Kevin se quedó mirando la joven que miraba desganada el restaurante, también vio como intentó colocar un mechón de pelo rizado junto al moño mal echo que tenía. Contó las veces que suspiró y las veces que subía el pie en el contén y lo bajaba.
—¿Vas a entrar si o no? —Kevin caminó hasta la entrada, era por atrás del restaurante por dónde entraban todos los empleados y por dónde recibían los pedidos para la despensa.
—Eso creo —Titubeó, La chica se encogió de hombros dando un paso adelante pero sin concluir su entrada.
—Me imaginé que no ibas a tardar tanto en regresar —Comentó el chico viéndola recostandose en el marco de la puerta.
—Me conoces bien.
—Son tres años trabajando juntos, conozco lo suficiente como para saber que viniste porque no encuentras que hacer en tu casa —Estaba seguro que tenía la razón y lo confirmo cuando vio una risita salir de la boca de la chica.
—Estas en lo cierto, además no fue para tanto. Todo está bien.
—Llegas tarde, te vas temprano y para el colmo llegas tarde otra vez —Protestó el encargado del restaurante.
—Bueno, bueno, calmese ya Mauro! El señor Nelson le dió tres días y ella solo se tomó dos, se lo dijo a usted mismo o ya se le olvidó, además vio lo mal que estaba antes de ayer —Gritó la señora Mercedes mientras caminaba hacia Ángela.
—Pero ella no debió venir — ñComentó Adalia mirándola con el ceño fruncido. Ángela suspiró al verla, no entendía que había echo mal si habían quedado en verse aquí por mensaje.
—No! nos incumbe o nosotros lo que ella elija, es su vida —Volvió a protestar Mercedes—. Entra ya — Continúo pasándole el delantal.
Ángela lo tomó y se lo colocó en la cintura entró por completo al restaurante y se quedó mirando a su amiga la cuál giró sobre sus talones llendose a otro lugar, Ángela se fue tras ella tocándole la espalda.
—¿Sucede algo? —Cuestionó la joven cuando estuvo al lado de su amiga.
—Que se supone que debiste esperar, ir a uno de esos lugares que te dió la sicóloga.
—Claro que no Adalia, puedo usar el día que tengo libre para eso, además estoy bien —Adalia negó con la cabeza.
—Espero que sirvas por el día completo —Dijo y salió de su vista, Ángela la vio desaparecer por la puerta hacia el centro del restaurante donde estaban los comensales, luego de prepararse bien paso también las puertas para tomar los pedidos de las mesas que le tocaban. Agrego diez a su pequeño cuaderno y se devolvió a la cocina.
—¿Sabes que le pasa a Adalia? Anda como enojada —Pregunto Ángela al acercarse a Kevin, el chico se volteó hacia ella pasándole un pedazo de queso blanco.
—No lo sé, es tu amiga si no sabes menos yo —Contesto Kevin luego de haberse encogido de hombros, Angela suspiró.
—Tienes razón.
—Habla con ella a la hora de la comida tal vez está triste, no sé, ustedes las mujeres son complicadas.
Ángela sonrió por lo último, pensó que tenía la razón—Lo mejor es que hable con ella, es verdad —Responde mientras empezaba a tomar en sus manos los primeros platos que habían pedido en su libreta, terminó de entregar el último plato y se fue a otras mesas.
—Buenos días, espero su orden —Una señora muy sonriente la miró antes de hablar.
Al cabo de varias horas había hecho algunas treinta entregas de aquí para allá y de allá para acá, llegó la hora del almuerzo y tomó su comida, se preparó un plato de pasta que había cocinado Kevin, normalmente las hacía muy rica más adelante rebuscó por todos lados a dónde se había ido Adalia y la encontró al final del todo sentada en un banquito de plástico sola.
—Estas aquí —Dijo al llegar a su lado, tomó algo, una silla tipo de bar y se sentó al lado de la chica con su plato en el regazo.
—¿Cómo estás? —Cuestiono Adalia mirándola.
—Estoy bien, lo sabes. No tienes que estar preocupándote.
—Ya sé que estás bien; no es eso, Estás bien ahora pero luego al rato ya no.
—Bien, eso era antes ya no pasará además no entiendo tu punto, no vez que estoy bien.
—Eso espero Ángela, aquí todos trabajan duro y no se toman días sin venir a trabajar sin que le descuenten el día.
—Pero acabas de decir que no debía venir no entiendo, Además mi caso es especial.
—¿Por qué?
—¿Cómo que por qué? en serio lo preguntas, porque no me sentía bien, no estaba con salud por lo que me pasó.
—Nunca le trajiste las indicaciones del médico a Mauro, sin embargo Mercedes y Kevin han estado como arañas para que tu salario salga completo.
—Adalia si el dueño del restaurante no ha tenido queja por qué tú la tienes, has visto todo lo que he pasado.
—¿Y porqué pasó?
—¿A qué te refieres?
—Olvidalo Ángela, ya terminé, anda se te hará tarde —Adalia se levantó del asiento y salió de la vista de la chica, está se sintió algo incómoda y se le había cerrado el estómago, quitándole las ganas de comer. Se levantó del asiento y caminó hasta donde estaba la señora Mercedes.
—Podrías empacarme la comida, me la llevaré —Dijo pasándole el plato.
—Pero no has comido nada —Reprochó la señora después de agarrar el plato en la mano.
—Ella siempre está asiendo mucho drama —Comentó Adalia, Ángela la miró con el ceño fruncido cruzándose de brazos—. Anda Ángela, cómete eso.
Mercedes le devolvió el plato y está lo tomó en las manos—De igual manera te empacare algo para tus hermanas —Dijo sonriendo amablemente.
Ángela le devolvió el gesto. Caminó hasta una silla de plástico y sin nadita de ganas comenzó a comerse toda la comida, la que podía o la que pudo porque al final la que sobró la voto en el basurero.
Se levantó del asiendo y empezó a trabajar nuevamente, cuando terminó su jornadas salió sin despedirse de Adalia, se había enojado con ella, no podía creer que ella sabiendo su situación empezará atacarla de esa manera. Al llegar a la casa se ducho, arreglo la greca para colar un café que al final quién lo atendió fue Darleni. La adolescente le pasó su taza de café mientras está se mostraba pensativa rascando nada en la mesa.
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Editado: 10.08.2022