Convaleciendo al corazón

Capítulo 5

Jareth

Connor y yo vamos a por algunas bebidas, y ya que entramos a la casa me es inevitable no recordar que he traído a Savannah conmigo.

La busco con la mirada entre el gentío bailando en la sala cuando apenas hay el espacio suficiente para moverse. Está en el mismo lugar que cuando llegamos, metida en su celular, absorta a lo que ocurre a su alrededor, incluso trae puestos sus audífonos como cada vez que la veo caminando por los pasillos del internado. Pareciera que le molesta la música que se está reproduciendo por las bocinas. Me pregunto qué estará oyendo.

Cuando veníamos para acá me sorprendió que se mantuviera callada todo el camino, no es que esperara que una conversación fluyera entre ambos, es demasiado cerrada, pero sí que se quejara e intentara hacerme regresar al internado, pero no fue así, simple y sencillamente no abrió la boca para nada, solo miró por la ventana el camino entero.

Esa parte de su personalidad es una de las que más curiosidad me despierta, me hace desear conocer su verdadero ser; se ve distante muchas veces, pero es más bien como si tratara de ocultar algo a toda costa, y creo que esa es la razón por la que siempre está a la defensiva, no lo sé.

Y al llegar no hizo más que decirme que no me preocupara por ella, que hiciera como si no estuviera aquí y que me divirtiera, que solo vino para que hiciera los trabajos que tengo pendientes; y tras decir eso ni siquiera me dio oportunidad de responder, no, solo caminó y se acomodó en esa esquina donde está justo ahora.

Fue extraño, la mayoría de las chicas que conozco rogarían por que no se les ignorara y mucho menos se olvidasen de ellas, pero ella, Savannah, no es como las demás. Eso, y ver la incomodidad perturbar su rostro casi me hacen dar marcha atrás para devolverla al internado, es como si una alarma se encendiera en mi sistema diciéndome que este no es un lugar para ella, o quizás solo es que la expresión dolida en su rostro cuando dijo que las fiestas no eran lo suyo está haciendo mella en mí.

De cualquier manera, actué como si nada de su actitud y esencia me hubieran perturbado más de una vez en la noche, simplemente hice lo que me dijo, caso omiso de su presencia y me alejé en busca de los chicos del equipo de basket, con quienes me la había pasado sin traerla a mi mente ni una sola vez. Eso ahora me hace sentir un poco culpable.

Un golpe en la nuca me saca de mi ensimismamiento. Giro el torso para poder ver a Connor, a quien fulmino con la mirada.

—Tú te lo has buscado, no me estabas prestado atención. —Se encoge de hombros y continúa sirviendo las bebidas—. Te decía que el mes que viene comienza el campeonato, ¿ya sabes contra qué equipo jugaremos primero? —Su parloteo sigue, pero ya no lo escucho, mi atención está más que centrada en la indiferente morena que tengo frente a mis ojos. Definitivamente necesito sacarla de mi mente, tengo que buscar a alguna chica—. ¿Pero a ti qué carajos te sucede? ¿Qué es lo que tanto miras? —Se acerca más a mí a la par que trata de encontrar el punto donde estoy mirando—. ¡Jareth, no me digas que te las has traído contigo! ¿Qué cojones pasó por tu cabeza para traerla? Si esa chica desentona por completo de este lugar.

Su reprimenda es larga pero certera, logrando que vuelva a recapacitar en que si lo mejor no hubiera sido llevarla de regreso al internado cuando a leguas se notaba que no quería entrar a la casa.

—¿Cómo la convenciste de venir si es una “rata de biblioteca”? —cuestiona haciendo comillas con los dedos, porque, una vez más, a diferencia de nosotros él no suele utilizar esos términos ofensivos, para Connor sería tan simple como decir que prefiere leer o hacer algo productivo a pasar la noche en un lugar como éste; pero a veces los usa, utilizando un tono que detona su desagrado con la expresión, para evitar que tomemos sus palabras como objeto de broma y nos centremos en lo que está queriendo decir.

—¿Eso importa? Mejor volvamos con los chicos.

Al volver a la piscina es como si se hubiera olvidado por completo de que he traído a Savannah, por lo que mantenemos una conversación sobre las estrategias que seguiremos en el próximo partido.

Media hora pasa y no he logrado sacármela de la cabeza, mas parece que las cosas están por cambiar con las tres chicas que caminan en nuestra dirección. Alexia va a la cabeza, mientras que Ashley y Scarlett se mantienen a raya como cada vez que aparece el combo completo. Se despojan de sus ropas quedando únicamente con un pequeño bikini que no deja nada a la imaginación y se sumergen en el agua junto con nosotros.

La pelirroja avanza provocativa hasta quedar sentada a horcajadas sobre mí, una sonrisa lasciva se asoma en su rostro y en sus ojos se ve la lujuria. Por mi parte, no puedo pensar ni hacer nada, simplemente la veo fijamente, por lo que al sentir sus labios devorando los míos ferozmente no hago nada por impedirlo, en cambio, me dejo llevar por la situación, sabiendo perfectamente cómo terminará ésto, al igual que ella.

Se suponía que iba a ignorarla por un tiempo, no quiero más mensajes con exigencias ni miradas con reprimendas, pero sé que el que la haga a un lado para acercarme a alguna de las hermanas King solo desencadenará otro pleito, cosa que no estoy interesado en presenciar justo ahora, lo único que quiero es olvidarme de esa chica de ojos verdes dentro de la casa.

Entramos a la casa dejando registro de nuestros pasos por el agua que escurre de nuestros cuerpos y subimos al segundo piso en busca de una habitación libre donde la poca ropa que cubre nuestra desnudez no tarda en desaparecer. Los jadeos aparecen y la boca sucia de Alexia no para de murmurar exigencias en mi oído.

Los minutos pasan entre jadeos y caricias, entregándonos al deseo.

—Jareth, vístete, tienes que bajar —la voz de Connor resuena en la habitación, causando que Alexia suelte un gritito agudo como si realmente le importara que la vieran desnuda.




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