* * *
Jonathan
Tú primera pendejada estilo César Ferrer debe de resultar sin complicaciones.
Nunca antes mis locuras habían cruzado un límite tan lejos como en esta ocasión con la brillante idea obtenida con el aporte del enfadoso tratando de ocasionar un drama dentro del apartamento, apuesto a que mantenía calculado mis movimientos previamente tras haber formado una escena de celos; nada mal para César hacerme pasar un momento agridulce.
Mis celos hicieron me abrieron los ojos ante un plan que puede tener un resultado factible para ambas partes sin provocar ningún rumor previamente y obviamente evitar darle material a Rachel ni darles información a mis padres sobre esta locura antes de la fase final; todos se van a sorprender cuando mi plan siga cada paso con el cuidado debido y salga a la luz una verdad importante debía quitarme la máscara que he cargado durante veinte años para vivir libremente.
Por otra parte, Jeannette mostraba unas intenciones alarmantes al darme su apoyo desconocía en que se beneficiaría. Sé que desconfió demasiado de Curie, pero considerando su historial de amistades dejaba mucho que desear; en estas horas me he cuestionado bastante el simple hecho de que sea una trampa creada por mi madre, así le demostraría a Los Ross que necesitaba urgentemente una intervención clínica.
Miré mi reflejo a través del retrovisor puedo notar que volví a sonreír en este verano debido a que, hace años dejé de hacerlo centrándome en mis actividades cotidianas y problemas personales, por lo que, agradecía desgraciadamente a César, Emma y Sebastián por devolverme algo que había dejado en el pasado.
«Bien, Jonathan haz lo mejor que sabes hacer enfrente de Los Curie y no vayas a meter la pata en está noche», pensé.
Cogí el pequeño ramo de flores y baje del coche haciendo una leve sonrisa fingiendo que era dedicada a Jeanette, sus padres terminaran odiándome cuando rompa con el contrato matrimonial en mi mente visualizaba la escena donde todo termina fragmentándose sin piedad.
Acomodé mi camisa. Respiré profundamente cogiendo el valor suficiente para afrontar mi realidad; toque la puerta principal esperando una respuesta positiva de Alexandre, quien no paraba de hacer comentarios negativos sobre mí desde la cena donde afirme mi verdadera sexualidad.
Esperé aproximadamente cuatro minutos en la entrada principal hasta que la puerta se abrió por Alizee Curie, su expresión facial fue de asombro al verme en su domicilio posteriormente de las fuertes discusiones enfrentadas con la familia.
—Buenas noches, ¿se encuentra Jeannette? —saludé amablemente.
—¿Para qué la buscas? —cuestionó Alizee
A lo lejos pude observar cómo Jeannette bajaba las escaleras de la casa a toda prisa luciendo unos jeans rasgado con una blusa color blanco, la cual hacía juego con blazer rosa. La muchacha sabía cómo arreglarse bien para las citas ¿Por qué nunca le presté atención? Ahora comprendía todo jamás le tuve interés romántico a la chica por obvias razones, lamentablemente puedo afirmar que desperdicia su tiempo conmigo.
—Mère*, ¿hay un problema? —mencionó Jeannette
Alizee cogió una bocanada de aire.
—Por supuesto que lo hay —afirma—, ¿Cómo piensas salir con un muchacho que no cumple con las leyes del amor? ¿haz pensando que puede contagiarte de una enfermedad venérea?
Un silenció incómodo nos invadió creando un bloque de hielo.
En el pasado me habían juzgado, inventando rumores y dicho insultos, pero nunca me habían denominado como un promiscúo al tener una sexualidad diferente y mal vista de la sociedad creaba un mal concepto hacia mi persona.
Me quedé sin comentarios. No sabía que responderle a Alizee sin ser un maleducado puesto que, iría a decirle a mis padres lo acontecido en este instante, haré lo mejor que hago cuando sucede un acto discriminatorio quedarme callado como si nada pasará.
#12399 en Joven Adulto
#47626 en Novela romántica
lgbt, amor amistad dolor humor drama, prohibido enamorarse de el
Editado: 23.05.2020