Historia 13: Magical Luz vs Magical Blade
Emily entró al salón de clases sin decir ninguna otra palabra, sus ojos inexpresivos se posaron sobre el asiento que señaló el docente. Los estudiantes evitaron verla, a diferencia de los mangas cliché no se dio un mayor revuelto por la llegada de una chica nueva, de hecho, parecían asustados de su presencia.
A pesar de no mostrar ningún rasgo fuera de lo normal había algo en ella que despertaba los instintos más básicos del ser humano, un aura peligrosa, como aquella que tenían los asesinos en serie o criminales famosos. Cuando Emily pasaba los estudiantes evitaban verla directo a los ojos, todos preferían ocultarse a tener que confrontarla directamente.
O al menos casi todos…
Pablo Casanova no desvió su mirada, se mantuvo examinándola fijamente hasta que se aburrió y desvió sus orbes al pizarrón. La chica con lentes ignoró aquel gesto desafiante, por ende, siguió avanzando hasta sentarse en su pupitre. Wendy se acercó a Esmeralda y a corta distancia comenzó a susurrarle.
—Oye, esa chica no me da buena espina —comentó.
—A mí tampoco, pero no podemos juzgar a nadie por su apariencia. —Esmeralda trató de pensar racionalmente, resultaba imposible que ella fuese una loca en busca de sangre, ¿verdad?
En fin, las clases transcurrieron sin mayores novedades, Emily se acopló al ritmo de los demás y mantuvo una atención buena durante cada materia. Ella no era tan inteligente como Esmeralda, pero tampoco apestaba en la escuela como Wendy, gracias a esos atributos logró pasar desapercibida entre todo el grupo. Aún así, nuestras heroínas sintieron un mal presentimiento cuando Emily pasó cerca de ellas.
Ese mismo día, Esmeralda decidió caminar sola por los pasillos escolares en búsqueda de unas galletas, Wendy se quedó esperándola en un salón vacío, ya que tuvieron la hora libre. La jovencita ya estaba saboreando las riquísimas galletitas con un poco de leche que Wendy trajo consigo para compartir, ¡bendito sean, dulces!
—Estás viviendo muy despreocupadamente. —Emily interceptó a Esmeralda a la mitad del pasillo, ella no traía consigo sus gafas y en su lugar le dedicó una mirada repleta de odio. Esmeralda relacionó dicho sentimiento con Patricia en primer lugar, no obstante, tras analizar bien sus gestos faciales se dio cuenta que lo de Patricia no fue diferente a un chiste o un capricho infantil.
El odio emitido por Emily era mil veces peor, un sentimiento repleto de tristeza y carencia de alegría.
—¿Necesitas algo de mí, Emily?, tal vez puedo mostrarte la escuela más tarde, para que revises los clubes y veas a dónde unirte.
—¿Acaso crees qué soy una imbécil?, deja de estar haciéndote la tonta. —La chica tomó a Esmeralda de la muñeca y sin previo aviso la apretó.
—Auch, oye… Me estás lastimando…—susurró Esmeralda.
—¡Ya deja de jugar! —Emily soltó a Esmeralda de golpe, entonces dio unos pasos hacia el frente para hacerla ver más pequeña. Aquella táctica de intimidación funcionó, ya que Esmeralda volteó a ver hacia otro lado —. ¡Mírame de frente, idiota!, no sabes lo repugnante que eres, desearía acabar contigo justo ahora, tonta.
—¿Por qué me dices eso?, yo no quiero tener problemas…—Esmeralda sabía el porqué del maltrato, en su interior ella tenía una corazonada capaz de resolver el misterio. No obstante, prefirió mantenerse ignorante, dejar que las cosas sucedieran a su ritmo para evitar una confrontación directa, por desgracia, sus intentos fracasaron rotundamente.
—¿Sigues jugando el rol de la estudiante acosada?, ¡para de una vez!, Magical Luz. —Emily se hartó de la actuación, en ese momento la chica levantó su mano con toda la intención de soltarle una cachetada, sin embargo, Pablo Casanova interceptó la trayectoria del impacto agarrándola por atrás de la muñeca. Menudo error, en un reflejo inconsciente provocado por años de entrenamiento, Emily se dio la vuelta rápidamente y lanzó una patada a la cabeza del muchacho.
—¡Cuidado! —exclamó Esmeralda, no obstante, grande fue su sorpresa cuando vio a Casanova bloqueando la patada con su otra mano.
—Oye, eso fue atemorizante, no puedes ir por ahí lastimando a tus compañeros. —Pablo Casanova habló con arrogancia, a diferencia de Esmeralda, el muchacho se mantuvo todo el tiempo encarando a Emily, aquel gesto molestó en demasía a la chica, pues no estaba acostumbrada a que un civil le dirigiese la palabra.
—Esto no tiene nada que ver contigo, deja de proteger a esta mentirosa y lárgate.