Me encontraba en la Universidad haciendo un examen final para el cual me preparé demasiado, estaba segura de que lo pasaría y muy feliz porque ya casi acabaría con todo esto, Aunque no me quejo la Universidad era lo mejor, me la pasaba muy bien, solía pasar con algunas amigas en una cafetería que estaba cerca veníamos muy seguido, también íbamos de compras, yo exclusivamente había comprado varios regalos para Leila que luego les contaré que son.
Estaba caminando por unos pasillos cuando un chico de mi clase pasó rápido y me golpeó la mochila, inmediatamente se volteó y dijo lo lamento, sólo sonreí, sinceramente no me había molestado pero gracias a eso me di cuenta que se me iba a hacer tarde para ir a mi clase de Historia, que realmente no me agrada mucho, no es mi clase favorita pero no voy mal y logro entender bastante bien, me dirigí hacía la clase y la señora Laura mi maestra de Historia estaba justo en la puerta esperando que pasarán los últimos minutos para comenzar con la clase, Ella si que era puntual, tanto así que me alegraba haber llegado justo a tiempo, pasaron un par de horas y terminó la clase, salí y me dirigí a la entrada donde mi madre pasaría por mí, estuve un par de minutos hasta que sonó mi celular era un mensaje de mamá yo sólo pensaba en llegar a casa, abrí el mensaje y decía:
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Mamá:
Zoe cariño, lamento pero no podré pasar por ti y había olvidado avisarte, estoy con unos clientes, si quieres le puedo decir a Jack que pasé por ti.
Zoe:
Mamá tranquila, Jack también está trabajando me iré sola, no te preocupes.
Bye te quiero.
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No era precisamente mi plan, pero me alegra que tenga un buen trabajo y no me cuesta caminar hasta mi casa, tomaría un taxi pero estoy cerca y son pocas las veces que camino a casa. De camino puse música en mi celular con los audífonos y pensaba en como sería dejar este lugar y mi familia por un sueño, sabía que me costaría pero todo en está vida no es fácil y uno debe luchar por lo que quiere o eso había aprendido, me sentía orgullosa de la persona en que me había convertido, pero sentía que algo me faltaba porque no todo era felicidad en mi vida, también habían momentos en los que solía sentirme sola aunque no lo estaba, para evitar esos momentos cuando estaba en casa veía series, bailaba o bien me ponía a cantar y me subía el ánimo muy rápido. Faltaba poco para llegar a casa y pase una tienda porque moría de hambre, ahí me lleve unos minutos porque soy un poco indecisa y quería compar todo, al final compré algunas frutas, yogurt, cereal, leche y algunas gomitas que me encantaba comer, fui a pagar para seguir mi camino y en la fila me encontré con un chico que sinceramente era guapo, suelo verlo en las mañanas cuando salgo a correr creo que trabaja aunque se veía joven, estaba tan distraída pensando, que no me había dado cuenta que me estaba observando un poco confundido, seguro que era porque yo lo estaba viendo fijamente sin darme cuenta, pero al enterarme de lo que pasaba me sonroje un poco y sonríe intentando mirar a otro lugar, él sonrió y se fue, era mi turno de pagar y de verdad que me sentía avergonzada porque él también me ha visto cuando salgo a correr y ahora me pilla viéndolo sin querer, es raro va a creer que soy una acosadora o algo así, pero sin importarme mucho salgo de la tienda y lo veo en una esquina, lo primero que pensé fue en pasar rápido y decidida comencé a caminar, cuando escucho una voz un poco gruesa sin exagerar que dice ¡Hola vecina ! Lo veo y sé que espera una respuesta de mi parte…
×Hola! Sale de mí, una voz suave que apenas se escucha.
-Creo que no nos conocemos mucho que digamos, Soy Marcus vivo dos casas más abajo de la tuya.
× Amm, mucho gusto Marcus, me llamo Zoe y sí creo que nunca habíamos cruzado palabras y no quiero ser mal educada pero debo irme, solo pase a comprar algunas cosas rápido.
- El gusto es mío, ¿te diriges a tú casa ?
Claro si no te molesta que pregunte.
× No tranquilo y sí, voy para mi casa.
- Bien te acompañó !! También me dirijo a la mía.
× Bueno.
Llegamos, Marcus debía despedirse pero decidió dejarme en el portón de mi casa para seguir charlando, me había agradado, aparte era muy educado y divertido pero seguía siendo un extraño, nos despedimos, entré y vi como se marchaba por la ventana, creo que es una buena persona y que también le agrade, me dirigí a la cocina y mi estómago hacía sonidos, creo que ya recordó que tenía hambre, mamá había dejado unos espaguetis en salsa blanca que recalente y sabían sabrosos, ordene tomé una manzana verde, una botella de agua y subí a mi habitación, dejé mis cosas en la cama y fui a darme una ducha que necesitaba después de este día tan diferente a lo normal, salí, me puse una pijama muy cómoda y un camisón, ordene mis cosas, me acosté por unos minutos puse música baja en la tv para relajarme y sin darme cuenta dormí hasta el siguiente día.