Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capitulo 76 La Fe del General.

Sala de Tribunales.

Oficina del Alto Consejo Teocrático.

Ciudad de Sigatshia, capital del Kohanato de Laisha

─General Mongo, este Consejo ha resuelto, relevarlo del mando general del Tzaring del Kohanato de Laisha.

─Pero distinguidas Eminencias, creo que su decisión es injusta, he sido patriota laishano y no me parece correcto que ignoren mi alerta y recomendaciones.

─¡General Mongo, cállese! Aquí no está en juicio lo que usted piense, sino más bien, la actuación que usted tuvo frente a nuestra decisión sobre lo que se le ordenó a hacer.

─Soy un laishano Eminencia, velo por los intereses del Kohanato.

─Usted solo debe es seguir las órdenes que se le dieron, por otra parte, su actuar es grosero, con sus declaraciones, ha puesto en mal ojos a nuestras relaciones internacionales con la República Koraliana, el alquiler de la Isla Khanar y sus detalles no es asunto suyo, es asunto del Alto Consejo, y por ende, también de su Santidad el Kohan Gadol Hiliel.

─Con todo respeto Eminencia, quisiera ver si su Santidad en verdad está de acuerdo con esta decisión.

─¿Está de nuevo faltando el respeto a este Alto Consejo? Sabemos que usted conoce a su Santidad, pero para su información el Kohan Gadol está de acuerdo y en tal caso, él no tiene que venir a esta reunión a hablar de estos temas administrativos que solo conciernen al Alto Consejo, él es un hombre muy sagrado para inmiscuirse en estos asuntos. Debería por su grosería ser degradado y pasar a ser un paria.

─Consejero Ölzei ─hablo otro prelado de más rango─, no perdamos el tiempo con este tzaring, resolvamos lo que se determinó, lea la sentencia, y usted General Mongo, aceptará la decisión.

Mongo mira al otro consejero con mucha rabia e impotencia.

─Disculpe Alto Consejero Nergüi, pero es que la grosería de este General que está fuera de orden, es única, habla por encima de su casta, y me saca de las casillas.

─Solo continúe Consejero Ölzei.

─Como le decía General Mongo, se releva de su cargo de comandante general de la casta tzaring, y se será transferido a la ciudad de Ramia, allá se hará cargo del regimiento de infantería de la ciudad. En sustitución, le será transferido el mando al General Altan.

─¿Pero..., qué es esto? Soy un general, dirijo a más de cien mil hombres.

─¡General Mongo! ─grito el prelado Ölzei─, si sigue usted hablando, dirigirá desde una fría celda.

Mongo cierra sus rasgados ojos, se queda callado con una impotencia que lo carcome por dentro.

─Escuche bien General ─prosiguió Ölzei─: se irá al Primer Regimiento de Infantería de Ramia, y se quedará ahí hasta nuevo aviso. Este Consejo ha dictado sentencia. ¿Votos a favor?

¿Consejero Batu?
─¡A favor!

─¿Consejero Barzolai?

─¡A favor!

─¿Consejero Ganzorig?

─¡A favor! Y si se pudiera degradar, también estaría a favor.

─Atengámonos solo al voto Eminencia, yo doy mi voto a favor ─añadió Ölzei─. Y ahora usted Presidente Nergüi.

─¡A favor! Solo agrego General Mongo, que esté agradecido por la misericordia que le ha otorgado este Alto Consejo por sus años de servicio, y esto no tiene nada relacionado su cercanía con su Santidad el Kohan Gadol Hiliel.

─¡Bien! Es unánime, se ha dictado sentencia, General Mongo, asuma su nuevo cargo y retírese de forma inmediata a su comando nuevo en la ciudad de Ramia, ha concluido esta reunión.

Los altos prelados se levantan de sus sillas que están en un estrado elevado sobre una silla solitaria donde está sentado el General Mongo. Todos salen por una puerta trasera, frente a al decaído hombre.

Mongo, era un tzaring laishano, de baja estatura, su piel pálida como el apio, rechoncho, calvo porque se rapaba su cabello al ras para no dejar crecer sus canas, sus ojos rasgados se notaban más con sus arrugas por su edad, de unos sesenta y tantos años, el hombre a pesar de ser un alto militar, lucía un uniforme de aspecto jocoso, sin embargo, era alguien probo y honesto. El General se levanta una vez que quienes lo enjuiciaban se retiran y el toma su cetro que lo identifica como general de alto rango, lo observa decepcionado, y se coloca su gorro de cuero que tenía el símbolo laishano; se levanta para salir de esa sala para verse con su asistente que lo espera ansioso.
─¿General, que le dijeron?

─Teniente Onzog, me relevaron del mando, así que ya no soy más su comandante, vaya a su cuartel y espere al nuevo comandante que el Alto Consejo designó, es el General Altan, yo fui removido, solo por expresar mi opinión de no estar de acuerdo con abandonar y recuperar la Isla Khanar a los koralianos.

─General, es una triste noticia, El general Altan no es muy popular entre las tropas.

─Es tu nuevo comandante, solo sigue siendo tan eficiente como lo dicta el mando.

─¿General, y a usted a donde lo enviaron?

─Me enviarán a Ramia, a dirigir al Primero de Infantería.

─Pero eso es un puesto para un capitán.

─Si Teniente Onzog, lo único que faltó fue que me quitaran las insignias de general. ─Mongo se sacude su uniforme.

─He escuchado que ese cuerpo de infantería está muy descuidado.

─Lo sé, como todo el tzaring de Laisha está descuidado, nunca atendieron mis requerimientos para modernizar el tzaring a los tiempos modernos, pensar que todavía usamos alazares y otras bestias de carga para tirar de armamentos pesados y para trasladarnos, nuestros mechas están descuidados, no tenemos una fuerza aeroespacial fiable, solo chatarra tecnológica, pero el Alto Consejo no lo cree pertinente, por eso los koralianos prácticamente se adueñaron de nuestra isla, con el visto bueno, o comprados en el Alto Consejo.

─Que no lo escuchen General.

─¿Y qué?, esos burócratas, si supieran que pienso algo peor, pero lo que más me duele, es que sea cierto que el Kohan Gadol apruebe esto.



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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