las palabras se derraman de mis labios.
—¿Decirte? —dice ella, sentándose en el borde de mi cama—. ¿De qué demonios estás hablando?
—¿Cómo conociste a Kent, mamá?
Su expresión vacila, pero se recupera rápidamente.
—Conoces esa historia, nena. Nos mudamos a Rixon y Kent fue lo suficientemente bueno como para ayudarme con una llanta ponchada y el resto como dicen es historia.
—Lo sé todo.
—¿Lo sabes todo? —Ella inclina la cabeza—. Hailee, no estoy segura…
—Jason me lo dijo. —Ella inhala bruscamente, el ruido perfora el aire y mi corazón. Pero ella no dice nada. No trata de decirme que él está equivocado, que ella no tiene idea de a qué me refiero—. ¿Sabías que él lo sabía?
Escuché a Jason decirle a Cameron que no creía que su padre lo supiera, así que supuse que ella no tenía ni idea.
—Sospeché que él sabía algo, sí. —Mi mamá baja los ojos, pero veo el arrepentimiento allí, la vergüenza coloreando sus mejillas.
—Entonces, ¿es verdad, tuvieron una aventura?
—Nena. —Me alcanza, pero le arrebato la mano—. Los asuntos del corazón nunca son tan sencillos.
Mi madre da un pequeño suspiro.
—¿Asuntos del corazón? —Me rio amargamente—. Rompiste su matrimonio, mamá.
Arruinaste la familia de Jason…
—No es tan simple. —El pánico se eleva en su voz ahora—. Kent y Maryanne estaban teniendo problemas, él se sentía muy solo.
—¿Entonces, pensaste qué harías qué? ¿Ofrecerle un hombro para llorar? Una cama cálida por la noche. ¿En algún lugar para que él escape de su matrimonio de mierda?
—Hailee Raine —me regaña, su expresión endureciéndose—. Sé que estás molesta, pero sigo siendo tu madre.
Lo cual es el punto de mi reclamo. Se supone que los adultos deben dar el ejemplo, ser los que regañan a sus hijos por cometer errores. No de la otra manera.
—Me mentiste —le digo—. Todos estos años, mentiste. Pasé años asombrada de tu fuerza, mamá. Me criaste sola, nunca le pediste nada a papá. Te admiré por no tomar la ruta fácil, por no conformarte con cualquier viejo.
Y había habido bastantes en el camino.
—Y tuve que averiguar por Jason que todo era una mentira.
—Hailee, por favor, déjame explicarte... —Las lágrimas ruedan por sus mejillas, pero no la consuelo.