Estaba cayendo, sus manos se mantenían estiradas esperando que alguien las tomara y le salvara la vida; sin embargo, la única persona que veían sus ojos color avellana, era su asesino, que sonreía de lado a lado mostrando sus dientes, mientras contemplaba su acto de victoria y, al ver qué la mujer movió sus labios, le dio la espalda. —“Cassiel”—Fue su última palabra después del impacto en el suelo. Su cuello se rompió, el cráneo se destrozó por el golpe contra el suelo; al final observó sus dedos moviéndose por el reflejo.
***
Cassiel veía la enorme mancha de sangre que manchó el pavimento. Agradeció que era época de vacaciones y muy poco personal y estudiantes se encontraban en las instalaciones del campus. Estaba arrepentido por no haber llegado a tiempo, si lo hubiese hecho, quizá el que estuviera muerto sería él, pero en otro lugar desconocido.
La cinta amarilla que decía “Keep out” no lo detuvo; la levantó y se adentró a la zona del crimen. Escuchó que habían catalogado el caso cómo suicidio, palabra que le revolvió el estómago porqué sabía que esa joven no comentaría un acto así. Tocó la mancha de sangre, qué aún estaba fresca con la yema de sus dedos, la mezcló entre sus dedos, luego se los llevó a la boca, dónde los lamió con la punta de su lengua. El sabor desagradable de la sangre, le mostró lo qué aquella chica hizo en sus últimos 30 segundos de vida. El cuerpo de Cassiel se quedó estático en el suelo, tenía los ojos cerrados y respiraba muy lento, pero su alma se salió del cuerpo mostrándole el lugar exacto dónde aventaron a la joven. La veía caer; observó su rostro lleno de miedo. Miró a su asesino, lo conocía, trató de seguirlo en el momento que le dio la espalda a su crimen, aunque fue imposible. Le heló la sangre al ver los labios de la joven decir su nombre. Regresó al presente cuando en su visión la rubia se golpeó en el suelo. Se tocó la sien que comenzaba a punzarle; después escuchó una voz tras él.
— ¿Lo viste todo?
—No. —Contesto dolido. —Y será imposible encontrar en este plano a Baltazar.
— ¡¿Qué?! —Gritó Hidan exaltado.
—Ya me oíste.
—Debe ser una trampa. —Hidan mitigo el tono de su voz.
—Lo es…—Cassiel cerró los ojos. —Esto lo tengo que arreglar yo solo.
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Editado: 14.04.2018