Luego de que firmamos el contrato, los señores Becker nos invitan a cenar juntos, para celebrar que dos potencias agrícolas estén unidas y no sé qué otra cosa más. No puedo negar que su nieto Eduard es un total Dios griego, me llama mucho la atención, aunque por su mirada, esa que tiene los ojos más bellos que he visto, podría decir que es muy frío y hasta hay un deje de tristeza en los mismos, ya que parece que hay varias cosas que le atormentan, pero no sé porque no puedo dejar de mirarlo; él ha notado que lo observo, pero en ningún momento me retiene la mirada.
La cena pasa rápida y tranquila afortunadamente, nos levantamos para despedirnos de la familia Becker y veo como Dominick y mi padre hablan unos minutos antes de irnos, en un instante de su conversación me miran y veo como mi padre asiente en algo que le dice Dominick.
Los Becker se retiran y mi padre me dice cenaremos mañana domingo en casa, quiere reunirse conmigo para hablar un tema urgente pero no me da detalles, así que me toca esperar y con esa incertidumbre me marcho a mi apartamento...
Al llegar a casa todo está tal cual lo deje 'organizado', pero no hay calidez, toda la decoración es en colores oscuros, se siente tan frío y tan solo como se siente mi alma. He tenido que lidiar con este dolor desde pequeña, al no tener nunca amigos y sobre todo a mis padres junto a mí, aún persiste, cada vez que llego a casa la dulce realidad me golpea, estoy sola, de que me sirve que tenga una vida con tantas comodidades si no hay nadie con quien compartirla, disfrutar de ella, suelto un suspiro y trato de no pensar más en eso, así que decido cambiarme de ropa y ponerme a leer hasta quedar profundamente dormida...
Siento los rayos de sol en mi rostro y sé que es hora de levantarme y comenzar con mi rutina diaria de ejercicios. Me levanto rápidamente, hago mis necesidades y me cambio con mi ropa deportiva de Nike y comienzo a correr por las calles de Roma.
Dos horas después me siento en una cafetería cerca de casa, para desayunar unos waffles con miel, un zumo de piña con melón y un poco de bananas, fresas, kiwis y sandia conforman una exquisita ensalada de frutas. Termino mi desayuno y me dirijo a casa...
Todo el resto del día me lo he pasado limpiando, lavando y planchando la ropa de la semana, sueno patética lo sé, pero así soy yo de ordenada, aunque en realidad me ahorro mucho tiempo para que en la semana pueda utilizar en otras cosas.
Apenas son las la cinco y treinta de la tarde, salgo de mi estudio y me doy una ducha rápida y me visto con un vestido floreado y unos tacones negros…
Una hora después llego a la casa de mis padres y toco dos veces hasta que abren la puerta.
Bienvenida señorita Galliano, sus padres la esperan en la sala. - dice Marta cuando me abre la puerta.
Gracias Marta. – respondo
Camino por todo el umbral de la casa de mis padres hasta la inmensa sala.
Padre, Madre, buenas noches. – los saludo con un beso en la mejilla.
Buenas noches cariño. – dice mi madre falsamente, así que decido ser directa y saber el porqué de esta reunión.
Por favor digan lo que tengan que decir de una vez por todas, sé que algo traman ustedes dos y sé que no es nada bueno. – digo y veo como el rostro de mis padres cambian sorprendidos.
Bien Noah, en primer lugar, estas en mi casa y el hecho de que seas nuestra hija no significa que puedas levantar la voz y. - veo como mi padre toma aire para lo que va a decir. – es cierto que es algo que te incumbe, pero te lo diremos después de la cena, ya que esta lista.
Si no me queda de otra. – digo con fastidio.
Pasamos al comedor y cenamos una deliciosa lagaña preparada por Marta, en silencio. Luego de que siento que ha pasado una eternidad miro a mis padres y mi madre me la noticia que me deja helada.
Querida hija, esta cena es con motivo a que te casarás con Eduard, en un mes. – dice con una sonrisa en su rostro.
¡Qué! como se les ocurre decidir con quién casarme, se han vuelto totalmente locos, Ni si quiera lo conozco. No, no y no, estáis dementes. – digo llena de ira.
Noah, cuida tus palabras. – ahora quien habla es mi padre. – te casarás y punto. – responde autoritario. - Tengo que abandonar la empresa y no sé por cuanto tiempo sea necesario y no puedp dejarla sola en tus manos por eso te casarás con Eduard.- dice y la verdad es que no puedo crerrlo.
Que no entienden, me niego rotundamente a casarme. ¿Por qué me hacen esto? – digo con lágrimas en mis ojos. – Sé que les valgo una mierda, pero por una vez en la vida podrían no decidir por mí.
No, Noah, yo soy tu padre y hasta que yo me muera harás lo que digo, o se te olvida donde trabajas. – dice arrogante.
No, no se me olvida que trabajo para ti, y créeme que si no fuera porque lo necesito y es lo que me gusta hacer no lo haría. – respondo.
Exacto, para mi es quien trabajas. - se mofa.
¿Y si no lo hago que harás? Me despedirás, porque si es así renuncio. – le grito.
Hazlo si quieres, pero te pesará, porque utilizaré todo mi poder para que no te den trabajo ni siquiera de mesera y nadie querrá meterse con Alessandro Galliano. – sé que tiene razón nadie querrá meterse con él, aunque sea su hija nadie hará algo por mí y sé que esta es mi perdición, tendré que aceptar por mi bienestar y el de muchas personas.