Últimamente ya casi ni comemos, nos vamos a la escuela con hambre y con la intriga de saber si mamá estará en la casa cuando lleguemos.
Quien comúnmente nos cuida es nuestra Abu Victoria, es demasiado buena con nosotros. Cada vez que tengo dudas, preguntas, curiosidades, o cosas que no entiendo corro a contarselas y pedir ayuda.
A mi Abu Victoria la quiero demasiado, por todo ese tiempo que nos dedica y aún el poco dinero que tiene que lo dedica para nosotros, cosa que mi mamá nunca hace... pero no reprocho eso porque yo se que no es fácil conseguir un trabajo y menos para una mujer en una sociedad tan machista, muy marginada y sin escrúpulos.
Mi abue para mi es un ejemplo a seguir porque al no estar papá, se supone que yo debo seguir a alguien, y ese alguien es ella, que es todo amor y comprensión.
Llegando de la escuela nos enteramos que mamá aún seguía en casa, fue un alivio para mí.
Nuestra casa no era tan grande solo 2 habitaciones y una cocina, un pequeño lugar de alquiler alejado un poco de la ciudad.
Y si... ya era obvio, no había mucho que comer más que un pedazo de pan y un poco de leche preparada con agua fría ya que el gas no podían comprarlo y como mamá paraba encerrada en su habitación no teníamos quien nos encendiera las leñas para que calentamos agua.
- Camila! - grito mi madre desde su habitación.
- Ya voy ma!
La habitación estaba toda desordenada, lo cual no me sorprendió mucho ya que mamá estaba en depresión. - Encontré trabajo hija - lo dijo poco emocionada al respecto - tengo horarios desorganizados, no tengo uno fijo así que tu y tu hermano mayor se encargarán de los niños - sonrío mientras me besaba en la frente - te prometo que saldremos de todo esto.
Creo que las cosas van a mejorar...
Editado: 22.03.2020