Cruel tempestad

Capítulo 12º Amanecer turbio.

Cuando llega el ocaso se queda sola ante sus sueños, y los últimos rayos de sol protegiendo sus secretas esperanzas, que desea pernoctar en su corazón, que abra sus puertas, cuando la noche aparece y la ilumine, con la luna reflejada en su mirada.

De pronto... A ella le vino un pensamiento, uno de esos que atraviesan la mente de repente, de pronto su corazón tuvo un latido doloroso de esos que sacuden el alma.

Se miró al espejo y se preguntó, ¿qué pasa?, no puede adivinar, pero si puede sospechar, se hizo ideas, se llenó de un miedo que trataba de arrancarse del pecho, no podía, no sabía cómo lograrlo.

Ella ama a un hombre, al hombre perfecto, aquél de sus sueños, aquel con el cual compartía sus abrazos y caricias.

Ella cerró los ojos, hizo oídos sordos, calló los gritos de su sexto sentido, no quiso pensar, evitó sentir, no se permitía dudar, no de él.

No puede creer, en no volver a verlo, quiere pensar que se volverán a encontrar

Lo cierto es que a solas cuando la noche avanza ella llora en su cama, sufre en la oscuridad cuando el mundo no la ve, sufre en silencio cuando nadie escucha, ella misma siente sus palabras y se consuela.

Ha pasado una semana, desde la desaparición de David, y flotan sobre las aguas del mediterráneo, el yate ya no tiene gasoil para continuar, de eso se encargó Damián, que cada día está peor.

Ya no es el gran deportista, el tenista famoso, ahora es un depredador, su mente esta perturbada, y llena de odio, no recuerda nada de su vida anterior, es un ser totalmente desconocido.

Su comportamiento es agresivo, siempre de mal carácter, bebe mucho, se asea poco, tiene barba de varios días y está muy descuidado.

—¡Mujer, prepara algo para cenar! —Grita Damián.

—Espera un momento, estoy recogiendo, todo esto, está en el medio.

Damián sin esperar un segundo se acercó a Melissa, y le dio dos bofetadas en la cara, ella intento defenderse, separándose de él,

pero él se le acerco más y la empujo, tirándola al suelo y comenzó a darle patadas, sin parar.

Melissa intentaba levantarse, apoyándose sobre el gran sofá del salón, Damián la cogió de los pelos arrastrándola, por toda la superficie del salón, llevándola hasta la popa, intentado tirarla al mar.

Melissa se resistía y logro arañarle en la cara, con lo cual Damián la soltó y ella pudo escapar, corriendo se fue a su suite donde se encerró.

Damián no piensa en claro, va a la suite de Amanda, ella está leyendo un libro, intentando no pensar en el caos que es su vida.

—Deja, ¡de leer!¡No es hora, prepara algo de comer!

—Prepáratelo tú, que ya eres mayorcito, ¿no crees?

—¡Yo soy quien, manda aquí, harás lo que yo te diga!

—¿En este yate sin radio, sin gasoil, donde la comida cada día escasea más ?, ¡dentro de poco, no tendremos nada, Damián!

—¡Tengo hambre, muévete, a la cocina!

—¡Ya te he dicho, que no pienso prepararte nada!

Damián, se abalanzó sobre ella, de golpe Amanda no se lo esperaba y no pudo reaccionar , el comenzó a golpearla en la cara, a darla puñetazos en los costados , ella se defendía como podía, pero él tenía más fuerza , estaba fuera de sus casillas, Amanda se veía acorralada , pero tenía que salir de esa situación, así que como pudo le metió los dedos en el ojo , hundiéndoselos bien fuerte , él se levantó de golpe del dolor , echándose mano a los ojos,, le había dado bien , Amanda salió corriendo de la suite , sangraba por la nariz y sentía mucho dolor en el costado.

Fue al baño y se miró la cara, toda despeinada, llena de sangre y con un ojo morado, tenía que pensar en algo...

—¡Melissa, Melissa!

—¿Qué pasa, Amanda?¡Por Dios, que te ha pasado!

—¿Y a ti, que te ha pasado, Melissa? A mí me lo ha hecho, tu marido, se ha tirado sobre mí y ha empezado a golpearme.

—A mí me ha intentado, tirar al mar, después de pegarme también.

—Y no solo eso Melissa, hace tiempo que quiere abusar de mí, viene a mi suite, a toquetearme, y todo eso ya sabes..., yo me he defendido bien hasta ahora, pero está fuera de sí, es muy peligroso.

—Tendremos que hacer algo, ya ni tan siquiera parece una persona, va sucio, desaliñado, solo saber beber, gritar, la cabeza no le va bien, se ha convertido en una bestia sin control. No lo reconozco como el hombre que conocí hace cinco años, ni tan siquiera con el que vivía, engreído, presumido, perfeccionista, altanero, y con aires de superioridad...

—Cierto Melissa, Damián, se ha perdido, en su propio mundo, pero nosotras somos sus presas, tarde o temprano terminara, con nosotras,

—Si eso parece, al menos a mí, me quiere tirar por la borda. Tal vez se quiera quedar contigo, Amanda. Creo que está obsesionado contigo, yo notaba que te miraba, que estaba pendiente de ti, y a veces te comía con la mirada, pero pensé que eran imaginaciones, paranoias mías y no lo tuve en cuenta.

—Pues tenemos que pensar en un plan, nosotras somos dos Melissa, podremos con él, si unimos nuestras fuerzas.

—Tendremos que estar alerta día y noche y juntas, esa será nuestra salvación Amanda.

En medio del mediterráneo parece un yate fantasma, iluminado en la noche por la luna, las tres vidas que lleva en su interior, son como tres lanzas buscando un objetivo al cual alcanzar, en una lucha por sobrevivir...

 




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