Convaleciendo al corazón

Capítulo 18

Savannah

—Quiero sus trabajos sobre el escritorio antes de que termine la clase.

Anuncia la profesora de ciencias nada más pone un pie en el salón. Busco el juego de papeles engrapado y me pongo de pie como la mayoría de mis compañeros, acatando su petición.

—¿Cómo crees que nos vaya? —cuestiona Jareth apenas vuelvo a tomar asiento a su lado, haciendo que centre mi atención en él y lo observe con una ceja enarcada y una expresión burlona dibujada en el rostro—. ¿Qué?

—¿Desde cuándo te preocupas por tu calificación?

—Qué graciosa —responde seguido de un bufido.

Estos últimos días Jareth se ha notado mucho más relajado, pero todavía resulta complicado lograr que despeje su mente de los estudios por completo, es como si le hubieran presionado On al botón de aplicado. Al menos ya es fin de semana, lo que significa que tendrá una excusa para salir con sus amigos a la segura fiesta que se montará Evan. Además, con el inicio del campeonato la próxima semana y las evaluaciones para fin de mes, las cosas se han calmado un poco.

Entre explicaciones teóricas, un par de dictados y unos cuantos problemas matemáticos concluimos con nuestro horario de clases, y tan pronto como suena el timbre de salida el salón se vacía por completo.

—¿Vas a la habitación? —indaga, recorriendo el pasillo a mi lado.

—No, voy a cambiarme en el baño y correré un rato. Te veo luego —me despido al llegar a mi destino.

Ya vestida con ropa deportiva salgo del edificio principal y me coloco los audífonos antes de comenzar a correr.

Luego de unos tres cuartos de hora empiezo a sentir la falta de aire en mis pulmones, pero no estoy dispuesta a detenerme en este momento, en cambio, acelero el ritmo con un único objetivo en mente: recuperar mi condición física.

No es que hubiera dejado de hacer ejercicio por completo, pero sí el cardio casi en un cien por ciento, solo hacia lo justo para mantenerme en forma.

Al completar la hora camino por los alrededores del internado durante treinta minutos, y pasado ese tiempo vuelvo a correr con la velocidad al tope hasta terminar con la segunda hora. Si estuviera con Kara seguro que se estaría riendo de mí y me haría tragar polvo. Cuando me detengo hago algunos estiramientos entre jadeos y finalmente me dirijo a mi habitación.

Al llegar a ésta me sorprende ver a Jareth, Connor e Ian sentados en el suelo charlando despreocupadamente, aun cuando ya pasa de las cinco.

—¿No se supone que tienen entrenamiento? —indago cerrando la puerta tras de mí, logrando captar la atención del trío de chicos.

—Lo cancelaron —responde Connor junto con un encogimiento de hombros.

—Y ahora yo tengo que aguantarlos —murmuro juguetona mientras busco un cambio de ropa—. Bueno, voy a darme una ducha —anuncio antes de encerrarme en el baño.

—¡¿Quieres compañía?! —exclama Ian junto con una risotada.

Estoy segura que todos, incluyéndolo, se esperan a que responda que no, pero prefiero aprovechar para divertirme un poco, después de todo ya podemos decir que nos hemos agarrado confianza, de modo que las bromas se vuelven cada vez más constantes y subidas de tono.

—Sí claro, y después nos ponemos mascarillas —comento, siguiéndole el juego, tras ello Jareth y Connor se ríen escandalosamente, mientras que Ian permanece en shock—. ¿Vienes o no? —agrego manteniendo mi postura relajada. Recargo la cadera en el umbral de la puerta y la mantengo entreabierta para que entre, provocando que tanto Jareth como Connor cesen con sus carcajadas y que la expresión del rubio cambie a una de arrogancia.

Este último se incorpora rápidamente como si temiera que cambie de opinión en cualquier segundo, y dando un par de pasos confiado, no tarda en llegar hasta mí, mas apenas lo tengo enfrente cierro la puerta dando un portazo y me apresuro a colocarle el seguro.

—Iluso.

Lo escucho forcejear con la manija en un vano intento por abrirla, a la par que grita entre molesto y confundido mi nombre un par de veces, lo que me hace negar con la cabeza.

Manteniendo una sonrisa divertida plasmada en el rostro me desvisto para seguir a colocarme debajo de la regadera y sentir las gotas de agua fría deslizarse por mi cuerpo.

Tras aproximadamente quince minutos salgo del baño y paso junto a los chicos, viéndolos de reojo. Jareth y Connor están aguantándose la risa mientras que siguen con su conversación, en cambio, Ian, se muestra molesto con la actitud de sus amigos.

Seco mi cabello con la toalla y lo cepillo antes de que se me formen más nudos, prosiguiendo a tumbarme en mi cama y cerrar los ojos durante algunos minutos, hasta que un punto en específico de su conversación, capta mi atención.

—¿Qué hay de Oliver? —cuestiono todavía con los ojos cerrados y recostada en la cama.

—¿Estás despierta?

—¿Crees que sabría de qué están hablando y me uniría a su conversación si me hubiera dormido? —agrego poniéndome de pie, para enseguida colocarme entre Connor y Jareth—. Así que, ¿qué hay de Oliver?

—No confía en sí mismo cuando hace un tiro, y eso nos ha costado bastante en lo últimos juegos. Al menos no nos encontrábamos en un momento crítico, porque hubiéramos perdido —explica Ian con el ceño fruncido ante el recuerdo.

—Bueno, eso tiene una solución muy sencilla —aseguro, y al ver la incredulidad y confusión teñir sus facciones, añado—: Ayúdenle en su técnica y a que se tenga confianza —propongo obvia—. ¿O me van a decir que lo que le dije no le sirvió de nada?

Entre quejas, contradicciones, soluciones claras como el agua y uno que otro chiste pasamos el resto de la noche, hasta que a eso de las 2:00a.m. el par de chicos, influenciados por el sueño, se deciden a ir a su habitación para descansar hasta el amanecer.

A la mañana siguiente me despierto al sentir los molestos rayos del sol sobre mis ojos y, sin más remedio, me pongo de pie para bajar a desayunar antes de que cierren el comedor.




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