Historia 6: Una obra entretenida
El festival escolar se acercaba día tras día y la clase de Esmeralda se apresuró en realizar los detalles finales de la escenografía, todos colaboraban con mucho entusiasmo, salvo Pablo Casanova, quien se ocupaba de los desperdicios y basuras utilizados durante los trabajos manuales. El muchacho era realmente torpe para las cosas creativas, por ende, lo dejaron relegado al servicio de mantenimiento trasero.
Esmeralda y Wendy por otro lado sí obtuvieron papeles, la obra se titulaba: Corazón de patria, un título original escrito por uno de los estudiantes del curso pasado, la historia narraba las aventuras de un joven miembro del ejército insurgente de Miguel Hidalgo y su historia de amor con una campesina que encontró a medio camino de la batalla. Esmeralda obtuvo el papel de una honorable miembro del senado burgués, Wendy por otro lado tuvo que ponerse peluca y actuar como miembro de la servidumbre.
Como el cabello natural de Wendy era rubio se veía bien chistosa con cabello falso en su cabeza, aparte, se puso unos vestidos tradicionales que no le quedaban nada bien. Como era muy flaca el atuendo le quedó holgado, parecía una muñeca de trapo sin lavar, de haber puesto a Esmeralda quizá se habría visto mejor por la estructura de su cuerpo. Pero no, a ella a fuerzas la querían en un vestido europeo.
Bueno, en realidad era un vestido de quince años aumentado para que cupiese en el cuerpo de Esmeralda, ya que su delantera sin la ropa holgada realmente se daba a conocer. Los chicos de la clase no sabían que Esmeraldita estuviese tan… ¡En fin!
Durante varios días los ensayos estuvieron llenos de sonrisas y bromas, el ambiente alegró mucho a Esmeralda, pues ninguno se quejó de la actividad que estaban realizando. Rance tenía razón, a veces un poco de orden autoritario podría ser la solución para tantos problemas de opinión.
Esmeralda tuvo algunos problemas con sus líneas al principio, pero tras revisar el guión repetidas veces se le quedó, Wendy por otro lado batalló un poco al cambiar su voz por un tono más “indígena” y nativo de la región, ya que poseía una manera de hablar bastante golpeada.
—¿Cómo demonios pueden hablar así? —Se quejó Wendy con las mejillas infladas de molestia.
—No digas eso, seguro te saldrá bien para el día de la obra, cada vez falta menos. —Esmeralda apoyó a su amiga con unas palmaditas en la espalda, la joven rubia elevó su mirada al cielo y levantó su mano diestra.
—¡Claro que sí!, a darlo todo.
El ensayo final terminó con todo el grupo sonriendo, era un ambiente jovial repleto de emociones positivas. Wendy dio saltitos como loca por todo el escenario, en verdad lucía feliz, ¡había ensayado todo el mes!, Esmeralda también compartía esa dicha.
No necesitaba ser Magical Luz para poder disfrutar la obra de teatro, por primera vez en mucho tiempo Esmeralda sintió que podía lograr algo sin sus poderes, una presentación inocente ante sus compañeros de escuela. No era la hazaña del siglo, pero sí le dio un pequeño aumento de confianza.
Quizá la única persona en no gozar esa gran experiencia era Pablo Casanova, el pelirrojo era el último en llegar y el primero en irse, siempre solo, detrás del escenario moviendo las persianas de mala gana, sus ojos verdes y carentes de emociones realmente daban mucho que desear.
Esmeralda sabía que no podía hacer nada por él, lo intentó durante muchos meses al invitarlo a las reuniones escolares o los eventos multitudinarios junto a los demás compañeros. Por desgracia nada cambió, Pablo no tenía buena relación con su clase, era un caso diferente, la oveja negra del salón.
—¿Por qué Pablo no va a actuar? —cuestionó Wendy, la chica todavía no conocía bien al pelirrojo, por ende, le pareció extraño que él fuese el único en no actuar.
—A Pablo no le gusta socializar mucho —respondió nuestra heroína.
—Tonterías, seguramente es tu imaginación. —Wendy desobedeció a Esmeralda, la chica se acercó a Casanova con una sonrisa de oreja-oreja —.Oye, Pablito, ¿por qué no te unes a los ensayos? —preguntó la rubia con gran alegría.
—¿Eh?, ¿me hablas a mí? —susurró el muchacho, Pablo yacía acostado sobre unas cajas viejas detrás del escenario.
—¿A quién más le hablaría?, ¿a las cajas? —bromeó.
—Muy graciosa, pero no, seguramente arruinaré la obra escolar si me aparezco por ahí, de hecho ya hice los preparativos detrás del escenario, es cuestión de que el profesor eleve el telón y lo baje, no es necesario que venga mañana. —Pablo hizo lo correcto, al mover todas las cajas, escenografías y demás cumplió con su deber, no tenía ninguna obligación de llegar al día siguiente, ya que el encargado de limpiar era otro estudiante.