Ángela había terminado de tirar el último dado, la anoche anterior se habían acostado demasiado tarde jugando, el parchís es un juego muy pegajoso y por esa razón cuando las hermanas terminaron de hacer los quehaceres de la casa habían empezado a jugar otra vez, con la excusa de "esperar a Adalia es esperar la muerte" cuando realmente te quieres morir claro está, <Porque cuando tienes muchas ganas de vivir es ahí cuando la maldita te visita> Los pensamientos de Ángela sobre lo que opinaba de la muerte retumbaron en su cabeza. Era un sábado perfecto pero la tarde estaba muy calurosa y aunque se sabía que en esa época hacia mucha calor, de todos modos era complicado; el techo de zinc y el sol dándole en su punto hacia que la casa se sintiera aun más caliente y por ende el calor era aún más insoportable, pero aún así para ellas no dejaba de ser un día hermoso.
—No voy a jugar —Soltó Darlin cuando vio que Darleni le había matado la segunda ficha; la única que le quedaba, solo había podido sacar esas dos y su hermana se la había matado juntas.
—No puedes dejar de jugar Darlin, no seas mala perdedora —Dijo Darleni con el ceño fruncido.
—Además yo aún tengo dos muertas y Darleni tiene otra —Prosiguio Ángela fortaleciendo la opinión de Darleni.
—Pero yo tengo las cuatros dentro —Interrumpió la pequeña a Ángela, Darleni se echó a reír asiendo que esta se cruzará de brazos enojada.
—No te enojes Darlin eso no es nada, podrías ganar si la sacas una a una, estarás detrás de ella y puedes matarlasela todas o por lo menos una —Decia Ángela mientras tiraba sus dados. Entonces fue el turno de ella y pudo sacar la primera ficha—. Vez ya tienes una afuera —prosiguio Ángela; duraron en el juego unos cuatros minutos y se detuvieron cuando Ángela recibió un mensaje de Adalia el cual decía que las pasaría a buscar en treinta minutos y que esperaba que estuvieran listas. Ningunas se había bañado, pero conociendo los treinta minutos de Adalia sabia que les daría tiempo a eso y mucho más, Ángela se vistió con una ropa holgada, un pantalón que no le quedaba ajustado más bien algo ancho y una blusa por igual algo ancha, Darleni miró su nueva forma de vestir extrañada, Ángela siempre había dicho que una mujer delgada no podría vestir con ropa holgada ya que la hacia ver muy fea, pero he aquí una Ángela con ropa holgada.
—No me mires así, me di cuenta que está ropa es cómoda —Dijo mirando a su hermana.
—Tendrás pocas ropas si me das todas las que te quedan ajustada.
—Compraré más cuando pueda.
—¿Por que haces eso Ángela? ¿Alguien te dijo que no te quedaba bien? Por qué te mintió, te quedan bien.
—¡No me quiero ver bien! —Exclamó alzando un poco más la voz, llamando la atención de ambas menores—. Quiero vestir así aceptame ¿bien?
—Okey, al fin y al cabo es tu cuerpo puedes vestirte como quieras —La chica tomó la ropa que su hermana le había sacado esta mañana y la empezó acomodar en su lado del armario. Adalia llego en esos momentos así que dejó la mayor parte para arreglar después encima de la cama.
—Te queda bien ese nuevo look —Comentó Adalia al ver a su amiga salir de la habitación.
—Mentirosa —Contestó Ángela riendo.
—Oye no, es en serio.
—Ha Darleni no le gusta, piensa que no es mi estilo.
—Uno va cambiando de estilo, tu también lo harás niña cuando seas un poco más grande.
—¿Tu cree? En realidad no veo la necesidad de que ella quiera cambiar su estilo, pero claro como le dije es su cuerpo —La menor se encogió de hombros y salió de la casa. Ángela le puso candado a la casa y fue hasta donde la vecina.
—Hola vecina, si mi madre pasa por aquí dígale por favor que nosotras salimos con Adalia al parque del centro —La mujer se secó las manos porque estaba fregando y camino hasta la puerta.
—¿Estas mejor?
—Cada minutos mejorando, no es nada grave; mañana voy a empezar a trabajar.
—Bien, me alegro que estés mejor, si la veo le digo.
—Gracias —La chica se despidió y salió de la vista de la mujer caminando hacía sus hermanas.
—Adalia se está burlando de ti dijo...
—Es mentira —Interrumpió la chica tomando a la niña y tapandole la boca esta se soltó y empezó a correr, todas salieron tras de ella hasta que Ángela se sintió un poco mal y dejó de correr.
—¿Estas bien? —Preguntó Adalia al estar al lado de ella.
—Estaré bien —Respondio la chica.
—Te bebiste las pastillas verdad, sabes que no te puedes descuidar de eso.
—Yo se lo recuerdo siempre —Protestó Darleni.
—Sí, ella me lo acordó en la mañana —Dijo caminando con la más pequeña agarrada de manos, un minuto después llegaron al parque y ambas niñas empezaron a correr hasta los columpios escogiendo entre rojo y amarillo.
Adalia y Ángela se sentaron en un banco que da frente a las chicas y aunque este estaba un poco alejado se podían escuchar los gritos que daban ambas cuando una de ellas empezaba a empujar su columpio de la otra, Adalia quería aprovechar para preguntarle como había estado en todo este tiempo, pero Adalia no sabía como inicial esa conversación, no sabía si ella quería hablar del tema tenía miedo de abrirle sentimientos y herirla, pero también quería hablar; preguntarle qué haría si estaba embarazada o si tuviera una enfermedad; aunque lo último Dios la libre había repetido en su cabeza, la vida era injusta y Ángela nunca mereció que le pasara eso y quizás si ella le hubiese caído atrás esa noche ella estuviera bien pero claro, como había repetido anteriormente no estaba en nuestras manos que pasará o no pasará aquello.
Adalia carraspeo aclarando su garganta —¿Como te has sentido en estos días? —Preguntó por fin iniciando una conversación, Ángela no estaba segura que responder, había llorado en las madrugadas quién sabe cuántas veces, que su cabeza le daba vuelta y vuelta preguntándose ¿qué pasará con ella? ¿Cómo podría superar algo así? viendo lo costoso que era pagar un sicólogo prefería tratar de superarlo como se le hiciera posible pero cada segundo que pasaba era peor que el otro y más peor, mucho peor.
#2389 en Novela contemporánea
drama amor humor, amor odio romance pasion, realeza futuro romance secretos
Editado: 10.08.2022