Contra viento y marea

Capitulo 1

Estábamos, estamos, estaremos juntos. A pedazos, a ratos, a párpados, a sueños.

- Mario Benedetti

 

Adriana

Nunca apreciamos todo lo que tenemos hasta que sentimos que la vida se nos va de las manos, no valoramos a la persona que tenemos al lado hasta que sabemos que la perderemos y que no volverá,  en ese preciso momento tenemos un deja vu que nos parte el corazón en mil fragmentos, mismos que al intentar unirlos nunca queda igual porque siempre faltaran piezas,  piezas que ellos se llevan al irse, dejándonos incompletos.

Asi estaba yo en ese instante recordando todas las cosas que no había sabido valorar en su momento, los te quiero que nunca dije y los abrazos que me guarde por orgullo, porque al parecer esos iban hacer mis últimos minutos de vida pero no me sentía triste, pues había sido más feliz de lo que alguna vez soñé y me habían amado más de lo que alguna vez espere, lo único que me dolía era no despedirme de quienes amaba,  no poder besar por ultima vez al amor de mi vida y decirle una vez más cuanto lo amaba pero sobre todo me dolía que mi bebé no llegara a conocer el mundo,  mundo que yo quería enseñarle al lado de su padre pero, ya no podía hacer nada ella estaba frente a mi con una pistola lista para acabar con mi existencia sin remordimiento alguno.

Estaba hecha un manojo de nervios, ella se preparo para disparar y yo para recibirlo, cerré los ojos y los apreté con fuerza,  tratando de ignorar el profundo terror que sentía,  tome una gran bocanada de aire pensando que seria la ultima,  quien diría que todo terminaría asi,  que moriría sin tener mi final feliz como en las novelas,  sin poder evitarlo una lagrima rodo por mi mejilla,  tenia miedo pero no de morir sino de que no pudiera volver a verlo,  que no hubiera otra vida y todo terminara aquí.

Escuche el disparo y cuando creí que iba a morir, alguien lo impidió empujándome con tanta fuerza que me envió al suelo torciendome la muñeca al caer.

-¡TISHAN,  NO!- grito fuerte y claro el nombre de la persona que yo más amaba.

Abrí los ojos inmediatamente y en ese momento mi mundo se paraliza, siento que las piernas me fallan al ver el cuerpo de Tishan en el suelo,  inconsciente y  con un disparo al lado izquierdo del pecho.

Me deje caer a su lado, sin poder contener el llanto y deseando que fuera una pesadilla pero no,  era la realidad,   la sangre le salía por montón de la herida,  su respiración se volvió más pesada y el miedo se apodero de mi,  no pude evitar pensar que la bala podia haber tocado su corazón.

Mientras intentaba evitar que la sangre siguiera saliendo de la herida mi mente sin piedad alguna no paraba de repetir una sola pregunta: ¿ Seria Dios tan cruel como para quitarme al amor de mi vida?.

 

Trece Meses antes

-tenemos que hablar-dijo Derek,  mi novio,  captando mi atención, se miraba muy serio aunque eso no me preocupaba porque casi siempre lo estaba,  pocas veces sonreía así como pocas veces me decía que me quería o algo romántico como cualquier novio normal.

En ocasiones me hacia pensar que realmente no me quería pues incluso me fue infiel y no una vez ni dos,  fueron más de tres veces y lo peor es que las chicas con las que me era infiel eran de las pocas personas que yo consideraba mis amigas entre comillas, parecía que lo hacia solo para herirme pues yo no me enteraba de sus infidelidades por alguien más, no, el mismo me lo confesaba y me echaba la culpa de ello con sus típicas excusas de:

Si tuvieras un mejor cuerpo,  si fueras más delgada, si fueras más bonita o la que decía mucho últimamente,  si fueras como ellas eso no hubiera pasado.

Al principio me dolían y mucho, incluso hubieron ocasiones en las que me ponía de cuclillas frente al retrete y introducía mi dedo índice hasta el fondo de mi garganta en tontos intentos de vomitar pero al final terminaba llorando de lo deprimente que se veía la escena pero,  con todo y eso no me atrevía a dejarlo,  le tenia pánico a estar sola,  desde que mi madre había muerto cuando tenia trece años había estado sola y no es muy agradable que se diga.

Pero estaba cansada,  ya no quería,  ni tenia fuerzas para continuar con lo nuestro.

-quiero que terminemos-confeso,  sentado al borde de la cama, eso fue todo lo que necesite para dejar de vagar en mis pensamientos y volver a la realidad,  lo mire directo a los ojos buscando algún atisbo de diversión aunque yo ya sabia que el no era de bromas.

-¿enserio quieres eso?-pregunte con curiosidad en vos baja y el levanto su vista la cual parecía observar con esmero sus zapatos blancos de marca.

-si, no te amo y creo que nunca lo hice realmente-respondió sereno y sin ningún sentimiento,  parecía que realmente le daba igual lo nuestro.

-y te has dado cuenta hasta ahora- le reproche sin poder creerlo aunque no estaba molesta realmente, el negó con la cabeza.

-desde hace mucho tiempo me di cuenta pero no lo hice porque yo soy lo único bueno que tenias pero no puedo seguirme sacrificando por ti-dijo con su típica suficiencia y altivez, hiriendo mi poco orgullo en el proceso.

- entonces me tenias lastima-hice comillas con mis dedos-y aun asi me has hecho saber en muchas ocasiones que no merezco nada bueno-le recrimine con rabia y el pareció sorprendido.

-¿enserio?,  ¿tu te harás la victima cuando en realidad deberías besarme los pies en agradecimiento por estar con alguien tan insignificante como tú?-espeto mirándome despectivamente-no sabes la repulsión que sentía cada vez que me besabas.

Me dolió profundamente que dijera que le daba asco besarme y que debería de agradecerle por sus migajas de amor y atención pero no le iba a dejar ver cuanto me afectaron sus palabras llenas de veneno,  nunca más lo dejaría verme débil.

-pudiste habérmelo dicho y hubiera terminado con tú martirio-dije con la espalda recta.




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