No he podido dormir, las palabras de Natalhy siguen dando vueltas en mi cabeza. Es aun de noche cuando alguien golpeó la puerta, sin que respondiera la puerta se abrió. Cristóbal entró contemplándome preocupado. Detuvo sus claros ojos sobre los míos confundido por mi tenso semblante.
—Pensé que llegaría tarde.
Lo mire sin entender. Luego se sentó en la cama examinando mis heridas. Su expresión entre dulce y tranquila me daba cierta calma, al fin podía sentirme segura, aunque no olvido lo que me había dicho Natalhy. No sé si por eso mismo mi semblante sigue rígido. Se quedo fijo en mi rostro y con gesto inquieto me preguntó.
—¿Pasa algo?
Suspire alejando mi mirada de él.
—Hay una promesa pendiente... —respondí sin decirle la verdad.
—Lo sé, por eso estaba fuera, hay que realizar una enorme cantidad de trámites para obtener el permiso del comité de vampiros. Ahora dime que paso con Marcos —aquí se puso muy serio, no se si su expresión severa va dirigida a mi o hacia Marcos.
—Una chica humana llego a pedirme ayuda e inconscientemente trate de salvarla —baje la mirada— pero fui inútil no pude protegerla...
—Marcos pudo haberte matado —me interrumpió con cierta brusquedad— no vuelvas a hacerlo.
—No me importa —respondí con rebeldía fijando mi atención en su rostro—. Si otro viene a pedirme ayuda no se la negare, además ese tipo no pudo matarme...
—Porque no quiso hacerlo —agregó terminando mi frase.
—¿No quiso? pero si no fuera porque llego Víctor yo hubiera muerto —no entiendo sus palabras.
—Él ha matado a muchos vampiros de un solo golpe, y es curioso que no haya querido matarte —se colocó pensativo—. Debes evitarlo, siempre que se organicen las Noches Sangrientas es mejor que te quedes encerrada.
—¿Noches Sangrientas? —le pregunté sin entenderlo y arrugando el ceño ante la liviandad con que trataba el intento de asesinato de Marcos conmigo, "curiosidad" no era una palabra que me esperaba de él al saber lo que había pasado.
Un poco incomodo tragó saliva, y luego con seriedad sin mirarme agregó:
—Cada cierto tiempo se organizan fiestas de cacerías de humanos.
Lo mire sin creer lo que he escuchado. ¿Acaso atrapaban a seres humanos solo con la intención de cazarlos y hacerlos sufrir? Es demasiado cruel para aceptarlo, así como así, ensombrecí mi mirada apretando los dientes. Olvido que estoy rodeada de vampiros asesinos.
—No utilizamos personas inocentes —exclamó fijándose en mí una seria expresión—, la mujer que quisiste defender mató a varios niños pequeños, era una psicópata, secuestraba niños, los torturaba y después los mataba. Estaba condenada a muerte, al igual que los otros. El gobierno nos facilita aquel tipo de gentes...
—Pero aun así, no es correcto —le dije tragando saliva.
—¿Por qué debemos sentir consideración por gente como esa? —preguntó y noté cierta frialdad en su mirada. Como vampiro tal vez le es difícil entender lo que he querido decirle, no clamo por la vida de aquellos criminales sino el sadismo utilizado para matarlos, recordando la muerte que Marcos le había dado a esa mujer. Suspiro algo molesto.
Su atención se detuvo en la copa de sangre llena sobre la mesa. Arrugó el ceño.
—Víctor me dijo que llevas días rechazando la sangre otra vez —habló cambiando de tema mientras tomaba la copa en su mano.
—No quiero beberla —respondí con seriedad arrugando con mis manos las mantas de la cama.
—Sino buscas que te maten tu misma buscas como morir —intentó sonreír, pero solo mostró una mueca ligera.
—No me interesa vivir esta vida —indiqué molesta y me quedé sorprendida ante la dolorosa mirada de Cristóbal quien se llevó la copa a sus labios.
Se acercó sin decirme palabras, y cuando vi que estaba a muy corta distancia de mi quise alejarme, pero me tomó de mentón con fuerzas sin permitirme poder mover mi rostro, sentí como sus tibios labios se posaban con timidez encima de los míos, pero luego con fuerzas se presionó contra mi boca, coloqué mis manos en su pecho empujándolo para que me liberara de tan brusco beso. Sin soltarme empezó a empujar el líquido que tenía en su boca obligándome a beber. Siento una vergüenza enorme, este es, aunque suene ridículo, el primer beso que recibo, aunque más que beso solo lo hace para obligarme a beber sangre.
—¡Detente! —le grité media ahogada cuando apenas había separado sus labios de los míos. Me contempló con un gesto triste que no me dio ánimos de gritarle más.
—No mueras —indicó y tomó más liquido de la copa acercándose a mí.
Esta vez no puse resistencia y lo deje acercarse, no sé la razón, pero de alguna forma tal vez ansiaba sentir sus labios otra vez, pero cuando deslizó su mano hacia mi nuca e inconscientemente acarició mi cabello pude darme cuenta de que no piensa en mí, veo tristeza en la leve mirada que me da y la ansiedad de su beso que no es normal hacia una mujer que acaba de conocer me confirman que piensa en ella, en aquella mujer de la que me había hablado Natalhy. Tal vez fue por ello que mis lágrimas comenzaron a deslizarse por mis mejillas. Me duele saber que a pesar de que siente mis labios no es en mi en quien piensa.
Me aleje con brusquedad, me quedo mirando tratando de entender por qué y más aún su atención se deslizó a mis lágrimas, no quise mirarlo desvié mi atención a otro lugar, pero él tomándome del mentón fijo sus ojos sobre los míos.
—¿Por qué lloras? —Tragó saliva— Perdóname yo no quise hacerlo...
—"No entiendes" —pensé, pero solo moví la cabeza intentando sonreír. Apoye la cabeza en la almohada, me siento tonta y avergonzada. Me prometí no volver a dejar que Cristóbal vuelva a besarme de esa manera.