Cuando nuestro amor florece

23 | Desesperación

21 de enero de 2021

Giselle

—¿Sabes qué le pasaba a la señora Priscilla? Salió echando humo..—Irene me dijo en cuanto llegué a la cocina de nuevo.

—Sucede que la señora considera que soy una mosquita muerta, dice que no se cree tanta amabilidad de mi parte y que piense dos veces antes de actuar. Por supuesto no pude evitar responder para ponerla en su lugar y pues me dió una cachetada, también se la devolví. —Le comenté, ella me escuchaba con atención. —Por más que sea la esposa del señor, tampoco le voy a permitir que me trate como se le dé la gana, no me agradan en lo absoluto las personas como ella.

Por no decir que ella en específico jamás me ha agradado. El día que ella entró a mi vida, se llevó a lo que más amaba en el mundo.

—Está bien lo que hiciste, si ella comenzó a tratarte mal tenías que responderle. La señora es demasiado grosera la mayor parte del tiempo, y cuando pierde los estribos solo se pone peor. Lo que sea que te haya dicho en cuestión, no le hagas caso.

—Eso fue todo, por suerte parece que no va a regresar por aquí en un tiempo. Y sí, la verdad no me afecta lo que piense de mí, ella puede ir por la vida pensando que soy una mosquita muerta, una estúpida y todo lo que quiera, pero, mi trabajo es con los niños y a ellos los adoro así que no me importa lo que diga Priscilla. Para que me importase su opinión tendría que volver a nacer.

—Me alegra saber que no te dejes pisotear por nadie, Priscilla cree que por tener dinero tiene el mundo en sus manos cuando no es así. Como sea lamento que te haya hecho pasar un mal momento.

—No tienes que disculparte por algo que tú no hiciste Irene querida, además el mal rato ya pasó. Bueno, es momento de la cena y no deberíamos seguirlo aplazando.

—Parece que es así, no sé si deberíamos esperar al señor puesto que son más de las ocho y no ha llegado todavía.

—Los niños ya deben comer, creo que es bastante tarde y no sabemos a qué hora vendrá el señor puesto que se retrasó. Mejor sirvámosle a los niños para que puedan irse a la cama que mañana tienen escuela.

Irene le sirvió a los niños y comió con ellos, luego de eso los acompañé a acostarse para que pudieran dormir. Si hay una regla en casa es que los niños deben estar en la cama máximo a las nueve, pase lo que pase.

—Me voy a descansar ya, no olvides comer —Irene me dijo con una sonrisa en el rostro.

—Voy a cenar ahora mismo, no te preocupes. Descansa.

Me despedí de ella y no pasaron más que cinco minutos hasta que la puerta se abrió.

—Buenas noches —saludé a James y a su hermano Andrew.

—Buenas noches April ¿Qué haces despierta? —me preguntó con una sonrisa en el rostro.

—Estaba esperando a que llegara, hay algo que me gustaría comentarle —necesitaba que él supiera que Priscilla estaba buscándome, tenía que decirle sin importar qué.

—De acuerdo, entonces acompáñanos a cenar y me cuentas —siempre era demasiado amable conmigo.

—Un momento, pasen a la mesa mientras les sirvo la cena —salí corriendo a la cocina antes de que pudiera decirme algo más.

Me encargué de servir la cena lo más pronto que pude, la verdad quería hablar con él, por suerte tampoco me incomodaba la presencia de Andrew.

—Muy bien April...¿Qué es lo que tienes para decirme? —inquirió viéndose tan guapo como de costumbre.

Por el amor de Dios Giselle, pon atención y deja de pensar en estupideces.

—Su esposa vino hace un rato, bueno, y sin querer terminé escuchando algo que no debía. Ella estaba hablando por teléfono con alguien, le dijo que necesitaba encontrar a Giselle Alderidge porque estaba segura que al ella encontrarla, usted iba a acceder a darle la mitad de su fortuna apenas supiera que la vida de Giselle estaba en manos de Priscilla.

Apenas le dije soltó un suspiro de frustración, sin embargo, no parecía tan sorprendido. Lo mismo de Andrew, ambos estaban actuando como si ya lo hubiesen sabido.

—Muchas gracias por comentarme esto, Priscilla está loca de verdad...¿Y es que acaso no piensa en las consecuencias que podrían traer todas sus mentiras? Esoy harto de tener que lidiar con ella.

—También vino a llevarse un poco de cosas, dijo que no seguirá viviendo aquí y que tampoco le interesa visitar a los niños, pero que puede que a sus padres sí, que de igual manera hablaría con usted en los próximos días en su oficina.

—Hasta que la loca decidió dejar a mi hermano en paz —Andrew soltó.

Por supuesto no pude evitar reírme, que ellos no estén juntos más me llena de alegría el alma.

Lo de ellos siempre fue una mentira, era yo quien debía estar en el lugar de Priscilla. Soy yo quien debía haberse casado con James.

—Disculpen que me ría, de verdad, no he podido evitarlo —cubrí mi boca tratando de disimular.

—No tienes que disculparte, por supuesto que a todos nos alegra que Priscilla se haya ido.

—Al final, se fue de casa discutiendo conmigo. Me ha dicho que soy una mosquita muerta, y que tenga cuidado con mis acciones.

—¿Lo ves Andrew? Priscilla lo único que me trae es problemas, lo lamento mucho April en verdad.

—Lamento la indescreción, no obstante, no comprendo quién es Giselle. Quizá no me compete en lo absoluto, es solo curiosidad. —De hecho, esta era mi oportunidad para averiguar ciertas cosas y como no soy una tonta, no pienso desaprovecharla.

—Es bastante complicado de hecho, pero, Giselle es mi ex novia. Me casé con Priscilla porque mi padre me obligó a hacerlo cuando en realidad deseaba casarme con Giselle, ella por supuesto le guarda una especie de rencor debido a que considera que nunca me olvidé de ella. —Me explicó con una sonrisa en el rostro, parece que pensar en mí todavía lo hacía feliz. —Eso es todo, y ahora que me has dicho que la está buscando, haré todo para protegerla.

El corazón volvió a latirme con mucha más fuerza.

Mi mayor deseo es confesarle que soy esa mujer a la que amó un día con tanta devoción.




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