Su bosque favorito le proporcionaba esa tranquilidad y libertad que tanto buscaba, estar acostada sobre el pasto, con los brazos debajo de la cabeza y viendo las hojas de los árboles mecerse al ritmo del viento le relajaba, además el sonido que producían le arrullaba; cerró los ojos mientras escuchaba pisadas acercarse.
—Mmmm...—Suspiró el dueño de las pisadas. —Te encontré...
—Genial. —Bufó abriendo los ojos.
—Descuida. —Respondió Corín sentándose a su lado.—Sólo vine a relajarme... —Le contempló, su hermano veía hacia el frente con una sonrisa de medio lado, cosa que llamó su atención.
— ¿Por qué tan feliz?—Preguntó. Corín la miró de reojo y después siguió observando el mismo punto fijo; aspiro el aire del bosque, lo exhaló y habló.
—Es muy tranquilo por aquí. —Respondió.
— ¿Qué pasa? No me convences...
—Sólo aprovecha los diez minutos que te quedan antes de irnos...
—Bien. —Cerró los ojos y suspiró. —Te encontraremos pronto Corín.
—Eso espero...
***
Agitada, abrió los ojos en la oscuridad, escuchaba el eco de sus pasos mientras corría al lado de Aram. Escapaban; más individuos corrían tras sus pasos.
—Estamos cerca...
—No te detengas...—Le dijo el mayor.
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Editado: 14.04.2018