Crónicas de un soñador Ill

Corín

 

En el pasillo del hospital, le estaban dando su diagnóstico; se encontraba bien. Fuera del peligro en el que siempre se encontraba, ya estaban por darla de alta, escuchaba al médico hablar y hablar, había ciertos términos que no entendía y, de repente, vio que alguien caminaba por el pasillo y gruñó. Ese gesto, que le fue demasiado conocido por una persona muy importante, a pesar de la cara que el mayor puso al mirarla, ella sonrió.

Sintióse la felicidad invadirla, sus mejillas se pintaron rosadas quitando esa palidez que llevaba días en su rostro. No tenía el conocimiento del porque Corín la miraba de esa manera, yacía molesto y arrugaba la nariz. Sin embargo su mera presencia le era muy grata, pues no había contado los días en qué no vio a su hermano.

Era graciosa la vestimenta de Corín, traía otra vez el cabello rubio y corto, un sombrero color negro, que era más grande que él, la playera larga del mismo color y un pantalón que combinaba y esas graciosas gafas redondas que le hacían los ojos más grandes. A pesar de todo eso...estaba feliz por verlo.




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