Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 13: El Renacer.

Esa misma tarde, Ariel y Mogul miran a la pradera para revisar la zona, Maya piensa que el trabajo está casi terminado por el momento y le dice a Mogul que recojan muestras del terreno, a fin de llevarlos para análisis con el departamento de geología y geofísica de los laboratorios en Fronda.

─Mogul, yo me quedaré en el laboratorio terminando unas cosas, anda tú y oxigena tu cabeza, apóyate con Ariel y Jared para las entrevistas a lugareños en caso que requieran hacerlo.

─Doctora pero los lugareños solo son los kohanitas.

─Lo sé, pero yo no debo incomodarlos, en cambio tú eres hombre y Jared también lo es, un niño grande, pero es hombre. En cambio Ariel, ve con Kaled a donde están los obreros ezrahim y conversa con ellos.

─Doctora me niego a abandonarla ─dijo Kaled tajantemente.

─Yo estaré bien, Kaled, ¿qué podría pasarme aquí? Este es un lugar pacífico, Ariel necesita más ayuda, yo solamente terminaré de estudiar las muestras aquí encerrada. Saldré si es necesario y para eso los llamaré, ahora vayan que quiero estar en Fronda mañana para las elecciones. ─ordenó Maya.

Mogul se marcha con Jared, y Kaled un poco reticente asiente en ir con Ariel. Los dos grupos se dividen a recolectar muestras por el campo, hacer observaciones, entrevistas a los lugareños e investigaciones científicas de los alrededores. Maya se queda sola en el laboratorio reflexionando de todo lo que ha pasado mientras adelanta el informe, se enfoca en los resultados y los vuelve a comparar, haciendo otra serie de anotaciones.

«¿Qué habrá querido decir con "Se cerrará el círculo"?», pensó Maya al recordar las últimas palabras del kohanita muerto, una extraña sensación de presagio que no distinguía si era bueno o malo le invade el cuerpo, en su cuaderno había colocado sus síntomas, y los volvía a enumerar: Cura rápida, vigorosidad y agilidad, mejora de la visión, y la capacidad de «escuchar» lo que piensan otros como algo hipotético, y en otro sigue haciendo nuevos análisis antes de hacer el informe.

«¡Algo falta por establecer!, ¿qué es lo que falta?», pensó.

En eso se aparece un hombre, parado en el umbral de la entrada del laboratorio improvisado. La claridad de la luz del día no le permitía divisar su rostro y una malla plástica le dificulta la visión.

─¿Es usted la doctora Maya Groi? ─preguntó el extraño con una voz, clara, recia y firme.

Maya sorprendida por la aparición del extraño, sale y corre la malla aislante y observa un hombre con ropaje de kohanita muy elegante y de buen acabado, diferente a cualquiera de los que había visto antes a los kohanitas del sanog cercano, y tal vez en toda Fronda; era brillante como la seda. El hombre de unos cuarenta y tantos años, su cabello era corto, bien peinado y tenía algunos tonos canosos; de color de piel, lucía como bronce, no parecía que era del lugar.

─¿Quién es usted y que hace aquí?, esto es zona restringida. ─Advirtió la doctora con recelo.

─Lo sé doctora, no quiero incomodarle, solo pasaba por aquí un momento, la verdad es que he seguido un poco los eventos desde la muerte del rosh sanog anterior, fue una irresponsabilidad de su parte el haberse metido en dicha fuente.

Maya aun recelosa de su inesperada visita, persiste en su duda, y antes de volver a preguntar quién era de nuevo, el hombre la interrumpe.

─Sabe que yo también estuve presente en el momento que el rosh sanog murió, le escuche muchas cosas que dijo, conozco sobre la interpretación de los glifos, y el rosh sanog Mordecai pronunció unas cosas que me llamaron la atención.

─Que dijo en si ¿señor...? ─Maya en alerta pregunta de nuevo como esperando que el hombre se presente.

─Mire, decía que venían tiempos difíciles para todos, lo dijo en un idioma antiguo que yo reconocí, algo que sólo estaba escrito en los glifos proféticos, que el estanque es para algún tipo de persona, y su contacto con esas aguas son mortales para los demás.

─¿Ah sí? ─Maya sorprendida por la revelación de su extraño interlocutor─ ¿cómo sabe usted eso si es información de tipo confidencial?, ¿seguro que usted es del sanog?, no recuerdo haberle visto.

─Doctora, usted es científica, creo que todos ustedes obviaron un detalle, importante ─continuó el hombre sin mostrar su identidad─, ¿usted vio las inscripciones que están justamente donde sale el líquido? ¿No pensó que quizás esas escrituras, sean un manual instrucciones?, o como vienen los frascos modernos de químicos, con la composición y para qué sirven y el posible antídoto.

Maya queda sorprendida, de lo que le dijo el hombre, quizás era la clave de todo y con interés le pregunta:

─¿Usted dice que conoce las escrituras?

─Es probable, si las veo de cerca, pero yo siendo usted, iría para la caverna a tomar imágenes, su ayudante colocó un puente y es seguro pasar, según pude observar.

─¿Acaso usted entró? ─preguntó sorprendida la doctora─. Espere un momento que me cambie, voy a salir, espere afuera deseo ver por qué hizo eso. ─Maya se molestó por la intromisión de ese extraño a la caverna restringida.

─¡Cálmese! La esperaré, no se preocupe por mí. ─dijo el misterioso hombre.

─No me dijo como se llamaba. ─volvió a decirle Maya, pero al mirar de nuevo el hombre no estaba ya en el umbral y escucha pasos como alejándose fuera de cobertizo.

Maya se cambia rápidamente y sale hacia afuera, pero no encuentra a su extraño interlocutor, mira alrededor y no ve a nadie en los alrededores, la colina era de pasto verde sin árboles, nadie se podía esconder, mira hacia las escaleras pero no ve bajar a nadie, desde arriba observa hacia abajo a un par de ancianos kohanitas sacudiendo unas telas, y no ve que se parezcan al extraño kohanita que se le apareció, Maya queda sorprendida el hombre se había esfumado como por arte de magia.

Maya camina hacia la caverna, cree que tal vez el kohanita misterioso está adentro, prende las luces, entra y tampoco ve a nadie, nota que la caverna está más tranquila, la temperatura no era tan calurosa aunque si había un aroma diferente, algo dulce y agradable para su gusto. Maya camina hacia el borde y mira de lejos el mural de inscripciones, no tenía el traje de protección química y biológica, observa de nuevo en penumbra al otro lado y revisa el andamio improvisado de puente que antes había colocado Kaled.



#4038 en Ciencia ficción
#26421 en Otros
#3552 en Aventura

En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.