Historia 8: ¡Duende feo!
—¡Vuelve aquí! —exclamó Wendy, la chica corría por las calles como loca con su traje de chica mágica, sus pasos rápidos dejaron desconcertados a los transeúntes que solo miraban la extraña escena con una gota invisible detrás de sus cabezas.
—¡No me atraparán con vida! —Un pequeño duendecito regordete escapaba a toda marcha, el individuo vestía un pantalón de tirantes negro y un gorro blanco, sus botas puntiagudas le daban aspecto de gnomo jardinero. No obstante, el condenado llevaba ya buen rato escapando.
—Ese tipo es demasiado molesto. —Magical Luz interceptó al duende cerca de un terreno baldío, pero éste rápidamente dio un salto de dos metros para evadir cualquier intento de atraparlo. La persecución parecía no tener fin, las ramas que Esmeralda usaba mágicamente no podían aprisionarlo, el tipo era demasiado escurridizo.
¿Cómo llegaron nuestras heroínas a esta situación?
Horas antes se escucharon reportes de un enano pervertido que subía las faldas de las mujeres, robaba caramelos a los niños y obstruía el tráfico realizando bailes absurdos a media carretera. La policía intentó atraparlo a base de trampas y patrullas, no obstante, el duendecillo era demasiado listo para caer en esos trucos baratos.
Era un sujeto muy fastidioso, poseía una voz chillona que podría sacar de quicio a cualquiera, sin contar que también se metía a lugares indebidos, como los probadores femeninos en las tiendas de ropa, aguas termales para damas y no olvidemos los café maids. ¡Menudo guarro!, muchas chicas intentaron defenderse de sus perversiones, pero no consiguieron tocar al duende.
—Soy demasiado para ustedes, ¡jamás me tocarán! —Para colmo cargaba un celular moderno para tomar las fotos de las faldas que levantaba, las bragas y los rostros enojados de las mujeres, ¡definitivamente todo un malvado!
Esmeralda y Wendy recorrieron toda la ciudad intentando capturarlo, por desgracia, el bastardo estaba siempre un paso adelante. Primero trataron un ataque sorpresa dentro de un balneario, después del todo, el duende era un pervertido, así que lugares con chicas en bikini eran lo más parecido a un hábitat natural para él.
—¡Ya eres mío! —Magical Fénix cargó contra el duende sin ningún tipo de estrategia, un error que le salió caro, pues su antagonista simplemente se desplazó hacia la derecha “toreando” a Wendy directo al agua.
—Mala suerte, pequeña, te faltan unos cien años de entrenamiento para poder detenerme.
—¡Maldición!, ¡Esmeralda, ataca! —exclamó Wendy.
—No escaparás… —Esmeralda saltó con un flotador en forma de llanta, su objetivo era capturarlo usando dicho objeto, no obstante, el duendecito saltó casi tres metros sobre el aire hasta caer sobre la tabla de clavados.
—Oh, qué buena vista. —El duende sacó fotos con zoom a todas las chicas que hacían uso de la piscina, ellas al sentirse invadidas decidieron salir del agua muy avergonzadas, terminando así un día de diversión por culpa de ese maníaco. Esmeralda lanzó nuevamente sus ramas con toda intención de atraparlo, pero éste volvió a saltar por los cielos. Aún así, Wendy le siguió el paso a pesar de tener la ropa mojada, su frustración crecía y eso tampoco ayudaba a la persecución.
Durante las siguientes horas el duende hizo de las suyas, estuvo espiando a cada mujer joven de la ciudad y molestándolas usando fotografías comprometedoras. No obstante, también se dedicó a joder parejitas enamoradas en los parques, cuando veía a dos amantes rápidamente se interponía entre ellos y mojaba al novio con una cubeta de agua sacada mágicamente.
¡Menudo problema!
—No podemos dejar que se escape. —Esmeralda también comenzó a sentir la frustración, nunca antes lidiaron con un enemigo tan escurridizo.
—¿Y de dónde salió este cabrón? —Wendy soltó palabrotas y no era para menos, las ganas que traía de meterle un buen coscorrón sobraban, por culpa de él su vestido yacía mojado y arruinado, necesitaría un buen secado mágico para regresarlo a la normalidad.
—¿Qué pasa?, ¿ya están cansadas, niñas mágicas? —bufó el duendecito, a pesar de haber corrido por varias horas no sentía ni una huella de cansancio, quizá por su protección mágica y control de la naturaleza, pero lo que realmente le daba fuerzas era fotografiar chicas lindas. ¡Con ese poder ni siquiera Alastor podría detenerlo! (si entendieron, denle manita arriba).