Conflictos: El Origen.

Capítulo 2.

Ambos salieron del colegio caminando. Boris le preguntó:
-¿Cuándo se lo dirás?
-No lo sé. Ella está muy sensible con esto del embarazo.
-Comprendo. Pero no podré esperar mucho tiempo. Quiero que seas solo mío, Darwin.
-No me demoraré tanto, Boris. ¿Quieres ir a comer?
-Sí, por favor. Me muero de hambre.
-Iremos a un restaurante que me fascina y no está lejos.
-Llévame a dónde sea.
Darwin sonrió y dijo:
-Podría llevarte a mi cama, si lo deseas.
-¡No te pases!
-Es por molestar.
Siguieron caminando uno al lado del otro sin necesidad de tomarse de las manos.

Al regresar a casa caminando, Boris se encontró con un conocido.
-¿Kevin?
Él regresó a verlo.
-Hola, Boris. Ya estoy aquí.
-¿Me estabas esperando?
-Sí. Debo decirte algo muy importante.
-Te escucho.
-Viajé desde S.A. para pedirte que seas mi pareja.
Boris lo miró confundido. Le preguntó:
-¿Por qué me lo pides así de repente?
-No podía esperar más tiempo. Llevo 4 años guardando sentimientos por ti y era el momento de que lo sepas.
-A ver, espera un momento. A ti te gustan los chicos, ¿verdad?
-Sí. Me atraen los chicos como tú. Y ahora mismo me atraes tú.
-¿Y tú cómo supiste que a mí me gustan los chicos?
-No lo sabía, pero gracias por el dato. Yo creo que podemos darnos una oportunidad.
-Es que...es muy difícil de responder a eso.
-¿Por qué? ¿Hay alguien más que te gusta?
-Sí. Y yo estuve alejado de todos y de toda mi vida en S.A. para poder ser feliz. Y ahora vienes a Akimia sin avisar, esperando que yo sea tu novio.
-Era una visita sorpresa. Solo dime la respuesta de una vez.
-Nunca he tenido un novio. Y no sé qué se hace en una relación.
-Yo tampoco. Tú serías el primero en mi vida.
-Kevin, yo...
-¿Qué tienes, Boris?
-Podríamos seguir platicando. Y quiero que me enseñes a...ya sabes.
-¿Aún no has tenido tu primera vez?
-No.
Boris se sonrojó. Agachó la cabeza. Kevin lo abrazó muy fuerte, pero le daba tranquilidad a Boris.
Acarició su cabello con dulzura.
-Podríamos intentarlo. ¿Estás solo en casa?
-Sí. No quiero que me hagas daño.
-No lo haré. Te lo juro.
-Confío en ti.
Kevin y Boris entraron. Fueron directo a la habitación de Boris.
Cerró la puerta con seguro.
Kevin empezó a besar sus labios, luego su cuello y al final detrás de la oreja.
-Boris...
-Kevin, no te detengas.
-No lo haré. Yo obedeceré tus órdenes. Y prometo que lo disfrutarás tanto como para no olvidarme.
Boris se acostó en la cama. Kevin se lanzó encima de él para continuar besando sus labios. Sus manos se unieron y no se soltaban.
Ambos se quitaron la ropa lentamente. Kevin y Boris estaban pegados en la cama.

Luego de eso, ambos estaban abrazados y desnudos.
-Kevin, eso fue...delicioso.
-Me da gusto que lo hayas disfrutado.
-La verdad nunca había visto a otro chico desnudo. Lo que tienes es atractivo.
-¿Te refieres a mi amiguito? Pues sí, es lo que tengo. Pero él y yo nos la pasamos bien contigo.
Boris se rió suavemente. Kevin miró sus ojos brillantes. Besó sus labios.
-Tienes una hermosa figura, Boris. Créeme que quisiera tenerte todos los días como mi novio.
-Kevin...
-Lo sé y lo lamento. No quiero presionarte a que me aceptes. Puedo esperar el tiempo que necesites.
-Está bien. Ahora que te di mi pureza, no sé qué podré darle a Darwin. Él tiene ganas de mí.
-Me imagino que es el que te tiene confundido.
-Sí. Lo siento mucho por no decidirme.
-Tranquilo. Piénsalo bien. Yo por ahora me conformo con haberte hecho el amor de esta manera. Y cuando acabaste me encendí más. Por eso me vine dentro de ti. Pero no te asustes que yo estoy limpio.
-Sí, lo sé. Creo que debería asearme.
-Yo también.
Ambos se levantaron de la cama y entraron a la ducha.
Se vistieron a la par. Kevin sonrió y le dijo:
-La he pasado bien contigo. Eres estupendo. Y aún te sigo queriendo.
-Muchas gracias, Kevin. Me dijiste que vives por aquí cerca.
-Vivo en el barrio que está al otro lado de las canchas. Puedes ir a visitarme si quieres.
-Lo tendré en cuenta.
Kevin y Boris caminaron hasta la puerta. Antes de irse, Kevin le preguntó:
-¿Te lastimé en el acto?
-No. Al inicio me dolió un poco, pero después se sintió bien.
-Me siento más tranquilo.
Posó sus labios en la frente blanca y suave de Boris. Luego, volvió a abrazarlo para después acariciar su cabello.
-Eres hermoso, Boris Andrade. Nunca lo olvides.
-Kevin...
-Cuídate mucho, Boris.
-Igualmente.
Kevin salió. Boris regresó a su dormitorio y se echó encima de la cama.
Suspiró luego de recordar lo feliz que estaba.

******

Era el cumpleaños número 10 de Boris. Sandro estaba conversando con él en su dormitorio.
-¿Qué te pasa, Boris?-le preguntó.
-Nada. Es que....quisiera que Kevin venga a mi fiesta.
-¿Y no le avisaste de eso?
-Sí, pero me dijo que no lo dejarían venir desde tan lejos.
-¿Y qué me dices de tu nuevo amigo?
-No sé si venga. Lo invité, pero no me respondió.
-Lo más seguro es que no alcanzó a avisarte. Me habías contado que le caiste bien y él a ti.
-Sí, pero no hemos hablado tanto de nosotros, sino de la escuela. Apenas sé que él habla inglés.
-Y él no sabe mucho de ti.
-No.
-Entiendo. Bueno, si es que tienes la oportunidad, puedes hablarle sobre ti. Así que no te desanimes, hermanito.
-Lo intentaré, Sandro.
-Así es mejor. Debo irme. Regresaré más luego.
-Ve con cuidado.
Sandro salió del dormitorio. Boris escuchó que su celular sonaba.
Contestó la llamada sin dudar.
-¿Hola?
-Hola, Boris. ¿Estás en tu casa?
-Sí. Kevin, quería preguntarte algo.
-Te escucho.
-¿Vas a venir a mi fiesta?
-No faltaría a la fiesta por nada, Boris. ¿A qué hora será?
-A las tres. Te espero.
-Ahí estaré.
-Nos vemos.
Boris cortó la llamada.




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