Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 31: Camino A Sakina, Parte 1.

Como los propios bereberes africanos, o como los beduinos árabes terrestres, la caravana de soldados aleshianos se movía en la isla desértica, unas tres horas ya habían pasado y el calor del día se había hecho presente, la temperatura calentaba la piel, atrás había quedado la playa de arenas blancas, el oasis de agua salobre y los árboles de frutas cítricas, con los cactus de forma de barril, el duro terreno marrón, ahora cambiaba a un color más amarillento conforme Araah, la estrella que equivalía al Sol de Tzargaria tomaba más altura en la bóveda azul celeste.

Para Maya era un auténtico espectáculo, era la primera vez que veía un escenario así ante sus ojos, pese a estar cautiva, o esposada, no dejaba de admirar el desértico paisaje a su alrededor. Se lo habían comentado antes, lo había leído en libros, había visto fotos en revistas, pero ninguno hacía la debida justicia de verlo con sus propios ojos.

Habían salido algo tarde, por el encuentro con la patrulla frondana, llevaban 2 horas de retraso, habían parado para que los alazares, dromedarios y ellos mismos tomaran agua, seguían su camino, atravesando las dunas que eran gigantescas montañas de arena, dejando atrás la huellas de los animales que cabalgaban.

Rojo y sus hombres hablaban en aleshiano, Maya no comprendía nada de lo que decían, uno de ellos saco de su túnica un instrumento musical de viento, similar a una flauta como una zurna y comienza a tocar una melodía, después viene otro y comienza a tararear una canción para acompañarle, Maya reconoce que pareciera una canción folklórica, porque el hombre decía una frase y los otros repetían la ultima frase con precisión. Alina iba atrás con una cara de pocos amigos, no le permitían participar en la canción, en cambio Rojo seguía conversando unas cosas con el comandante tzaring y señalaban a lejos como indicando el camino, miraban por unos binoculares y seguían el camino que solo ellos reconocían en ese mar de arena.

Rojo mira hacia atrás buscando la cara de Maya, que va mirando al horizonte un poco cabizbaja y en eso le grita.

─¡Frondana..., acércate!

Maya se quita un poco la bufanda y mira a Rojo, quien le hace una seña de insistencia para que se le acerque.

─Frondana, ven hasta aquí, que quiero compartir esto contigo y hacerte unas preguntas. ─dijo Rojo quien saca una bolsa de tela con unos provocativos dátiles.

Maya lo observa, y apresura su alazarina colocándose al lado de Rojo y ella le dice.

─¡Maya!, mi nombre es Maya, Doctora Maya Groi.

─¿Doctora?, eres una tejnik, ¿en que eres tejnik Maya Groi?

─Astrobiología, soy tecnócrata astrobióloga, estudio vida alienígena, tesis en fauna khalariana.

─Interesante frondana... Perdón, quise decir Maya... Doctora Maya. ─dijo Rojo excusándose─. ¿Entonces es cierto todo lo que te acusaron esos hombres?

─Exageran, pero en cierta parte es verdad, pero no soy una peligrosa delincuente.

─Esta bien, y para que quieres conversar con el doctor Abner...

─¡Doctor Abner Bani! ─replica Maya─, es amigo de mi profesor, a mi padre lo mataron y la conspiración fue grabada en un video encriptado, se requiere un matemático que pueda descifrar el código de descifrado.

─Por eso requieres al Doctor Bani.

─Si, y por eso les pregunto, si de verdad ustedes conocen al doctor Bani, estoy esperanzada en que él me puede ayudar.

─El doctor Bani es conocido en los círculos tejnik de Aleshia, trabaja para la Corona, pero es alguien muy ocupado, dicen que se la pasa inmerso en su trabajo, tanto así que ni atiende los llamado de la Corona cuando le requieren, se da el tupé de hacer esperar a su Majestad el Rey, si está en medio de una investigación, no atiende ni a su familia, es lo que hemos escuchado, así que no creo que él te pueda ayudar.

─¡Al menos, lo intentaré!

─¡Ya veremos... Doctora Maya!

─Puedes decirme Maya.

Mientras hablan se vuelven a cruzar entre los dos una fugaz mirada que Maya quita. En eso el comandante de mayor edad comienza a quitarle dinero al resto de los tzaring de la caravana para cobrar las apuestas; y Maya le pregunta a Rojo.

─¿Que hacen?

─Están cobrando las apuestas.

─Apuestas ¿Por qué?

─Apostaron quien ganaba entre las dos, entre Alina y tú y todos apostaron a Alina ─respondió Rojo, riendo burlonamente.

En eso se acerca el comandante algo molesto, y le deja a Rojo una gran bolsa de cuero llena de monedas que sonaban al cabalgar, y le dice en aleshiano:.

─¡Toma! nos dejaste a todos sin un mes de sueldo. ¡Que lo aproveches! ─Le suelta la bolsa y se aleja hacia atrás a seguir conversando con los soldados.

Pero Rojo sigue riendo y les contesta burlonamente :

─Alguien tenía que apostar en contra, para poner interesante la apuesta. ─Dijo mientras se reía guardando la pesada bolsa de monedas en su túnica y se adelantaba dejando atrás a Maya.

Maya no necesitó entender aleshiano para saber quien apostó por ella, queda extrañada por lo que acaba de ver, vuelve de nuevo a su lugar alejándose algo molesta de Rojo, y se tapa de nuevo su cabeza con la bufanda contrariada porque tenía el olor de ese hombre. Aunque en el fondo, le contenta que él haya apostado por ella y sin nadie que lo notara, sonríe para si.

Pasa unos quince minutos más, atraviesan otra serie de dunas, finalmente divisan a una explanada, donde estaban otros tzaring, esta vez estaban con vehículos adaptados al desierto, bajan a un sector donde habían carpas y tiendas de campaña, un poblado nómada, formado por tiendas de campaña de diversos colores y tamaños. Se encontraban más personas de diversas castas, la mayoría, estaban de paso, Maya apenas percibió las diferencias en sus túnicas, casi todos eran ezrahim y tzaring, pocos tejnik, los ezrahim eran nómadas que traían rebaños de ganado caprino, e iban a comerciar a la ciudad de Sakina para comprar cosas que necesitaban para la vida en el desierto. El olor a ganado y el sonido de balar de los caprinos inunda el lugar.



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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