Mi mirada estaba sobre el pizarrón de color blanco que se encontraba vacío.
Me sentía ajena al lugar donde me encontraba y solo quería que ya fuese el momento de regresar a casa.
—¡Elise! —exclamo Marion dándole un pequeño golpe a mi pupitre— es la décima vez que te pregunto qué es lo que te sucede.
—Ya te dije que no ocurre nada —miré a mi amiga que me miraba con sus ojos entrecerrados— algo de familia.
—Tu familia te presiona bastante por lo que veo —mi mirada se dirigió hacia la profesora Cerise que recién llegaba.
Todos los que estaban de pie tomaron asiento en sus lugares.
Ni siquiera me había atrevido en mirar hacia los asientos del fondo del salón porque sabía que me encontraría con la mirada de Emeric sobre mi.
Aun no me sentía completamente segura de poder enfrentarlo.
Después de la plática con mi abuela Adeline, solo había generado mas dudas en mi de lo que era mi posición en la empresa y que lo significaba realmente para la familia.
¿Hasta qué punto la abuela estaba en lo cierto?
Emeric aparecía otra vez, sus ojos mirándome en busca de una respuesta o más bien alguien que pudiese entender lo que le pasaba.
¿Dónde estaba Emeric entonces?
<< Emeric es un Fortier >>
—¿Fontaine y Fortier? —dijo una voz sacándome de mis pensamientos.
Levante mi cabeza para observar quien nos había nombrado.
La directora se encontraba de pie en la puerta con una sonrisa.
—Emeric —dijo la profesora mirando a el y luego a mi— Elise.
Mi mirada hacia ella fue de las mas seria, ella no era mucho de mi agrado y eso lo supe desde el primer momento.
—Necesito que me acompañen a dirección —dicho eso los murmullos comenzaron a escucharse.
Me puse de pie y les di una rápida mirada a mis amigos que tampoco entendían el motivo por el que me llamaban.
Me dirigí hacia la puerta y detrás de mi apareció Emeric con su mirada completamente neutral.
Los dos seguimos a la directora que caminaba con cierta ligereza en su paso provocando que el sonido de sus tacones hiciera ruido.
—¿Por qué nos citaron? —pregunte rompiendo el silencio.
—Los señores Kim quieren hablar con ustedes —al oír eso mire a Emeric que también hizo lo mismo.
La directora llego a la dirección y abrió la puerta para que ambos pasemos. Por cortesía Emeric se hizo a un lado para que yo pasara primero.
Asentí con mi cabeza disimulando una sonrisa, el despacho de la directora era bastante amplio.
Los padres de Orwin se pusieron de pie al vernos.
—Gracias por venir —dijo el padre de Orwin— no queremos quitarles tiempo y solo venimos a hacerle una petición.
—¿Cómo se encuentra Orwin? —pregunte mirando a la mujer.
—El se encuentra mucho mejor pronto regresara a la escuela —hablo la mujer mostrándome una sonrisa.
—Los señores Kim quieren levantar una demanda en contra de los alumnos que agredieron al alumno Orwin —agrego la directora con un tono más de seriedad en su voz.
Mire disimuladamente a Emeric que tenía una postura de seguridad.
—Les agradeceríamos mucho que pudieran ayudarnos dando su testimonio —dijo el señor Kim.
Fue en ese momento que mi sonrisa y mi rostro se volvió con seriedad.
—Nosotros no estamos autorizados —dije mirando a ambos señores.
—Casi matan a mi hijo señorita y ustedes fueron los únicos testigos —dijo el padre mirándome, su rostro mostraba cansancio y a la vez preocupación.
—Por supuesto que nos gustaría ayudarlos —dijo Emeric.
Mire a Emeric porque parecía no recordar que nosotros no podíamos decidir sin antes consultarlo con nuestros padres.
—En estas cuestiones seria recomendable que se comuniquen con nuestros abogados —el rostro de Emeric se volteo mirándome con confusión por lo que acababa de decir.
—Pensamos que hablarlo directamente con ustedes podrían ayudarnos sin tanto obstáculo —dijo la mujer con sus ojos llorosos.
—Lo lamentamos, pero para nosotros no es tan fácil —dije con seriedad— espero que Orwin pueda volver aquí y las cosas cambien.
Emeric seguía mirándome confuso por mi clara negación ante la petición de los padres de Orwin.
—Si nos disculpan debemos volver a clases —dije mostrando una sonrisa.
Mire a la directora que ya no se veía tan animada.
—Pueden retirarse —dijo la mujer.
—Elise —dijo Emeric a mis espaldas.
Los dos salimos del despacho de la directora.
—¿Por qué les dijiste eso? —no detuve mi paso y seguí caminando.
—¿Qué debía decirles? Te recuerdo que tú y yo no podemos tomar nuestras propias decisiones —en ese momento Emeric avanzo para pararse en frente mío mirándome seriamente.
—¿Tú estás hablando en serio? —me detuve para cruzarme de brazos.
Fruncí mi ceño, no entendía porque esa actitud por parte de él.
—Vinieron a pedir nuestra ayuda para hacer justicia por su hijo —no quería mirar a Emeric a la cara.
—Creo que tienes una idea equivocada de todo Emeric.
—¿Elise te das cuenta que nosotros seremos los futuros dueños de la empresa? —volví a mirarlo al no entender a donde quería llegar.
Otra vez las palabras de papa vinieron a mi mente.
—En poco tiempo cumpliremos la mayoría de edad y ellos no pueden obligarnos —el empezó a levantar la voz— ¡Además esto es por una buena causa Elise!
Lo que el estaba insinuando solo me estaba provocando cierta molestia.
¿Acaso pretendía pasar por encima de nuestros padres?
—¿Quieres desobedecer a tu padre? ¡Estas pasando por alto la decisión de tu familia! —exclame con enojo.
—Si esta decisión implica pasar por alto lo que piensen y digan ellos por querer ayudar a una persona —el hizo una pausa para mirarme a los ojos— lo hare.
No podía creer lo que pretendía hacer Emeric.
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Editado: 22.07.2024