Cuando me haya ido

7. Chat

De repente la vida de Tiziana empezó a tomar sentido, se sentía bien poder hacer algo bueno por alguien, saber que podía hacer feliz a alguien la hacía sentir feliz a ella. Así que planificó todo para darle a Silvia la mejor sorpresa del mundo.

Diego, por su parte, pidió permiso el fin de semana del concierto, Mariela lo cubriría para que el pudiera estar a disposición de Silvia y llevarla apenas tuviera noticias de Tiziana. Aun no le había escrito, pero le prometió que lo haría y, aunque se sentía ansioso, pensaba que ella no le iba a fallar.

Era domingo por la tarde y Diego se encontraba en su casa en la computadora mientras Silvia dormía una siesta, estaba aburrido, así que entró a mirar que había por el Facebook.

«Diego, hola». Le saludó Fiorella.

«Hola Fiorella, qué bueno que me hablas. Quería darte las gracias por todo. Tu amiga se ha puesto en contacto conmigo y todo está en marcha, gracias, de verdad no lo hubiera conseguido sin ti».

«De nada, era lo mínimo que podía hacer por Silvia... ¿Cómo está ella?».

«Bien, está bien. Mucho mejor de lo que se esperaba, la verdad».

«Me alegra mucho saberlo, Diego».

Él sonrió sintiéndose halagado por la preocupación de aquella desconocida y mientras conversaban, se metió de nuevo a observar el perfil de Tiziana. Ya eran amigos, así que ahora podía ver sus fotos y sus comentarios. Era linda en realidad, y en su perfil personal había fotos de ella con sus amigos, con su familia, con un chico que parecía ser su novio. Eran fotos normales, nada de allí delataría que era una persona famosa o especial, y eso le agradó.

«Diego». Le saludó de repente.

«Hola»

«Qué bueno verte en línea. Quería avisarte que ya está todo listo, llego el viernes a las nueve de la mañana al hotel, quizá sería bueno que estén ahí un poco antes porque luego se llenará de gente y será difícil entrar con Silvia».

«¿Tan famosa eres?». Preguntó él, le parecía difícil imaginarse hablando con una de esas artistas que hacían que la gente se amontonara en las afueras de los hoteles con la esperanza de verla salir un rato.

«¿Qué?».

«Bueno, perdón por la pregunta. Como dices que se llenará de gente… Tú perdona, si no fuera por mi hermana no sabría de ti».

«¡Oh, gracias!». Respondió Tiziana y Diego se arrepintió de haber escrito aquello.

«Bueno, no me tomes a mal, siento no ser admirador de tu talento. No te enfades…»

«No me enfado. Solo bromeaba. Lo cierto es que a veces me gustaría que hubiera más gente que no supiera que existo».

«¿Qué quieres decir?».

«Que ser famosa no siempre es divertido, cuesta salir a la calle tranquila, ir a tomar un helado como cualquiera, o hacer cosas que deseo hacer sin estar pensando en si alguien me verá o me quitará una foto. A veces tengo un mal día y no tengo ganas de sonreír, quiero estar de mal humor o enfadada. Pero si me cruzo con alguien y me pide una foto, entonces debo fingir… No me hagas caso, son tonterías mías».

«Es curioso, todas las chicas sueñan con ser famosas y tu sueñas con pasar desapercibida. Ha de ser cierto eso que dicen que los seres humanos nunca estamos satisfechos, ¿no?».

«No digo que no me guste, pero no siempre es bueno. Supongo que es como todo».

 «Quizás, ahora que lo dices yo también a veces odio lo que hago y a veces… No, siempre lo odio ja, ja, ja».

«¿Qué haces, Diego?». Quiso saber ella.

«Nada interesante, soy mesero en un restaurante de un hotel, pero antes estudiaba medicina en la universidad... Tenía una beca y me quedaba muy poco por terminar…».

«¿Y qué pasó? ¿Por qué lo dejaste?».

«Es una carrera que consume mucho tiempo, y yo tengo que encargarme de Silvia. Ya ves, son prioridades».

«Lo entiendo y lo siento... ¿Ese era tu sueño?».

«Es una pregunta complicada porque no sé si alguna vez tuve un sueño, y si lo tuve, ya lo he olvidado. Hay veces que soñar ya no sirve para nada, pero supongo que podemos llamarlo así, siempre quise estudiar medicina».

«Yo pienso que nunca es tarde para soñar y menos para convertir esos sueños en realidad».

«Eso lo dice una chica que logró de entre mil chicas cumplir su sueño de ser cantante profesional. Es fácil desde tu posición. La verdad es que no creo que las otras miles de chicas que soñaron con cantar y ser famosas como tú, pero no lo lograron y hoy están trabajando tras un mostrador de supermercado o en alguna tienda de ropas, piensen de esa manera».

«Bueno, tampoco para que me lo digas de esa forma... Perdón, yo solo quise ser amable».

«No, perdóname tú a mí. Eres amable… Lo siento, la verdad. Admito que soy como una nube negra, me cuesta verle el lado positivo a la vida luego de tantas cosas sucedidas».

«Lo entiendo, pero creo que todo sucede por algo... Me gusta pensar que las cosas que vivimos en la vida tienen un propósito superior que a veces no podemos entender desde el principio».

«Si lo que dices es cierto, ¿por qué crees que mi hermana tiene que morir?».

«No lo sé, Diego. Y de nuevo siento mucho eso… de verdad».

«No te preocupes, tú no tienes la culpa, nadie la tiene».

«Bueno… Lo que quería comentarte es que tú y tu hermana se pueden quedar en el mismo hotel que yo los tres días que estaré por allí, así tendremos mucho tiempo para pasar juntas ella y yo».

«Ah, sí… por supuesto… Pero creo que me tendrías que haber avisado como cien años atrás para poder empezar a juntar el dinero para pagarlo».

«Eres demasiado negativo. Ya lo pensé todo, lo tengo cubierto y he reservado una habitación para ustedes. Lo que no sé es si necesitas algo especial para ella».

«Ah no, no lo puedo aceptar. No voy a aceptar eso, si quieres paga por ella, pero no pagarás por mí».

«¿Es en serio? ¿Y qué harás? ¿Ir y venir? Hazlo por ella Diego, sabes que la harás feliz. Además. ¿qué tiene de malo?».




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.