La tarde de Ángela pasó rápido entre juegos y burlas, Darleni fue la vencedora en aquella guerra de parchís ya conocida por las tres hermanas, en la noche no había mucho que hacer, ya que Ángela lo había echo todo ella sola, teniendo tanto tiempo libre sus hermanas no tuvieron que hacer los quehaceres de la cama y muchos menos arreglar su ropa, Ángela lo había hecho todo. Al día siguiente la joven se levantó con la alarma a las seis en punto que había colocado en su celular, esa era la hora que normalmente ella se levantaba para ir a trabajar pero que había desactivando después del incidente. Bostezó y se levantó de la cama, caminó hasta salir al patio preparó su agua en una cubeta y entro al baño envuelta en una toalla, salió de aquel lugar a las seis y veinticinco minutos se vistió y puso la greca en la estufa para colar un café, Ángela salió de su casa a las seis y cincuenta y cinco de la mañana tomó su autobús provisto que la llevó hasta la calle del establecimiento. Antes de entrar respiró profundo, sabía lo que le esperaba de aquellas personas que se habían enterado de su caso que aunque no salió por la noticias -y agradecía- al ella faltar tanto le era necesario a Kevin y a Adalia decir que había pasado, sabiendo ellos que Ángela es una mujer muy cumplidora no se comerían el cuento de que ella tenía una gripe aunque sea la más grande existente.
—Buenos días —Saludó la chica al entrar a la cocina por la parte de atrás, el grupo que estaba le devolvió el saludo y algunos empezaron a preguntar que le había pasado.
—¿En serio no sabes? —Cuestino Ángela sorprendida a la primera que se le acercó, estaba segura que todos se habían enterado o solo tal vez era su cerebro jugandole una mala broma.
—Kevin a estado muy misterioso con eso y ni decir Adalia solo decían, pregúntenle a ella cuando vuelva —La mujer intentaba imitar la voz de Kevin.
—Y la que menos quiere decir sobre que te dijeron en el hospital es Mercedes, está con el mismo misterio que Kevin y Adalia —Habló uno de los varones.
—¿Vas a decirlo? —Preguntó la que había hablado primero.
—Seguro está embarazada —Entro en la conversación el encargado del restaurante.
—¡Cállate mauro! —Protesto Kevin.
—No quisiera hablarlo ahora, podrían darme tiempo —La chica colocó su delantal.
—Claro cariño, tampoco es obligatorio decirlo, es más si quieres nunca lo digas no le debes a nadie —Respondió Mercedes mientras fregaba una olla.
—Tú porque ya lo sabes dices así —Protestó la que había hablado primero.
—Sí, pero no fue porque estuve de corbetera queriendo saber lo que no me incumbe, simplemente estaba ahí cuando la enfermera lo dijo —Algunos de los chicos empezaron a reír por lo que había dicho Mercedes, la mujer se cruzo de brazos mirando a Mercedes.
—¿Me estas diciendo corbetera?
—Esta confirmando que está embarazada —Saltó la otra, era como si Ángela no estuviera presente no se podría imaginar lo que habían hablado cuando ella no estaba.
—Corbeteras y al que le sirvió el sombrero que se lo ponga —Gritó la señora Mercedes terminando de fregar la olla—. Basta debo seguir en mis asuntos —Salió caminando en medio del grupo y se fue a una esquina, algunos de los chicos siguieron riendose, Kevin era uno de ellos, el chico se acercó a Ángela la cual no sabía como reaccionar ante el asunto.
—Hola flaca, ¿adivina qué? —Dijo Kevin estando frente a ella la chica empezó a arreglar las losas para que a las cocineras se le hiciera más fácil servir los pedidos.
—Tu esposa dio a luz.
—¿Adalia te lo dijo?
—No, tonto; no me dijo nada ¿acaso no me pediste que adivine?
—Pero no pensé que lo harías, ¿eres una maga o bruja? —El joven soltó una carcajada negando con la cabeza.
—No! Lo supuse por tu cara de felicidad, fue lo único que me llegó a la mente ¿y que es?
—Es una chica, se llama jimena.
—Esta bonito ese nombre, felicitaciones serás un buen padre te lo aseguro.
—Gracias, muchas gracias señorita —Hizo una reverencia y se fue lentamente del lugar, Ángela sonrió al ver eso mientras seguía en lo suyo, después de largas horas de trabajo pero antes de las ocho y media llego Adalia y entro junto a Ángela a servir los platos que entregaba Mercedes y las otras cocineras.
—Te traje la cosa —Comento Adalia, Ángela suspiró mirándola.
—Me la hago en la casa mejor, guárdala en mi mochila.
—Bien, regreso en un momento —Adalia entró a la cocina mientras Ángela seguía sirviendo. Al cabo de una hora Adalia volvió se había quedado hablando con Kevin, este le contaba sobre lo que había pasado entre Mercedes y las cocineras.
—Me dijeron que la señora Mercedes le dio su rapapolvo a Verónica y su grupito.
—Hay si —Ángela soltó una carcajada—. Y Verónica ya tu sabe quilladicima —Siguió diciendo la joven.
—Esta bueno! me alegro, es muy freca con sus cejas mal pintadas —Ángela echó una carcajada llamando la atención de algunos de los comensales Adalia echó otra pero menos llamativa.
—Van a decir que soy una loca —Comentó Ángela mirando hacía las mesas. Adalia negó con la cabeza y empezó a servir algunos platos que pasaron.
Al terminar la primera hora ambas jóvenes pasaron a la cocina para poder comer su almuerzo, en esta etapa del día, medio dia; le daban una hora para que comieran, Ángela sintió que pronto vomitaria, se levantó tratando de no llamar la atención y se fue al baño, vomitó toda la comida que había tragado en su estómago, aunque siguió vomitando cuando lo que se había comido ayer si eso quedaba aún en su estómago; Adalia entró para darle toquecitos en la espalda, le echó agua en la cabeza y cuello mojando su cabello, Ángela tomó un buche de agua para enjuagar su boca también para calmar las arcadas que le proporcionaba el sabor asqueroso en la boca.
—Te cayó mal la comida. ¿Te desayunaste? —Preguntó su amiga poniendo una hebra rebelde de cabello con el grupo.
—Se me olvidó —Susurró tratando de acomodar su delantal.
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Editado: 10.08.2022