Nikolai miró las flores del jardín por la ventana de su habitación en el palacio, había llegado ayer de México y había sentido la gran diferencia de una ventana de un palacio a una ventana de un piso de diez de altura, era notable la diferencia y supo en ese momento que le gustaba más aquel piso en el cielo que en el palacio, acomodó algunas chaquetas negras y pantalones finos, seis en total; no sabía cuánto tiempo duraría en republica dominicana quizás más tardar una semana ya que, el señor Nelson podría ser muy caprichoso.
Acomodó algunos que otros polos blancos, era un país caluroso no pensaba ir vestido de trage todo el tiempo, además pensó en montar caballo así que empacó un poco más de lo acordado.
—Acabas de llegar y ya te vas, me molesta mucho; sobre todo...
—¿Quieres ir? —Interrumpió las quejas de su hermana mayor.
—En serio Nikolais, crees que quiero andar de cola como la Francesca.
—¿No?
—Si, pero no como ella. Quiero estar en un puesto mucho mejor.
—No te preocupes hermana ya...
Nikolai fue interrumpido por un grito, Alisa salió corriendo de la habitación de su hermano gritando que debía arreglar sus maletas, nunca había viajado fuera del país así que eso la había emocionado bastante. Alisa le llevaba tres años años a nikolais pero en muchas ocasiones él parecía más viejo que ella, está era una de esas.
—Hola Robin, esa es la maleta sácala y llévala a fuera. Las maletas se irán primero.
—Bien alteza, por cierto la reina lo pide en su habitación privada.
—Muchas gracias Robin —El joven salió de la habitación dejando a Robin, caminó un largo pasillo pasando por los grandes escalones de la izquierda sin bajar la planta.
Tocó dos veces la gran puerta de la alcoba de la reina y un pase se escuchó del otro lado, al abrirlo sintió un aroma a té de manzanilla que inundó sus fosas nasales calmando cualquier estrés presente.
—Mi niño —La reina lo saludó con un beso en la mejilla y este se dejó llevar por su madre a uno de los muebles—. Te sucede algo —Lo dijo más como una afirmación que como una pregunta, conocía bien a su hijo.
—Solo es estrés, estoy bien —La mujer lo miró detenidamente, no podría engañarla y él lo sabía.
—Si eso es lo que quieres que sepa pues no te obligo —Le sirvió una taza de té y este la tomó en sus manos bebiendo un solvo.
—No, te voy a decir; más que nadie eres la única que me puede decir la verdad aunque me duela —Nikolai puso la taza en la mesa y acomodó su chaqueta quitando un botón para estar más cómodo.
—Es tan grave.
—No lo sé, aún no. Se trata de Francesca, mamá creo que he elegido a la mujer incorrecta.
—¿Y cuál es la correcta?
—La que se acople a mi vida.
—Bien y que no se te olvide, que la ames ¿Amas a Francesca? Porque si lo haces solo es cuestión de charla.
—Ese es el problema —El joven tomó la taza otra vez para terminar de beber su té.
—La charla?
—No.
—¿No la amas?
—La quiero mucho, no es lo mismo lo sé pero tengo miedo de enamorarme de la persona incorrecta, quiero que todo sea perfecto.
—Nikolai no siempre será todo perfecto, eso lo aprendí cuando me casé con tu padre.
—Al menos debió empezar así no crees, no me quiero casar con esta inseguridad.
—¿Quieres algo perfecto? o ¿Quieres una mujer perfecta? Yo conozco varias. Búscate a una condesa, esa la hija de...
—Mamá! ni siquiera he terminado con Francesca y ya me estás recomendando otra chica.
—Bueno, no te lo quería decir pero esa chica no me agrada.
—En serio? Que novedad?
—Nikolai! ¿Qué estás diciendo? Es verdad, es verdad sé que soy difícil de aceptar cuando se trata de nueras. Yo solo quiero que mi hijos estén felices, bien.
—Entiendo, estoy feliz con ella pero me falta algo. No sé que es.
—Nikolai, si no es ella es otra y no importa si me traes aunque sea la más fea del mundo pero que la ames y que estés feliz con ella, yo la acepto.
—Muchas gracias. No le digas eso a tus otros hijo por favor.
—No lo haré —Nikolai se levantó de la silla y la abrazó—. Bien me tengo que ir haré otros negocios en republica dominicana, dame la bendición.
La reina sonrió y le dió un beso en la frente, Nikolai salió de la habitación y al llegar a su habitación encontró una desesperada Alisa.
—Acaso no irás a despedirte de tu madre Alisa —La chica abrió la boca para hablar y sin decir nada salió casi corriendo de la habitación, nikolai negó con la cabeza salió de su habitación y bajó las escaleras encontrándose con Jonathan está vez estaba solo.
—Jona —Nikolai se paró en el escalón.
—Niko.
—Nos decíamos esos nombres cuando éramos más pequeños.
—¿Qué nos pasó?
—Crecimos, somos hombres diferentes, con pensamientos e idea diferentes —Nikolai se acercó a él quedando frente a frente.
—Tu y yo no somos tan diferentes Nikolais.
—Eso crees. Dime algo que me convenza.
—Tu y yo no somos tan diferentes. Peleamos por lo que queremos y cuando algo no está en nuestra manos nos estresamos, nos duele la cabeza.
—A veces el pecho.
—Y debes en cuando la espalda. No sé que tiene que ver eso pero duele —Ambos se echaron a reír—. Yo te quiero hermano.
—No te pongas sentimental pero yo también te quiero. Nos queremos —Nikolais camino rodeándolo—. Voy a terminar con Francesca.
—No seas tonto, no tienes que hacer eso por mi.
—No es por tí, es por mí.
—¿A qué te refieres?
—No lo sé, me siento desesperado siento que nuestra relación está fuera de control.
—No lo hagas, inténtalo. Sea lo que sea, trabajarlo y superarlo será la mejor opción. Ustedes se ven bien, así que, no arruines eso.
—Bueno, está bien. Es la primera vez que me aconsejas, Gracias —Jonathan sonrió y le dió un abrazo—. Si vez a tu hermana dile que la espero en el automóvil.
—Esta bien —Se despidieron, Nikolai salió a fuera miró los portones, la gente que usmeaba desde lejos, los niños correteando, las mujeres tratando de agarrarlos. Los fotógrafos que al parecer no se cansaban. Estaba pensando ¿qué era exactamente lo que quería? quería esto con Francesca o quería algo distinto. Estaba confundido, es malo recibir consejos diferentes un mismo día.
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Editado: 10.08.2022