Con P mayúscula

Capitulo 38:

Cameron

 

Tiro del cuello de mi camisa. Es de color gris oscuro, con las mangas enrolladas; muy diferente de mi jersey o mi polo habitual. Pero quiero que esta noche sea perfecta, por eso había llamado a Flick para pedirle un consejo.

Respirando hondo, llamo a la puerta de Hailee, rogando a Dios que la abra ella y no su mamá  o peor aún el señor Ford. Se abre y mi corazón da un vuelco. Hailee está parada allí con una falda de mezclilla, una camiseta blanca que tiene un escote pronunciado en el pecho y unos tenis con un poco de tacón. Su cabellera rubia está recogida sobre su cabeza, sus lentes mantienen los mechones sueltos alejados de su rostro. Es sencillo, discreto, pero nunca había visto algo más hermosa.

—Hola —finalmente digo encontrando mi voz—. Te traje esto. Le lanzo la caja de brownies y me froto la nuca.

—¿Has estado hablando con Flick de nuevo? —Su ceño se arquea.

—Tal vez. —Sonrío—. Mencionó que te gustaban cuando vine… pero no pudimos comerlos. Las mejillas de Hailee se tornan de un tono rojo intenso, sus ojos se oscurecen. Me inclino, incapaz de resistir el tirón, y beso su mejilla.

—Te extrañé. —Paso mis labios contra su oreja y sus dedos se curvan en mi camisa, arrastrándome más cerca.

—Solo han pasado unas pocas horas. —Gira la cabeza ligeramente, sus labios se ciernen  sobre los míos. La electricidad cruje entre nosotros, los pelos de mis brazos se me  paran, junto  con otras partes. Estoy tan interesado en esta chica, que bien podría haber entregado mi corazón y mis bolas en un pequeño paquete y decirle que me las devuelva cuando termine con ellas.

Robando un beso rápido, me aparto poniendo algo de distancia entre nosotros.

—Probablemente deberíamos irnos, hice una reservación.

—¿Ah sí? —Su boca se curva y no puedo resistirme a sumergir mi cabeza para reclamar sus labios nuevamente.

—Te ves hermosa, Solecito.

—Cam… —Hailee suspira contra mi boca, el ruido suave es una línea directa a mi polla—.

¿Estás seguro de que no podemos quedarnos en casa?

Sus brazos me rodean el cuello.

No quiero nada más que llevarla a su habitación y hundirme profundamente en ella, perderme en ella, pero también quiero que salgamos, que disfrutemos una noche juntos antes de la próxima semana.

—Necesitamos esto. —Sonrío contra sus labios—. Además, no planeo dejarte fuera de mi vista esta noche.

Hailee se echa hacia atrás, frunciendo el ceño.

—No puedo quedarme fuera toda la noche.

—¿Tu mamá o Kent van a tener un problema con eso?

—Bueno, no, no lo creo, pero…

—Ve y prepara algo para que te puedas poner mañana, Solecito, y te espero en mi camioneta.

—Tan mandón —se queja antes de girar sobre sus talones y marchar de nuevo por las

escaleras. Pero no voy a mi camioneta. La espero. Incapaz de separarme de ella ni por un segundo.

Cuando baja las escaleras unos minutos más tarde, empujo la puerta y voy hacia ella.

—¿Lista? Ella asiente.

—¿Me vas a decir a dónde vamos?

Enganchando mi brazo alrededor de su cintura, beso su cabeza y le digo—: Es una sorpresa.

 

~~~

 

Diez minutos después, detengo la camioneta en un lugar de estacionamiento y apago el motor.

—El Callejón —dice Hailee—. ¿Vamos a El Callejón?

—¿Sí, está bien?

—Sí, quiero decir, me encanta aquí, ¿pero estás seguro de que quieres estar aquí?

—¿Qué tiene de malo?

—Nada, no es nada… —Ella aprieta los labios.

—¿Hice algo incorrecto? Es solo que Felicity me dijo que…

—¿Felicity te dijo que me trajeras aquí? —Hailee me mira con incredulidad.

—Bueno, sí. Quiero que esta noche sea perfecta. Dijo que amas esos brownies y que debería evitar usar mi jersey de fútbol americano y que amas este lugar… así que aquí estamos.

Su expresión se suaviza cuando se arrastra por el asiento y se inclina hacia mí. Acuna mi rostro en sus manos, Hailee me besa.

—Es perfecto. Simplemente no quiero que te sientas incómodo. Eso me llama la atención.

—¿Por qué me sentiría incómodo? —Vamos a jugar bolos y a cenar. Nada del otro mundo.

—Porque esto es Suiza.

—¿Suiza? —Ahora soy yo quien la mira boquiabierto.

—Sí. —Ella se ríe entre dientes—. Allí no serás Cameron Chase, receptor abierto de los Raiders; nada más serás Cameron, mi cita.

—¿Y eso es algo malo? —Porque suena casi perfecto para mí.

—Bueno, no, solo pensé… no importa, es una tontería.

—Hailee, detente. Nada que puedas decir o hacer es una tontería. ¿Ahora dime qué está pasando en esa cabeza tuya?



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En el texto hay: problemas, amor, futbol

Editado: 13.12.2020

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