Confía en Mí

36°

Me puse de pie de repente sintiendo el sudor en mis manos.

—Iré a darme una ducha —dije tratando de disimular el nerviosismo que estaba sintiendo en esos momentos.

El también se puso de pie pero yo retrocedí.

—Puedo caminar —sonreí pero el prácticamente me ignoro y me levanto entre sus brazos.

Subimos las escaleras y el me dejo en el baño, yo lo mire al ver que seguía allí de pie.

—Emeric —el me miro— te llamare si necesito algo.

Me puse de pie y lo empuje hacia afuera del baño sin dejarlo decir nada, y cerre la puerta en su rostro.

Me quite el traje de baño y abri la regadera dejando caer el agua sobre mi.

Estaba segura de lo que iba a hacer.

¿Por qué no debería hacerlo? ¡Era joven!

La vida es una y hay que vivirla decía Marion.

Sali del baño envuelta en la toalla y al entrar a mi cuarto Emeric estaba recostado boca arriba sobre mi cama.

¿Qué hacía en mi cuarto?

<< No te vayas >>

Mi yo interior decía que quería lejos de mi y a la vez no quería que se fuera.

Se ira a la fiesta y probablemente se encontrará a otras chicas. ¡El cambio! Y lo había demostrado en los últimos días.

—Lo siento —dijo reincorporándose.

—Puede salir al balcón —dije señalando al pequeño balcón que tenía vista al bosque.

El asintió y se fue hacia allí, tome un short y una blusa. Aplique el producto para el cabello mientras observaba a Emeric por el espejo.

Solo era silencio en aquella habitación iluminada por una luz cálida.

Camine hacia el balcón y la brisa de la noche choco mi rostro. No había ruido de la ciudad a lo lejos prácticamente no se oía nada.

—Mañana debemos volver —dije con una sonrisa.

—¿Qué es lo que te alegra? —el estaba apoyado sobre sus brazos en la pared del balconcito.

Hice silencio y miré hacia el oscuro bosque. Aparte de las cosas que habían sucedido con Emeric también lo que había ocurrido aparte era algo para reflexionar.

—A veces yo también me siento de la misma forma que tu… —trague saliva y tome aire sin dejar de mirar al bosque— aunque este rodeada de personas es como si ese vacío siempre está presente… pienso que seguir las reglas y obedecer a mis padres me hace sentir que hago lo correcto.

—Pero eso no es asi Elise —dijo el enderezando su espalda— también pensaba lo mismo pero me di cuenta que no es asi.

Lo mire por unos segundos y me gire quedando frente de el.

—Debes ser tu misma ¡A la mierda con esas estúpidas reglas! —dijo el moviendo sus manos.

—¿Y si algo sale mal por no seguir las reglas?

—Hay reglas que están para romperse —el sonrío.

Volví a mirar hacia el bosque como si buscara la respuesta a mis preguntas entre las copas de los árboles.

—A veces es tan difícil… solo es miedo —dije casi en murmullo.

—Yo también tengo miedo —dijo el a mi lado— pero si no lo intentas no lo sabrás.

Los dos volvimos a mirarnos a los ojos, sus hermosos ojos de color grises se veían oscuros a la luz de la luna que estaba resplandeciente en la oscura noche.

<< Era el momento >>

Si no lo intentas no lo sabrás… pero iba a saberlo.

Sin pensarlo mas me acerque a el quedando a pocos centímetros de su rostro fue cuestión de segundos para que el uniera nuestros labios.

Sus cálidos y suaves labios sobre los míos, acompañado de los rápidos latidos de mi corazon.

Un beso que poco a poco iba subiendo de intensidad nuestras lenguas rozándose.

Pronto el calor iba apoderándose de mi, lleve una de mis manos detrás de su cuello quería sentirlo más cerca de mi.

Sus manos estaban sobre mi cadera haciendo presión. A torpes pasos pero sin romper el beso entramos a la habitación.

Hasta que sentí una dureza rozar mi vientre el se apartó un poco rompiendo el beso.

Pero mi mano que estaba detrás de su cuello lo detuvo.

—Quiero hacerlo —dije con total seguridad.

El me miraba a los ojos con su pecho que subía y bajaba, el sabia que yo nunca había estado con un hombre.

Pero estaba decidida el era a la persona que amaba.

Una tímida sonrisa apareció en su rostro y tomo mi rostro entre sus manos volviendo a juntar nuestros labios.

Un beso mas dulce.

Caí de espaldas a la cama y el estaba sobre mi entre mis piernas, envolví sus caderas con mis piernas.

El en un movimiento rápido se deshizo de su camiseta dejando a la vista todo su torso.

Mordí mi labio inferior y el sonrío.

—¿Te gusta lo que ves? —el me miro con picardía.

—Me encanta —Emeric se volvió a mi juntando nuestras bocas.

Esparciendo besos por mi cuello, no llevaba brasier y solo era la blusa que llevaba encima.

Sentía su toque mientras me quitaba la prenda dejando mis senos al aire, mis mejillas enrojecieron.

—Eres hermosa Elise —dijo para luego empezar a dar besos.

Lamia y solo eso me hacia sentir millones de cosas. Y sin esperarlo comenzó a bajar mi short acompañado de mis panties dejándome completamente desnuda.

El también se quito sus pantaloncillos dejando a la vista su miembro. Trague saliva y solo sentía mi corazon latir rápido mezclado con la excitación que acompañaba.

Sentía como rozaba esa parte que nunca había sido vista ni tocada por nadie más que yo.

—¿Lista? —el me miro a los ojos.

Sus ojos, esos ojos que me hacían perder la razón del tiempo. Era el con la persona que queria pasar el resto de mi vista.

Estaba mas que segura.

—Si —dije con nerviosismo.

El volvió a besarme y poco a poco empezó a entrar, sentía dolor un dolor que no habia experimentado.

Me aferré a su espalda tratando de pensar en otra cosa.

—Solo dime si quieres que pare…—dijo el sobre mis labios.

—Sigue… —y de repente embistió por completo.




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