Baje las escaleras, arreglada para ir al instituto, no había optado por maquillarme así que ni me tome el tiempo de volver hacerlo.
Hasta que mi mirada quedo en los tres hombres que estaban en la sala de mi casa.
—Olivier —dije saludando al señor— Emeric.
Ni mire a al sujeto que estaba vestido con el mismo uniforme que el mío exceptuando la falda.
—Papá — dije para luego mirarlo con una sonrisa.
—Eli cariño hoy Emeric y tú nos acompañaran a la empresa —dijo papa a lo que yo sonreí sin demasiado entusiasmo.
—Vamos sobre todo la puntualidad es importante —dijo Olivier dándose la vuelta y avanzando con Emeric.
Me mire en el gran espejo que estaba en el pasillo, mi falda parecía más corta y mis bubis se notaban más.
—¡Has crecido Eli! ¡Mira estas más alta! —exclamo papa mirándome con una sonrisa.
Volví a sonreír y acomodé mi falta que ahora parecía estar un poco más arriba.
Nos subimos al auto de mi padre y el poco corazón se subió atrás conmigo.
—Algún día esta compañía será de ustedes —dijo Olivier bajando del auto.
Avanzamos todos miraban con una sonrisa, a varias de las secretarias ya las conocía.
Subimos por el ascensor hacia el último piso y entramos a la sala de juntas donde estaban nuestros abuelos.
—¡Abuela! —exclame al ver a mi abuela Regine.
Mis abuelos al verme sonrieron.
—Te lo dije Pierre mi niña cada vez está más grande —dijo mi abuela tomando mi mano.
—¡Es una jovencita guapísima! ¡Tu nieto tiene mucha suerte Roch! —exclamo el abuelo para luego abrazarme.
Roch era más serio que todos los que estaban allí presente y la abuela Sucette también pero siempre la veías sonriente.
—Mi nieto también es guapísimo todo un hombre —la abuela Sucette abrazo a Emeric mientras el fingía una sonrisa.
—El heredero de las empresas Fontaine y Fortier —dijo Roch su abuelo.
Papa tomo asiento en frente de Olivier.
—Debemos tener en cuenta que mi hija es tan capaz como Emeric —mire a mi padre con una sonrisa.
—Por eso se casarán —dijo la abuela Sucette con emoción.
Vi a Emeric que su sonrisa desapareció para mostrar rostro de incomodidad.
—Elise Fortier —hablo el señor Roch Fortier— pasara a ser un solo apellido.
—Papá… ¿podemos hablar? —dijo con seriedad Emeric.
Olivier lo miro confuso y poco convencido pero acepto. Y se metieron en una puerta.
—Aún no hemos acordado lo de los apellidos —dijo mi padre manteniendo su amabilidad.
—Mi hijo no lleva el 51 por ciento —discutió el señor Roch— como tu Ignace.
—Nosotros aceptamos que fuese asi no te olvides de los tratos de nosotros —dijo mi abuelo con seriedad.
—Por supuesto que no lo olvido Pierre —dijo el señor haciéndose hacia atrás y mostrando una sonrisa falsa.
—¡Mis nietos llevaran nuestro apellido eso será lo mejor! —exclamo Sucette.
—No menosprecies a mi nieta por ser mujer y eso lo discutirán ellos en decidir las cosas… al menos en eso podrían elegir —respondió mi abuela ya con algo de enojo.
—Mi nieto no lo permitirá es como Olivier —dijo ella como si hubiese ganado una batalla.
Mire a papa y el asintió, Sali de ese lugar. Una discusión por apellidos.
¡No quería cambiar mi apellido y mucho menos llevar el de Emeric!
Camine por el pasillo hasta que escuche unos gritos provenientes de la oficina al lado de la sala de juntas.
—¡No quiero casarme! ¡Entiéndelo de una maldita vez! —exclamo Emeric.
—¡Escúchame de una vez por todas! ¡No arruinaras mis planes, mocoso! ¡Debes hacer lo que diga! ¡Es por nuestro bien y el de nuestra familia! ¡Te casaras con la hija de los Fontaine te guste o no!
El hizo silencio y luego se escuchó un golpe.
—¡No me provoques Emeric! ¡Porque tú eres solo un mendigo más y si quiero puedo echarte ahora mismo a la calle! O sabes que es peor…
Tape mi boca al escuchar esas palabras de la boca de Olivier.
Me hice hacia atrás y me aparté de allí. A los segundos Emeric salió de la oficina cerrando la puerta con todas sus fuerzas.
Dudosa me acerque a el que al verme solo frunció el ceño.
—¿Qué haces aquí? —y mis ojos llegaron a su mejilla rojiza y su labio partido— ¿Qué miras? ¡Piérdete!
El avanzo pasando por mi lado y alejándose de allí.
—Hija… entra —dijo mi padre que estaba de pie en la puerta de la sala— ¿Y Emeric?
—Se fue ¿Quieres que vaya por él? —pregunte a lo que el asintió.
—Necesitamos que los dos estén aquí —asentí y Sali corriendo bajando por las escaleras.
Llegué al primer piso y fue donde lo vi cruzando la puerta.
Empecé a correr hasta que llegué a donde estaba el.
—¡Emeric! —exclame llamando su atención.
Él se giró para solo observarme lleno de enojo.
—Necesitan que estés… allí tú también —dije recuperando la respiración— de todas formas, tú eres más importante que yo…
Él puso los ojos en blanco y se giró ignorándome por completo.
—¡Oye! —me pare en frente de el— ¿Sabes? No eres el único que no quiere casarse ¿Acaso piensas que me agrada la idea de tener que compartir mi vida con alguien que no soporto?
Emeric soltó un suspiro y volvió a girar para entrar nuevamente al edificio, subimos por el ascensor disimuladamente lo observe de perfil.
<< ¿Su padre lo había golpeado? >>
Olivier no era un sujeto agradable pero siempre andaba con esa sonrisa de hipócrita.
Entramos a la sala de juntas y mire a mi padre que asintió y luego a mi abuela que me sonrío y guiño un ojo.
#4214 en Novela romántica
#1228 en Chick lit
familia adinerada, familia celos matrimonio sentimientos, amor drama peleas
Editado: 22.07.2024