–¿QUIÉN ES EL CHICO?–
Me encontraba en mi habitación.
Daban ya la 8:00 am en punto.
—Parece que será un buen día—hablé para mi, mientras observaba por la ventana que se encontraba justo frente a mi cama.
Tomé unos libros para luego guárdalos en mi mochila, metí todos los materiales que ocuparía en la Preparatoria.
Estaba lista para bajar, me vi en el espejo una vez más, acomodando uno de mis mechones que cubrían un poco de mi rostro.
Sonreí un poco al espejo y tomé la perilla de la puerta, la abrí y caminé para luego bajar los escalones.
Llegué a la cocina y tomé un manzana que se encontraba en la mesa.
—Ainara, ¿Otra vez tomando lo que saco del refrigerador?—dijo mi hermana mayor mientras me veía molesta.
—No es mi culpa, creí que no era de nadie—le di una mordida y aún comiendola hablé—No está tan buena.
Aurora giró los ojos molesta y salió de la cocina dejándome sola.
Terminé la manzana y decidí avisarle a mi madre quien se encontraba en el patio trasero, podía observarla desde aquellas puertas de vidrio corredizas.
Abrí una de ellas y salí al patio.
Llegué a un lado de ella y me sonrió.
Tenía unos guantes, estaba pasando una planta al jardín.
—Hola Nara, ¿Lista para la escuela?, le diré a tu hermano que te lleve este día, tengo una junta de profesores en la universidad, no podré llevarte hoy. Y Aurora irá conmigo, llegará tarde de la Universidad hoy, por lo que tendrás que quedarte sola.
—Está bien mamá, voy con Adam.
—Me parece que ya está esperándote, date prisa y ten un buen día—se puso de pie y me dió un beso en uno de mis cachetes.
Salí del patio, para luego salir de la casa. Tomé la perilla de la puerta y salí al patio principal, este era algo pequeño, nada comparado con el de atrás.
Cerré el portón, y Adam estaba estacionado.
Lo vi detenidamente estaba cantando en el auto haciendo ademanes al ritmo de la música.
Solo reí un poco hasta que me vió.
Paró la música y se hizo el serio.
—Vamos entra—abrió la puerta del auto para que entrara.
Asentí aún con ganas de reír.
Él condujo pero seguía serio.
—No te sientas mal, hay muchas personas que lo hacen, incluso tu novia—lo miré y le sonreí.
—Nara, recuerda que mamá no sabe de ella, no quiero que se te vaya a salir decírselo.
—Tranquilo, pero, deberías tenerle confianza. Mamá te va a comprender.
Lo vi asentir hasta que llegamos a la Preparatoria.
Bajé del auto y le dije adiós a mi hermano.
Él se fue y vi como el auto poco a poco se alejaba. Solté un suspiro y decidí entrar al colegio.
Pasé por la puerta y vi a Mía, quien me abrazó fuerte y sonrió de oreja a oreja.
—Vamos, estaba emocionada de verte.
—Mía nos vimos hace dos días—reía mientras la miraba.
—Lo sé, pero a veces los chismes no pueden esperar tanto.
Y en ese momento mientras ella hablaba, y ponía cero atención fue cuando lo vi, ese momento, esos segundos, fueron los más lentos de toda mi vida.
Estaba ahí caminando hacia nosotras mientras Mía reía y yo estaba ida.
—Hola—habló mientras sonreía.
—Yo también—dije rápidamente.
Ambos se miraron al mismo tiempo intentado saber que era lo que tenía.
—Perdón—sonreí un poco—Hola.
—Descuida—tomó un papel de su mochila y lo revisó—¿Saben en dónde se encuentra el salón 3°B?.
—Sí, está en el tercer piso, es el tercer salón—Indicó Mía mientras señalaba la dirección.
—Muchas gracias—sonrió y se alejó de nosotras.
Lo miré irse y volví con Mía.
—¿Viste lo lindo que es?—pregunté sonriendo.
—¿Viste la cara de boba que hiciste?.
Me quedé seria.
—¿Lo hice de nuevo verdad?—cubrí mi rostro con mis manos para luego darme cuenta que estaba roja.
—Tenemos que practicar más, eres un jitomate andante-rió mientras me jalaba al salón.
Entré al salón y parecía que su rostro no se iba de mi mente.
En las clases apenas ponía atención, era como si quiera saber más de él. No me había pasado tal cosa, él había sido eso que llaman ¿Amor a primera vista?.
Al llegar la hora del descanso decidí caminar por los pasillos, aquellos eran realmente largos. En mis manos sostenía unas galletas y un jugo que anteriormente había comprado. Mientras comía las galletas miré a lo lejos a aquel chico de hace unas horas, estaba sentado en una de las bancas parecía estar escuchando música, tenía sus audífonos puestos; noté que había un lugar en el que podía sentarme, decidí hacerlo sin siquiera pensarlo.
Fingí no conocerlo, y solo tomé mi celular.
Él parecía no verme, miré a los lados intentando llamar su atención pero no lo hizo.
Tomé el jugo, el cual se me resbaló de las manos y calló en su uniforme.
Él se levantó de inmediato, y trataba de quitar el exceso que quedaba.
—Perdón, Perdón. No era mi intención—Tomé un poco de rollo que tenía en mi bolso y se lo di.
Él rió mientras lo tomaba y trataba de secarse.
Me quedé callada y solo lo miré.
—No te preocupes todo está bien, fue un accidente— mantenía la mirada en su uniforme.
—De verdad lo siento—Estaba tan avergonzada.
Él sonrió y me miró.
—Está bien, los accidentes ocurren. Por cierto ¿Eres la chica que responde también cuando te dicen hola?—Preguntó sonriendo.
Me quedé callada, mientras lo miraba avergonzada.
—Es broma, pero tú tranquila. Vamos...
Tomó mi mano y me llevó a la tienda escolar.
Me quedé parada esperando y el llegó con un jugo en su mano.
—Toma, se recompensa por el que se calló—Vi que se iba y lo detuve.
—Espera... Se me calló en tu uniforme, te mojé ¿Y tú me compras otro?.
—Claro—rió—Disfrútalo.
Vi como se alejó de mi y miré el jugo, aquel chico era difente, parecía ser tan positivo y sin pensarlo me mantenía de la misma manera.
—¿Por qué sonríes así?.