Una semana después...
— No, por favor. Ya déjame. Soy tu padre y te exijo que me sueltes — . Dijo, la voz de un hombre. Se me hace conocida...
Una risas neuróticas se escucharon como eco en la habitación — Supongo —
— No seas impertinente padre, sabes que no lo haré. Además, te lo mereces. —. Dijo un voz femenina con diversión.
— Piedad, por favor, piedad —. Un sollozo.
— Yo no tengo piedad con nadie que no se lo merezca —. Su voz se volvió fría y calculadora. Un disparo se escuchó impactando contra algo seguido de un grito tortura.
— L-lo siento...
Me despierto sobresaltada y sudando frío, las sabanas estaban enredadas en mis pies y la cama estaba hecha un desorden debajo de mi. Aún llevaba la ropa que había usado para salir ayer cuando fui a ver a Zillah y Kanna.
La pantalla de mi teléfono se ilumina sonando la canción de None of my business de Cher Lloyd.
Hum, una llamada. Atiendo sin ver quién es el que llama.
— ¿Aló...? ¿quién es?
— Soy yo, Wyatt. Quiero hablar contigo ¿nos vemos en Café & Rosa, ahora?
Dudo un momento en aceptar, pero termino haciéndolo, tenía curiosidad de lo que tenía que decirme.
— Bien ¿a qué hora?
— Ahora mismo si es posible. Te estaré esperando allá.
— Vale —. Cuelgo sin esperar su respuesta.
Me levanto de la comodidad de mi cama para ir a darme una ducha.
Cuando salgo de la ducha me coloco unos pantalones capri azules y una camisa de mezclilla blanca. Dudo un momento en si dejarme el cabello suelto o recogido. Pero finalmente lo dejo suelto para que se seque.
Luego de terminar de arreglarme, tomo mis cosas y salgo de mi casa.
***
Entré a la cafetería y busque con la mirada a Wyatt. Lo vi en uno de los puestos más alejados de la multitud. Me le acerqué caminando despacio. Levantó la cabeza para verme cuando me coloqué frente a el.
— Hola... —. Susurré nerviosa ya que llevábamos una semana sin saber uno del otro y sin hablar.
— Hola. Siéntate.
Le obedecí y me fijé en que ya había pedido mi café. — Bien. Ahora dime lo que querías contarme.
Suspiró — Primero te quiero pedir disculpas por lo que pasó en la fiesta, de verdad lo siento...
— No te preocupes por eso, ya los disculpé. —. Le interrumpí.
Sonrió abiertamente y me abrazó. Me tensé al instante ya que no me lo esperaba, pero terminé por devolverle el abrazo. Nos separamos y el aún seguía sonriendo, pero después de unos segundos esta desapareció y el nerviosismo se apoderó de el.
— Hay otra cosa que quiero decirte —. Se rascó la nuca con nerviosismo —, es difícil y vergonzoso de decirlo. —. Tomó una gran bocanada de aire y dijo —, me gustas, Nesrin. Desde el primer momento en el que te vi, se podría decir que fue amor a primera vista. Pero no creo en esas tonterías —. Rió. Mi respiración acelerada combinaba a la perfección junto con la de el. —. Pero debería empezar a hacerlo. Cuando vi lo que Blake estaba haciéndote me molesté, me molesté mucho. No sabes cómo disfruté cada golpe que le daba. —. Miraba a todos lados menos a mí —, no sé si sientes lo mismo por mí, que yo por ti. Y si no es así lo entenderé, solo quería quitarme este peso de encima, y vaya... me siento liviano sin ese peso cargando sobre mi...
Busqué mi valentía donde estaba bien ocultada y lo besé. Solo fue una presión de mis labios sobre los suyos, delicados y carnosos.
Me aparté de el con la cara roja y susurré sin verle a los ojos — Tu también me gustas, Wyatt... y... —. No me dejó terminar cuando me tomó por la cintura, me colocó cobre su regazo y me besó.
Este no era una simple presión, era un beso necesitado — por parte de ambos —, lleno de pasión, amor y lujuria. Me dejé llevar por el, enredé mis manos en sus cabellos y moví mis labios acorde con los de el. Nos separamos por la falta de aire. Sonreímos mutuamente y escondí mis cara en el hueco de su cuello aspirando su aroma.
El pecho de Wyatt vibró cuando rió.
Me dejó volver a sentarme en mi puesto. La camarera vino y Wyatt se encargó de pedir la comida mientras yo revisaba los mensajes que me había mandado Nate.
Nate : ¿cuando nos perdonarás? me siento muy mal por dejarte pero no quiero que me ignores...
Tranquilo, ya los disculpé.
Al instante respondió.
Nate: ¿Enserio? ¡GRACIAS! quiero verte. ¿puede ser el sábado en la tarde? quiero enseñarte algo.
Bien, ¿te veo ese día a las 6:00?
Nate : Bien
***