Enrique llegó lo más rápido que pudo al edificio en donde Cindy vivía, el recepcionista ya lo conocía y sabía, por palabras de la misma Cindy, que él era de confianza, así que sin más lo dejó pasar de inmediato, Enrique al encontrarse ya en la puerta de la habitación de Cindy tocó el timbre, y esta al escucharlo caminó a pasos apresurados hacia la puerta.
Enrique le transmitía demasiada tranquilidad, ella al verlo sonrió incómoda, ya que la tensión en su cabeza era intensa.
Ella no podía aguantar más, empezaron a brotar las lágrimas de sus ojos, y esa sonrisa de pesar que tenía seguía dibujada en su rostro.
Enrique al percatarse de su llanto la tomó en sus brazos, le dió un abrazo muy fuerte, tanto así que Cindy podía sentir su cálido aroma.
Ella apegaba más y más su cabeza contra el pecho de Enrique, como una pequeña niña.
-Gracias por estar aquí, tengo mucho miedo… - dijo Cindy en voz baja y aumentando la presión en su abrazo.
-No temas, yo siempre estaré aquí para ti, si alguien intenta dañarte se las verá conmigo, ¿oíste? – cuestionó Enrique dándole leves sobadas en el cabello.
Ambos caminaron hacia la habitación de Cindy, y al estar ahí ella le dijo que en su cocina había un whiskey que ella estaba bebiendo, le pidió que se lo trajera.
Enrique quedó extrañado al escucharla decir eso, Cindy no era de esas personas que bebían, además ella no parecía que había bebido alcohol, se veía sobria, pero ella le afirmó que mientras lo esperaba se bebió dos vasos de whiskey.
-No bebas, por favor. – sugirió Enrique. – lo que necesitas en estos momentos es descansar, para que vuelvas a recuperar tus energías positivas, es la tensión la que te tiene así…
-Enrique, si no me traes tú la botella, iré yo. – respondió Cindy.
Enrique quedó más confundido todavía con la rebeldía que estaba demostrando Cindy, aquella persona tierna y carismática.
Él no estaba dispuesto a fomentar la idea de alcoholizarse así que no fue por la botella.
En eso noto que Cindy se estaba levantando para ir por ella, y entonces se levantó más rápido aún y la detuvo.
Ella lo miraba disgustada, no veía las cosas con claridad, Enrique tenía razón, para liberar un poco la tensión y preocupación, ella tenía que descansar…
Pero ella se puso aún más terca y se zafó de los brazos de Enrique y caminó rápidamente hasta la cocina que se encontraba a pocos centímetros de su habitación.
Enrique ya no sabía que más hacer, al parecer Cindy en ese estado era mucho más complicada que él mismo.
Entonces decidió dejarla hacer lo que ella quería, se sentó nuevamente en la cama y esperó a que ella volviera, se podía escuchar que ella hacía ruido con los vasos de cristal, y luego de unos pocos minutos ella volvió.
Pero volvió con un vaso de más, para Enrique.
Cuando ella le estaba pasando el vaso a él, él móvil de Enrique empezó a sonar.
-Dame un momento por favor, querida. – le dijo él.
Ella asintió.
-Enrique, te tengo malas noticias, he estado vigilando cuidadosamente a Lucas aquí afuera, al verte entrar al edificio se puso muy furioso y por lo que alcancé a ver, empezó a hacer varias llamadas, y están llegando unos coches negros que se están parqueando frente al edificio, - en esos momentos Enrique no sabía cómo reaccionar, tenían que salir de ahí cuanto antes, tenía
un mal presentimiento, y lo que él estaba imaginando se lo confirmó y advirtió Carlos - Enrique. Creo que son hombres contratados por Lucas, y ustedes corren peligro, deben salir de ahí, pero ya! Ellos entrarán pronto y probablemente se quieran llevar a Cindy a la fuerza. – terminó de decir Carlos.
Enrique reaccionó de inmediato, diciéndole a Cindy que tenían que salir de ahí pronto, pero ella no entendía porqué, entonces el le dijo que tenía que ver con Lucas, y que se diera prisa.
Cindy tomó uno de sus bolsos y metió las cosas que necesitaba y ambos salieron de la habitación con rumbo a la puerta de servicio, debían darse prisa, antes de que los hombres de Lucas rodearan todo.
Por suerte lograron salir a tiempo, Carlos les había dicho que los estaría esperando en la parte de atrás del edificio, así que cuando salieron él ya estaba ahí esperándolos. Lo cuál fue un gran alivio para Cindy y Enrique….