"Las cosas no van bien", "la plata no nos alcanza" eran expresiones que escuchaba a menudo de mis padres. Lo que no comprendíamos era que eso significaba, que un cambio se acercaba.
Una noche cuando estábamos cenando, papá dijo que al día siguiente íbamos a ir a ver una nueva casa, que era más grande, que había una escuela cerca y bla, bla, bla... Me quedé con la primer frase "vamos a ir a ver una nueva casa", es decir nos íbamos a ir de esa casa en la que había vivido la mayoría de los años.
Al otro día, nuestros padres nos fueron a buscar a la salida de la escuela para ir a conocer la casa adónde viviríamos. Tenía un camino largo rodeado de muchos árboles, las habitaciones eran grandes. En el frente de la casa había un patio grande, en el que podríamos hacer jardín.
El tambo donde trabajarían nuestros padres quedaba a unos metros de la casa, lo que daba la posibilidad de poder cuidarnos. Pero, lo más importante era que había una escuela ubicada a un kilómetro y no había ninguna cañada para cruzar. Papá dijo que podríamos ir en bicicleta porque había un camino para uso exclusivo de los que andaban en bicicleta.
En fin, fue una tarde con mucha emoción por conocer nuevos lugares. Pero, también ello significaba que debíamos dejar nuestra casa querida. El viaje de regreso a casa fue de charla de proyectos entre mis padres, mientras yo miraba el paisaje de camino de regreso, pensando en "nos mudaremos..."