Crónicas Tzargarianas I: El Albor De Un Imperio

Capítulo 85 El Reencuentro en Ha"Melekh.

Dos días después, a las primeras horas de la mañana en el aeródromo de Sakina, capital de la isla Ha”Melekh.

–Atención tropa, saludos a la Reina Maya que viene en representación del Rey Vhalir.

Los soldados de la casta tzaring de Aleshia destacados en el aeródromo se plantan firme en saludo militar a Maya quien baja por la escalerilla de la nave, a su lado Alina que la seguía caminando firme, llegan hasta el techo del hangar donde se guarecen del viento matutino que soplaba fuertemente a esas horas.

–¡Bienvenida Majestad!

–Gracias Mayor –Maya lo saluda cordialmente– Por favor Mayor Negus, no hacía falta tanto formalismo –dijo la reina un poco sonrojada y algo abrumada por el despliegue.

Al Mayor lo acompañaba un grupo de personas que integraban diversas castas locales así como algunos jefes tribales.

–Bienvenida Mi Reina, soy el Doctor Yohanan, médico jefe del hospital de Sakina.

 

–Doctor Yohanan, por fin puedo conocerle, durante el vuelo pude leer los informes de la situación, dicen que usted asumió la coordinación médica de los refugiados.

–En efecto Su Alteza, pero a distancia, hay un personal a cargo en el lugar, solo atiendo en Sakina a algunos enfermos por insolación, otros por desnutrición y deshidratación, esto es producto por aventurarse al Mar Angosto en precarias condiciones que llegan.

–¡Alteza! –salió otro hombre entre el equipo–, soy el sheik de Al Koussar, una pequeña localidad al este de la isla, en el lugar tenemos algunas tierras fértiles gracias al método de irrigación gota a gota, ahí producimos diversos tipos de aceites oleaginosos comestibles.

Maya algo extrañada sonríe al noble local, pero este continúa.

–Mi Reina, recurro a usted, porque tenemos el problema que muchos refugiados están llegando a nuestras tierras y se han arruinado muchos cultivos, eso ha generado pérdidas económicas y cada día llegan más, usted viene a poner fin a esta situación. ¿verdad?

Ahora Maya entendía la presencia del noble, era un reclamo. Maya por un momento suspira buscando una respuesta adecuada y le dice:

–Veremos que podemos resolver Sheik, el Rey me manifestó que desea resolver lo más pronto posible el problema de migración pero tenga algo de paciencia.

–Majestad por favor, me dejarán sin nada, iré a la ruina, la inversión fue alta y las pérdidas serán catastróficas –agregó.

–Veré como hago, solo puedo pedirle que se tranquilice, apenas estoy llegando para conocer la situación.

«Ser Reina es complicado, apenas estoy llegando y no he visto el problema y ya me están reclamando», pensó Maya.

Alina le susurra:

–¿Ya entiendes a Vhalir? y no has visto nada.

–Por favor Su Alteza, mande a esos vagos frondanos a donde vinieron, haga reflexionar al rey y dígale que reimplante el decreto de que todo ilegal se le debe disparar, no nos explicamos el porqué derogo el decreto de su padre –se quejó el sheik.

–Sheik por favor esto lo resolveremos tenga paciencia, veré que la Corona le subsane sus pérdidas siempre que sean bien honestos los cálculos –insistió Maya con una cara de evidente furia.

Alina toma por un brazo a la reina y le dice:

–Maya tranquila, ten paciencia, muchos saben o tiene idea que eres frondana, pero entiende también que son sus tierras quizás sus únicas posesiones y son sirvientes del Rey y por ende te sirven a ti.

–Está bien Alina, ¿qué puedo hacer?

–Déjame a cargo del trámite logístico, me reuniré con ellos, conozco esta isla y su gente, pero tendré que ausentarme, Moel tu escolta particular te asistirá ya le di las órdenes.

–¿Moel, el Sargento Moel?

–Si, le dije mientras dormías en el viaje que te asistiera, yo me quedaré en Sakina para coordinar la logística, la prioridad será mudar el campamento a un nuevo lugar, yo tengo un lugar en mente y ya le ordené al Mayor Negus para que movilice el tzaring con los zapadores y los ezrahim de construcción.

–¡Gracias hermana!

–No te preocupes, solo haz el trabajo político, debes hacer quedar bien a Vhalir, tu esposo, apenas me desocupe aquí tomaré un vuelo hacia donde estés hermana mía.

Ambas mujeres y su séquito se dirigen a la casa del Rey, Maya observa el gran domo blanco donde tuvo su primera cita no oficial con Vhalir, donde miraron las estrellas y recordó con nostalgias unas palabras de su esposo.

«Un par de estrellas nuevas no descubiertas por ningún astrónomo, ¿cómo era que se llamarían? Enra y Myreen, Vhalir también dijo que así llamaría a sus hijas de tener dos, serán los nombres de mis hijas, pero si tenemos hijos uno se llamará Arnuk y el otro Boro como mi tío, o quizás Mija como su padre, ¿Pero que estoy pensando?, ¡Maya no! ¿Embarazada? Que nervios, ¡todavía no!» Maya pensaba estas palabras y se le escapaba una pícara sonrisa.

–Perdone –dijo el médico Yohanan al ver sonreír a Maya– ¿Algo le trae nostalgia Majestad?

 

–Ah sí, ese hombre aún no recuerda nada, pero el último electro y la tomografía que le hicimos a su cerebro, mostró una mejoría al tratamiento, todavía no dice una palabra, pero más tarde que nunca, tendremos un avance con él. Quizás recupere la memoria y el habla muy pronto.

–Doctor, ese hombre es una gran amigo, le estaría agradecida de verdad en que lo ayudase.

–Es mi deber Mi Reina.

Maya llega al palacio en Sakina y es escoltada a la lujosa habitación que sería solo para ella esa noche, como era de esperarse finamente decorada y aterciopelada, mas sin embargo, ella sin pérdida de tiempo decide asear su cuerpo, se baña rápidamente, cambia su ropa a una más adecuada al caluroso lugar, y cuando sale, una mujer del servicio le está esperando con un carro de comida, pero ella solo toma un bocadillo y sigue caminando a donde están toda su custodia esperándola y el doctor Yohanan le dice:

–¿Majestad, quiere ir al hospital?



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En el texto hay: cienciaficcion, ficcion, aventura espacial

Editado: 07.08.2023

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