Confía en Mí

51°//

Todos sonreían contentos de nuestra victoria las horas de entrenar habían valido la pena para llevarnos el primer puesto.

—¡Lo hicimos! —dijo Emeric abrazándome por quinta vez— ¡Nos vemos en la cena!

El se despidió entrando a su habitación, seguí caminando y me metí en la mía.

Al menos el hotel que nos estábamos hospedando era bastante sofisticado. Stuart siempre esperaba afuera de mi cuarto algo que ya le había insistido que no hacía falta.

Me metí al cuarto de baño y solo dejé caer el agua sobre mi.

Había ganado y eso era motivo para estar feliz, no faltaron los mensajes de felicitaciones por parte de mis seres queridos.

Aunque todavía sentía que no estaba nada completo.

<<Ni un mensaje de el>>

No sabía nada de el y tampoco había recibido nada de su parte.

¿Por qué me hacía sentir así?

Ya arreglada me dirigí hacia el último piso donde se realizaría la fiesta de celebración.

Varios de los grupos estaban allí al igual que profesores.

Sali a la terraza que tenia vista a la ciudad.

—Hasta que al fin te encuentro —dijo Bastien apareciendo.

Sonreí con timidez, aunque él seguía comportándose como siempre cada vez que estaba conmigo no podía evitar pensar en Emeric.

—¿Sucede algo? —pregunto el ubicándose a mi lado.

Muchas cosas sucedían y solo un extraño presentimiento me había acompañado la mayor parte del día.

—No lo se siento algo aquí —dije señalando mi pecho— quizás solo sea mi imaginación.

—Veo que no estas tan feliz como deberías —mire a Bastien confundida.

¿Feliz cómo debería? ¿Acaso pensaba que no estaba feliz por nuestra victoria?

—Claro que estoy feliz porque ganamos —aquellas palabras habían salido vacías.

—¿Estas así por el? —aparte mi mirada de Bastien.

Me imaginaba a Emeric enojado y molesto porque estuviese asi con el. Y solo las ganas de llorar aparecieron.

—Una vez mi abuela me dijo algo muy importante cuando mis padres se separaron —el hizo una pausa y solo observe— a veces para amar y hacer feliz a otra persona hay que aprender amarse a uno mismo y ser feliz.

Amarse a uno mismo.

—Dirás que estoy confundido pero Elise mírate —el se giró hacia mi para mirarme a los ojos— esto es algo que deseabas de verdad. ¿Y por qué estás aquí sufriendo porque el no entiende lo importante que era esto para ti?

Las lagrimas empezaron a salir de mis ojos al igual que cada palabra que estaba diciendo Bastien empezaban a tomar sentido poco a poco.

—Tu eres la que siempre va detrás de el ¿Y tu? ¿Cuándo alguien ira por ti? ¿Cuándo tu podrás sentir o decidir? Estas esperando la aprobación de Emeric y desde que nos conocimos estas luchando por ese amor —Bastien sonrió y me atrajo hacia el.

—Lo amo demasiado Bastien —dije entre sollozos.

Era la primera vez que alguien me decía eso y quizás no estaba convencida del todo pero había algo de sentido en esas palabras.

—Quieres huir y cada vez sientes que te ahogas mas —dijo el mientras me envolvía con sus brazos— es hora de que hagas algo por ti y se que no soy la mejor persona para decírtelo pero me importas Elise.

El me aparto para volver a mirarme a los ojos.

—Una vez que lo consigas ni Emeric, ni tu familia y nadie volverá a derrumbarte.

¿Y como iba a conseguir eso? Esa era la pregunta que Bastien no estaba respondiendo.

—¿Dices que si me sincero con Emeric juntos podemos salir del mismo pozo? —dije limpiando mis lágrimas.

—Sera difícil que los dos juntos lo logren.

¿Por qué iba a ser difícil salir de lo mismo?

Entendía a que se refería Bastien, pero no iba a dejar solo a Emeric.

—Estas equivocado —dije retrocediendo— te lo demostrare.

Volví a sonreír pensando en todas las posibilidades que tenia de dar ese paso que faltaba en mi relación con Emeric.

—¿Qué piensas hacer? —pregunto el confundido.

—¡Debo regresar! —exclame sintiendo por primera vez el impulso de hacer algo bueno— tienes razón Bastien.

Le di un rápido abrazo y me volví hacia mi cuarto. No tardo tanto en que mi vuelo fuese cambiado para esa misma noche.

El viaje de regreso solo no podía dejar de sonreír.

Agradecía a Bastien de que hubiese aparecido en mi vida. Llegue a casa por la mañana a pesar de que habían pasado unas horas que las clases habían empezado no había problema que llegase tarde.

Stuart condujo hacia el instituto, me baje con la mochila colgando en mi hombro y en mi mano iba el amuleto.

A lo lejos en el campus debajo de los árboles que se encontraban las mesas estaban mis amigos.

—¡Elise! —Marion me vio y avanzo hacia mi envolviéndome en sus brazos— ¿Tu vuelo no llegaba mañana?

—¡Elise felicitaciones campeona! —Lilian me abrazo de la misma manera.

Mire hacia la mesa y solo estaban Simon y Alban.

—¿Y tú compañero? —preguntó Simon al verme sola.

—Bastien se quedó para la ceremonia de las medallas —volví a mirar hacia la mesa— ¿Emeric?

Alban se notaba muy concentrado leyendo.

—Creo que se fue a la biblioteca —respondió Alban seriamente— Ah Elise…

¿La biblioteca? 

—¿La biblioteca? —Marion abrió los ojos y miró a Alban. 

Él estaba en la biblioteca solo algo que me parecía extraño. Pero tenia que encontrarlo lo antes posible.

Mire a Marion con una sonrisa, pero su cara no demostraba lo mismo.

Empecé a caminar dirigiéndome por el otro camino por la puerta de salida donde Marion solía fumar.

—¡Elise espera! —exclamó Marion a mis espaldas. 

Pero nada iba a detenerme quería ver a Emeric mi corazon latía de felicidad.

Mis pies se clavaron en el suelo y la puntada apareció en mi pecho. El amuleto cayó de mis manos al suelo. 

El nudo apareció en mi garganta y deje escapar un quejido, una puntada en mi pecho se hizo presente.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.