Ángela agarró a Nikolais por un brazo para intentar calmarlo. La madre de Ángela le había dicho que olvidará eso ya que, no sabría exactamente si esos delincuentes podrían ser los responsables aunque un amigo de ella le había dicho que cierto hombre había roto una puerta pero no sabía si se trataba de esta casa en específico.
—¿Pero Ángela cuál más? Acaso hay más casas con la puerta rota, no lo estoy asiendo por las cosas que se robaron porque eso lo puedo comprar pero faltarte el respeto de esta manera, Ángela vives aquí; naciste aquí y mira lo que hicieron.
—Nikolais hay gente así en el barrio, de eso se trata somos gentes de bajo recursos que haría lo que sea para conseguir lo que necesite —Ángela lo agarró del brazo—. Por favor, además tampoco hay que asegurar que fueron ellos.
—No, no es justo que se quede eso así, llamaré a Gabriel —Nikolais sacó su celular y marcó el número de Gabriel luego le mando un mensaje.
"Puedes venir hasta la casa de Ángela, le han robado y han escrito cosas horribles para ella, te mando la dirección en un momento.
*Enviar*
—Te voy a decir dónde vive, vamos se quienes son —Dijo su madre y Ángela negó con la cabeza.
—Mami por favor ya olvida eso, no quiero problemas.
—Hija tu novio tiene razón, ellos me conocen y a ti también. Además de robarte faltarte el respeto mira lo que escribieron —La mujer negó con la cabeza y miró al joven.
—Vamos —Ambos salieron de la casa montándose en el carro de Nikolais, ella le dió la dirección verbalmente mientras él iba conduciendo, se detuvo en una esquina mirando al grupo hablando y riendo entre ellos—¿Creés que ellos fueron? —Cuestino Nikolais viendo lo normales que se veían. Pensó que se encontraría con delicuentes con caras de malandros y viendo estos hombres jóvenes con uno que otros tatuajes en la piel.
—Ellos son los únicos delincuentes de este lugar, son los que controlan este lado.
—Voy a salir. Solo voy hablar con ellos.
—Oye, no deberías hacer eso, esa gente es peligrosa espera a tu amigo.
—No puedo esperar a nadie, debo investigar además seré educado y ellos se ven amables —Nikolais salió del carro y caminó hacia el grupo, la madre de Ángela se quedó dentro del carro al menos si no la ven no pensaran nada malo.
—Hola —El joven saludó al llegar al grupo, algunos de ellos devolvieron el saludo y otros se quedaron en silencio mirándolo.
—¿Ese carro es suyo? —Preguntó uno de ellos y Nikolais afirmó con la cabeza.
—No debería estar por aquí gringo, ¿Anda perdido? —Comentó el que estaba sentado en la galería de la casa.
—No, para nada; conozco parte de este lugar...
—¿Entonces qué gringo? Viniste directamente hasta acá.
—Hicieron un robó en una propiedad cerca de aquí.
—¿Y usted piensa que fuimos nosotros?
—La gente dice cosas.
—La gente puede decir toda la mierda que quiera, nosotros vendemos no robamos, si que puede que haya uno que otros ladroncillos en el barrio pero no roban dentro de él. Yo me encargo de que no lo hagan.
—¿Y entonces como es que roban casi la casa completa de alguien y no te enteras? no tienes el control de tu gente al parecer.
—Mira gringo, eres muy valiente al venir acá y querer culparme de algo que no sé, pero no voy aceptar que me eches eso encima.
—No los culpo de nada, ya lo tengo claro; tú dices que eres el que controla el barrio pero. Alguien entró a su barrio a robar y ustedes no se enteraron, wow que control ¿no? —Nikolais se cruzó de brazos, el hombre se levantó de la silla cruzando sus brazos. Miró a unos de sus colegas y este se encogió de hombros.
—No hay ningún robo, este gringo solo quiere atención, deberías darle no —Sacó un arma y la sobó.
—Dale, dale, dame la atención que según tú yo quiero, pero sí te aviso que hay un robó y fuerte. Se llevaron hasta la caja de fósforo y dejaron cosas escritas en la pared de la casa de mi novia, es obvio que fue personal. No sé quién haya Sido pero pasó y no estoy mintiendo. Llamé a un colega a ver si me da una mano pero se supone que los que tienen el control son lo que deben actuar en estás cosas verdad y estoy hablando de tí ¿Cómo te llamas? —Cuestionó al que se había levantado del asiento.
—Dime taffi, el gringo habla verdad —Se volteó hacia el grupo—. No tiene que venir aquí hablar mentira no tiene sentido, alguien robó ¿Y que pasa que yo no me entero de esto? pásame la puta arma Gregorio.
—Primo de verdad no ha sucedido nada.
—¿Quiere que lo lleve a la casa? —Interrumpe Nikolais, el chico lo miró con el ceño fruncido.
—Oigan todos! Hubo un puto robo en nuestro barrio. Acaso ustedes no están pendientes de si entra un palomo a nuestro lado, ya bajaron lo de Cancino y nos avergonzaron maldita sea! Desde cuándo ya no tenemos el control! Diablos! —Este hombre parecía ser el jefe de la pandilla, le arrebató el arma al que tenía al frente y siguió a Nikolais junto a otros tres; al llegar a la casa, Gabriel se encontraba allí con seis de sus agentes armados, se miraron entre sí y Nikolais entro a la casa. Ningún bando tendría conflicto ya que, Nikolais era el mediador de ambos.
—¿Quienes son ellos? —Cuestionó Gabriel al principe cuando entró a la casa junto a él.
—Es una pandilla —Lo miró—. No es la que robó obviamente. Vez! —Dijo mirando al jefe de la pandilla el cuál estaba mirando las letras escritas en la pared este hombre conocía de quién era la casa.
—Eso es una mariconeria escribirle esas frases a una mujer, es obvio que fue alguien específico que conoce a la dueña de la casa —El hombre se topó con la madre de Ángela frente a frente—. Ángela no debería de pasar por esto, es una persona tranquila.
—Sí, y César me dijo que fueron ustedes que hablaban de romper una casa, pero no vayan a darle problema a este hombre que ya está viejo y habla mucho embute.
—Ese maldito César, ese viejo me va a meter en graves problemas! Conozco a esa muchacha nos criamos en el mismo patio, ni siquiera por un millón le haría algo así — Ángela salió de la habitación miró a su madre y luego a Nikolais.
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Editado: 10.08.2022