—¿Ángela? —Su voz adormida la sobresaltó, estaba sentada en la mesa de la sala esperando que él se despertará, cocinó y esperaba que a él le gustará lo que había hecho que por esa misma razón había esperado por segundo que despertara, entró media nerviosa a la habitación y lo vió sentado en la cama sus ojitos más verdes de lo común y medio inflamados que le resaltaban un color azulado en las orillas, su cabello despeinado que lo hacían lucir como un malo y los botones de la camisa a mitad de camino, santos cielos Principe que bien se ve pensó ella—. ¿Te vas a quedar viéndome a me darás un abrazo?
—Te fuiste ayer —La chica se encogió de hombros aún parada frente a la cama.
—Antes de ayer, y de todos modos estoy seguro que me extrañaste tanto como yo lo hice —Angela sonrió nerviosa, Nikolais no hablaba mentira la había extrañado cada segundo desde que despegó en ese avión y ella estaba ansiosa por su llegada lo único que no pensó era que, fuera tan rápido.
—Ven —Nikolais abrió los brazos y Ángela media tímida se acercó lentamente subiéndose en la cama, lo abrazó fuertemente y se acurrucó en su pecho respirando el olor de su colonia de principe, las niñas empezaron a pelear y Ángela y Nikolais se echaron a reír.
—Han arruinado este momento —Dijo ella aún en su hombro, Ambos se separaron mirándose de cerca, Nikolais depósito un beso en su frente y luego en su nariz.
—No esperes un beso en la boca debes pedirme que sea tu novio no soy un fácil.
—Por Dios, ridículo —Se alejó para bajar de la cama.
—Di lo que quiera pero tengo dignidad —Ángela giró los ojos y se levantó de la cama dándole un manotazo en el pecho, ambos fueron hacia afuera.
—¿Que sucede? —Preguntó Ángela al momento de ver a sus hermanas.
—Mira Ángela, ella siempre se envidia de mí, ¿desde cuándo le gusta el azul? Solamente hay un solo de ese color y no me lo quiere dar —Darleni fue la primera en hablar.
—hay dos verdes y un rosado —Se defendió Darlin—. A mí no me gustan esos colores.
—Cometelo mira a ver si te jaltas con él —Darleni se levantó del suelo y se fue a una esquina con los brazos cruzados.
—Yo puedo comprarte otro de ese color —Comentó Nikolais.
—Por Dios Nikolais, claro que no. Ni siquiera saben andar en él.
—¿En serio? La mejor creación para no tener que caminar —Dijo él.
Nikolais tomó una en sus manos, era una de esos patines eléctricos que no tenían agarradera que solo una persona con equilibrio andaría y aunque Nikolais no lo uso en su adolescencia sabía montarlo. El joven eligió uno y se subió andando toda la casa.
—Mi pregunta es ¿Por qué compraste tantos?
—No sabía cuántos niños tenía la vecina y quería traerle un regalo. Veo que es una buena amiga tuya. ¿A dónde estabas? ¿Renunciaste? ¿Quien nos va a mantener?
—Deja de hacer tantas preguntas.
—No. Dime, lo exijo como tú futuro novio —Ángela sonrió negando con la cabeza.
—Estaba en la fiscalía —Nikolais se detuvo frente a ella y se apio del juguete, arrugó su vista mirándola, Ángela le pasó la denuncia y este la tomó empezando a leer.
—¡Que rayos! ¿Quien es ese invecil? ¿Dónde pasó esto?
—Es que me, ay! pero ahí lo dice Nikolais —Le enseñó señalando con sus manos—. Pasó en el restaurante.
—Wow, no, no, vamos; vas a tener que renunciar. Lo siento por el señor Nelson, ese hombre podría volver y realmente no quiero tener que romperle la cara a una persona antes que termine el año.
—Pero ellos no tienen que ver.
—No me interesa Ángela, quiero que estés a salvó bien, por favor; hazlo por mí que veo que ni siquiera por ti lo quieres hacer cuando deberías protegerte.
—¿Pero, quién nos va a mantener?
—No te preocupes buscaré un empleo.
—Santos cielos Nikolais tu nunca has trabajado, por favor; además esto me entretiene.
—Vamos hacer un negocio familiar, no lo sé; algo que te guste pero no, no seguirás trabajando ahí; por favor mi vida —Lo último hizo que Ángela se reiniciará sin mencionar que el hombre se acercó a ella y la abrazó y siguió balbuceando en su hombro—. Por favor, por favor.
—Esta bien, está bien —Nikolais se despegó de ella y le dió un beso en la nariz. Darleni sonrió viendo eso, nunca se imaginó a Ángela con un novio y le casuaba risa verla.
—¿De qué te ríes? Eh eh —Ángela se acercó a ella y empezó acerle cosquillas, Darleni empezó a gritar.
—No, no, ya no lo haré más, por favor Ángela, para! para!
—Bien, parare pero si vuelves...
—No, no, no. Está bien.
—Salgan con los patines, no pasen de la casa de su mamá por favor —Miro a Nikolais el cuál se había quedado viendo la escena con una sonrisa—. Tenemos que hacer una deligencia.
—Ya sé que van hacer, los escuché. Está bien —Ambas niñas tomaron cada una los patines, al final Darling eligió los rosado que estaba usando Nikolais y salieron afuera, Ángela le hizo seña a la vecina y salió.
—¿A dónde vas mujer?
—Tenemos que salir afuera para tomar el autobús.
—Ay no mi cielo, somos pobres pero no tanto —Comento Nikolais sonriendo; Sacó de su bolsillo unas llave y tocó la bocina del carro, Ángela miró detrás del principe.
—Oh, no vi eso.
—Por que necesitas lentes, ven —Ángela sonrió, Nikolais le abrió la puerta y ella entró en el auto sintiendo el olor a nuevo, algunas personas se quedaron viendo la escena hasta que él principe entró también en el carro—. Por cierto cariño no te acostumbres —Dijo el joven mientras prendía el carro.
—Por que tendrás que venderlo para mantenernos, ya lo sé.
—No me refería a eso, si quedamos en banca rota se vende uno de tus riñones que veo que lo usas tanto.
—Nikolais! —Ángela lo miró apretando los buche—. A qué te referías entonces?
—Fui muy caballeroso, para la próxima nada de eso pasará.
—Ya estás sacando tus uñas verdad —Nikolais empezó a conducir para salir del barrio.
—Ay no te imaginas, yo soy una gata, miau! —Ángela se echó a reír a carcajadas y Nikolais la acompañó—. Vaya me perdí.
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Editado: 10.08.2022