¡Cordiales saludos a todos! lamento la demora por el capítulo, la verdad es que estuve enferma y no podía subir capítulo nuevo desde entonces, pero bueno, ya estoy aquí ¡espero que disfruten el capítulo!
Aquí les dejo una playlist, espero que les guste.
I love u, i hate u -- Gnash
Hoy ya era domingo y en solo unos minutos llegarán por nosotros a recogernos para ir a Transilvania.
Estaba muy nerviosa. No tenía ni la menor idea de qué pensaron los vampiros al verme llegar con Wyatt y Nate, es decir, ¡Los príncipes vampiros más importantes de toda Transilvania!
Mis manos sudaban mucho, tuve que limpiarlas en mi pantalón varias veces. Y temblaban levemente. ¡Agh, cómo odiaba esto!
Nate me observaba con una expresión cansada pero a la vez divertida.
—¿Puedes ya dejar de caminar de un lado a otro? me pones los nervios de punta. —dijo con hastío.
Giré los ojos pero le obedecí.
Me quedé frente a la ventana mirando hacia el exterior. Fruncí el ceño. Wyatt salió hace horas y aún no ha llegado. ¿Que estará haciendo?
—Ven aquí, y ya deja de hacer eso. Me pones aún más nervioso. —dijo acostado desde mi cama.
—¿Qué? —pregunté con brusquedad.
Fruncí aún más el ceño con confusión y acercándome a el.
El miró hacia otro lado con algo de molestia, ¿Y a este qué le pasa?
—Eso, fruncir el ceño y mirar a todos despectivamente. Molesta.
Resoplé con hastío y me tumbé sobre la cama cerrando los ojos a la vez. Abrí los ojos y lo miré. El aún seguía con la mirada perdida.
Pasaron unos segundos y él no dijo absolutamente nada, se quedó rígido y serio en su lugar.
—¿En serio? —le pregunté mientras miraba hacia el techo.
Con un encogimiento de hombros y mirada de indiferencia, negó. —Solo a veces.
Y luego volvió a ignorarme de manera olímpica.
Suspiré intranquila y me levanté. Cogí las maletas y las llevé a la sala y ahí me quedé a esperar a que llegara el taxi que nos llevaría a Transilvania.
Mientras yo revisaba cualquier cosa en mi teléfono cuando la puerta se abrió y entró Wyatt con un hombre desconocido.
Wyatt sonrió ampliamente y se acercó a mí para dejar un casto beso en los labios.
—Rin, esté es el chófer que nos llevará a Transilvania.
El señor se acercó a mí y me tendió la mano, diciendo con una sonrisa genuina —: Soy Fred, un gusto conocerla, señorita Miller. —dijo cordialmente.
Le sonreí con afabilidad.
—El gusto es mío, señor. —acepté su mano. Su apretón era firme y duro—. Iré a avisarle a Nate que ya han llegado. Mientras, ustedes pueden tomar asiento, si necesitan algo, solo avísenme.
Sin esperar respuesta subí las escaleras. Nate aún estaba acostado en mi cama y con los ojos cerrados. Parecía muerto. No se movía, si no lo conociera ya estuviera pensando que se murió. Pero en realidad, el cuando duerme se queda quieto como una roca.
Me acerqué a su lado. —Nate, ya han llegado.
Nada.
—Nate... Nate... —lo moví de un lado a otro. No despertaba. Ya ahora sí estaba considerándolo muerto—. Nate... Maldición, Nate, despierta de una jodida vez. ¡Nathaniel!
—Ya, ya. Ya te oí hace rato. —dijo abriendo los ojos y mirándome con molestia.
Me alejé de el indignada, ¿¡Me hizo perder la poca paciencia que tenía para "despertarlo" cuando en realidad ya lo estaba!?
Pues así parece.
—Eres muy molesta a veces. Dile a Wyatt que bajo en unos minutos. Oh, y ni te atrevas a llamarme por mi nombre completo. —gruñó él.
Giré los ojos. —Idiota...
Y me fuí de ahí con un portazo.
Bajé las escaleras echa una furia, ¿cómo se atreve? Él sabe que tengo poca paciencia y me hace gastarla de esta forma ¡maravilloso!
—¿Desean algo? ¿jugo, café, té...?
—Té está bien, gracias —dice Wyatt con una pequeña sonrisa— ¿y tú... Fred?
—Está muy bien.
Asentí con un amago de sonrisa.
—¿Te sucede algo? —pregunta Wyatt preocupado.
—No, nada. Solo que tú hermano es un idiota —le informo con un encogimiento de hombros.
Wyatt sonríe aliviado. Pero su sonrisa no parecía genuina. Se le veía algo preocupado y cansado.
—Eso no es nada nuevo ¿y qué te dijo? ¿ya viene?
—Sí, dijo que en unos minutos bajaba.
Él asintió conforme con la respuesta.
Fuí a mi cocina a preparar el té de manzanilla. Cuando está listo tomo los dos pocillos y los llevo a la sala.