Y así llegó el último día de estancia en Khalaris, la nave que los llevaría al satélite Kenops estaba lista para despegar, Amasías le entregó el pliego de peticiones, y entre otras cosas unos documentos sellados en un portafolio de seguridad que Vhalir tenía medio abierto, Maya por casualidad lo miró y leyó uno, que exigía la necesidad de incrementar las medidas de seguridad fronterizas, por los atentados de la secta religiosa extremista que estaba haciendo estragos en los demás dominios de las otras naciones.
─Alteza ¿Le planteará a su padre doblar la seguridad? ─preguntó Abner al príncipe.
─Esto hay que tratarlo con cuidado. Nadie le prestó atención a esta gente y mira, se volvió un problema, tenemos fronteras en común con los zenobianos, pero la naturaleza de esas fronteras son muy hostiles para que un humano se vengan hacia el dominio aleshiano por ese sector, sin embargo, son fanáticos religiosos extremistas y quiero asegurar las fronteras.
Maya escucha y le pregunta.
─¿Una secta kohanita?
─No sabemos aún quienes son, solo dicen que adoran a una deidad diferente, la pista que tenemos es que usan un estandarte de una estrella de color negro.
Maya se sobresalta al escuchar estas palabras, un escalofrío le recorre el cuerpo y se recuerda de las palabras de su visión: «aléjate de la estrella negra de la perdición».
─¿Estrella negra? ─dijo con sobresalto.
Pero Vhalir y Abner no notan su alarma, el Príncipe cierra el portafolio no dejando ver a Maya el contenido y le dice sonriendo:
─Pareces que viste un fantasma, vale que son solo unos locos haciendo estragos en los sectores zenobianos, que su gobierno no saben controlar, no controlan ellos en Tzargaria la piratería frondana, tampoco saben controlar en sus colonias. Les tengo algo de lástima, pero mientras no se metan en nuestros asuntos, allá ellos y menos si no piden ayuda. ¡En fin! Maya, cuando lleguemos a Kenops, por lo que ocurrió contra ti, cerrarán el acceso a los extranjeros, y de ahí, ¿sabes a donde iremos?
Maya reacciona un poco, porque sabe que no le tomarían en serio y sigue la corriente.
─¿A donde iremos?
─¡Directo a Amud!, conocerás al padre de Abner, al Doctor Bani, y le hablaremos de ese dispositivo de grabación encriptado, quizás resuelva ese acertijo de quien mató a tu padre.
─Sé quienes mataron a mi padre.
─Si, Maya, solo quiero recordarte que a pesar que puedas ver lo que está ahí, que ya sabes que es lo que dice, no sé que puedas hacer cuando te conviertas en una Princesa aleshiana. Aleshia no está en guerra con esa gente, ni quiere iniciar una, creo que te atormentarías más.
─Solo debo verlo, en algún momento me servirá. Alguien en Fronda debe quedar que pueda hacer justicia y esto le servirá.
─Está bien, pero ya eres aleshiana, y como aleshiana ya no debes involucrarte en eso, además serás una noble cuando nos casemos, te lo digo como tu futuro esposo, no me lo hagas repetir como tu futuro Rey. Aleshia no participará en esto ni empezará una guerra con los frondanos, a menos que ellos decidan meterse con nosotros tomaría acciones. Pero no lo harán porque somos superiores a ellos ¿Entiendes amor? Creo que cuando lleguemos, te mostraré nuestro poderío militar.
Maya observa y con algo de frustración asiente que entendió, no le gustaba la decisión pero era la realidad, Aleshia no iniciaría una guerra por el asesinato de un líder frondano, políticamente era un conflicto interno de Fronda.
─Tripulantes y pasajeros, tomen sus asientos, ya vamos a iniciar el conteo para despegue. ─Habló el capitán Uzías por el altavoz.
Los tripulantes hacen lo propio, la nave despega rumbo a Kenops, la fuerza gravitacional de escape es mucho más fuerte, y Maya siente como es aprisionada en contra de su asiento, como si algo la aplastara, era una sensación muy incómoda, sumado al fuerte ruido de los cohetes a reacción, se vuelve una pesadilla el despegue, nada similar al despegue en Tzargaria, era algo que había olvidado ella cuando estuvo antes en el planeta, y eso le recordó el por qué nadie va a Khalaris a menos que sea estrictamente necesario, Uziel, finalmente logra estabilizar la nave a una altura donde la atracción gravitacional del planeta no era tan fuerte y Maya sentía volver a la normalidad.
Era cuestión de llegar en unos días hacia Kenops, no sería los dos días cuando el descenso, eran seis días aún atraídos por la fuerte y desorganizada gravedad khalariana, y luego el trasbordo desde Kenops hacia una nueva ruta: El Satélite Amud, la famosa roca de 10 kilómetros que orbitaba Tzargaria que los aleshianos ocuparon por completo. Y en donde trabajaba como jefe, ese misterioso personaje introvertido o quizás frío de carácter llamado Abner Bani, quien ni su propio hijo, el coronel Abner, lo conocía a fondo.
La nave de transporte, consigue ubicarse en órbita estable sobre Khalaris, alejándose más en ruta hacia el satélite Kenops y adentro Maya, que no se apartaba del lado de su amado Vhalir.
Luego de seis días, la nave llega a Kenops, y como era esperado, hacen su trasbordo sin perder el tiempo, nadie le preguntaría a ellos si tuvieron que ver con el misterioso suicidio del ezrahim frondano que consiguieron en el sector multinacional, los frondanos no pudieron averiguar nada, Abner amenazó al administrador que mantuviera el hermetismo.
Luego de descansar, abordan la Nave Real 2, que los llevaría en unos largos quince días, hacia Amud, las pastillas para sueño son administradas a la tripulación para hacer más cómodo su viaje, estas pastillas tenían también dosis de Maná mineral, que ejercían mejoras a la capacidad física de los tripulantes e impedirían algún mal de atrofia por la ingravidez del espacio.
Al regresar con menos tripulación, ya que se quedaron unos científicos a trabajar en Khalaris, Vhalir y Maya tenían un pequeño espacio acomodado en la nave y los dos compartieron su primer momento de privacidad solos sin ser molestados durante el largo viaje de quince días, dormidos por las pastillas pero juntos el uno con el otro durante todo el trayecto sideral.